Este es un estudio en el cual se analiza el significado de algunos versículos que dentro de muchas congregaciones son tomados como apoyo para validar la creencia de una herencia eterna en los cielos.
Entre los ideales más bellamente acariciados dentro de la cristiandad está el de gozar en el cielo al lado de todos los seres queridos y amigos que ya murieron y que están aguardando el momento en el cual sus familiares vivos hayande partir hacia aquel glorioso lugar para reunirse y así vivir en plenitud el gozo eterno al lado de nuestro Salvador.
Los pastores frente al féretro sin vacilar galardonan alfallecido asegurándole un lugar en el cielo al lado de nuestro Salvador. Los amigos de la familia consuelan a la esposa, o a la madre con similares palabras
¡Qué cosa más linda son los pensamientos de este tipo pues todos los cristianos tienen asegurada la vida eterna en un lugar del cual debido a tanta felicidad y gloria no hay palabras suficientes para describirlo!
Dentro de este bello ideal la fe católica es mejor pues proporciona a sus fieles más facilidades para alcanzar ese regalo que la fe evangélica, pues entretanto la Iglesia no circunscribe a sus feligreses a tener que vivir pendientes de obedecer a Dios, la segunda sí se centra en esa condicionante. Desde este ángulo es obvio que la fe católica proporciona más ventajas que la evangélica pues no pone atención a qué clase de persona haya sido en vida, el ahora muerto es declarado llegando al cielo sin obstáculos para gozar en plenitud.
Pero aunque la balanza de la facilidad de ir al cielo se inclina más hacia un lado que al otro, católicos, protestantes y evangélicos convergen en el mismo ideal, es decir, el cielo es el máximo galardón a alcanzar. Pero aún hay más,no es necesario esperar hasta que el Señor Jesús regrese a levantar a su pueblo como dice la Biblia, sino que el cielo se alcanza inmediatamente que la persona muere, lo cual está testificado por las palabras de aliento dichas hacia la persona que ha perdido a su ser querido: “El alma de quien envida fuera... está ya al lado del Señor en los cielos”. O, “enviva siempre fue una madre abnegada y amorosa hacia sushijos, hoy ya no está aquí, pero desde los cielos está mirando con una sonrisa de amor y compasión a sus hijos queridos, y desde allá siempre los estará mirando”. O si el fallecido es hombre ya en el ataúd los cercanos lo declaran un gran amigo, un buen hijo, un buen padre, etc. aunque envida tales atributos no hayan existido, de todos modos, cualquiera que haya sido su condición los rezos que se hacena su favor sirven para cubrir sus faltas. Etc. Como quiera que sea, la piedad cristiana da por innecesario esperar tanto tiempo para ir al cielo; en muriendo, la persona, o su “alma” (que por cierto la religión no sabe qué es), es localizada al lado del Señor y de todos sus seres queridos, y amigos que le antecedieron.
Aunque todo este bello ideal ha permanecido inamovible en millones de corazones por mucho tiempo, en otros parece que la situación desde hace algún tiempo ha empezadoa cambiar, resultando que ir al cielo les parece contradictorio,sobre todo a quienes leen las Escrituras. Y la razónpara esa inseguridad se debe a que ni el Señor ni sus Apóstoles hicieron promesas acerca del cielo como morada final para los fieles; aquí es donde el pensamiento popular no encaja; por ejemplo, siendo que está establecido el tiempo cuando el Señor vendrá por segunda vez a la tierra a levantara sus elegidos, ¿de dónde entonces ha nacido la fe para estar enviando al cielo a muchos millones de personas que van muriendo? La respuesta nunca ha tenido respuesta enbase a las Escrituras sino en la tradición piadosa de la Iglesia, y desde allí ha sido exportada a las iglesias protestantes y evangélicas.
Como se está diciendo, el ideal de ir al cielo inmediatamente después de morir ha comenzado a perder credibilidad en los últimos tiempos, incluso algunos predicadores se preguntan en sus sermones ¿como puede ser posible que se piense en ir al cielo siendo que el Señor ha prometido volver a levantar del polvo a su pueblo?
En realidad quien ha ofrecido el cielo como morada es latradición cristiana, no el Señor, como tal, cualquier comentario o artículo escrito lo ofrece para los fieles, pero entretantotan bello regalo es ofrecido a los cristianos la enseñanza de Cristo nunca menciona tal cosa.
Bienaventurados los mansos, porque recibirán la tierra por heredad.
Las Bienaventuranzas son una porción de las enseñanzasde nuestro Señor bastante populares dentro del cristianismo y citadas frecuentemente en sermones y literatura pues su contenido proporciona gozo y esperanza sin par paraquienes se mantienen fieles a las enseñanzas del evangelio.
Curiosamente, las Bienaventuranzas son leídas como untodo, sin reparar en el contenido de cada una. Por cierto,esta bienaventuranza de Mateo 5:5, que el cristianismo toma como propia, es el mismo galardón prometido a los santos que agradaron a Dios siglos antes de venir el evangelio. Seguramente aquellos hombres nunca imaginaron que la recompensa a su fidelidad sería vivir en el cielo; pero bien, dejemos esto para comentarlo más adelante cuando hablemos sobre Hebreos 11:8.
En el contexto israelita dentro del cual el Señor hablabano era desconocida la máxima recompensa para los fieles a la observancia de la Ley, de donde se entiende fácilmente el trasfondo de las palabras de Salomón en Proverbios 10:30:
El justo jamás será removido, pero los malvados no habitarán la tierra.
Siendo este el concepto predominante en Israel las palabrasdel Señor no fueron novedosas, por el contrario, suspalabras tenían el propósito de reforzar en la conciencia del pueblo el galardón al cual se harían acreedores al obedecerla voluntad de Dios manifestada en el evangelio. Por cierto esta tierra nueva es el premio predominante en los profetas del antiguo pacto y en las Escrituras Griegas del Nuevo Pacto.
En el antiguo pacto alcanzar ese premio dependía de laobediencia a la Ley. El medio de salvación en el nuevo pactoestá constituido por la obediencia plena a las enseñanzas del Cordero de Dios. Pero aunque los medios en ambos pactos son diferentes, la recompensa para el pueblo de Dioses la misma, es decir la tierra en la cual morarán eternamente lo cual confrma Mateo 5:5.
El lector puede explorar las Escrituras del antiguo y nuevo testamentos con el propósito de corroborar cómo la tierrapor heredad está en la voz de los Profetas y de los Apóstolesy, por otra parte, descubrir que la esperanza de ir alcielo no formaba parte de la iglesia del siglo I. Maravillosamente encontrará que ninguno de los Apóstoles creyó oenseñó diferente a lo que el Maestro prometió en Mateo 5:5. En otras palabras, la iglesia no tenía la esperanza de ir agozar al cielo como recompensa por su obediencia, y ellector de las Escrituras debiera evitar interpretar las palabrasde los Apóstoles desde un punto de vista tradicional yaque entre la tradición y las palabras del Maestro hay contradicción.
La creencia de ir a cielo como recompensa es una contradicción extrabíblica tardía surgida en la obscuridad de creencias extrañas formadas dentro del cristianismo a lo largo de los siglos que debieran ser abandonadas por quienes buscan creer la verdad.
Mirar de cerca este asunto aunque sea brevemente puedeayudar a las personas que no están familiarizadas coneste tópico; porque desconocer la recompensa guardadapara los santos prometida por el Altísimo es la causa deesperar lo que Él no ha ofrecido. Comencemos pues mirandolas palabras del profeta Isaías 65:17:
Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra. De lo pasado no habrá memoria ni vendrá al pensamiento.
El propósito de Dios es acabar con toda la suciedad conla cual el hombre echó a perder el estado inmaculado de la Creación; la pregunta podría ser: ¿Cuándo se llevará a cabo esto? La respuesta es, remoción de esa impureza dará inicio cuando Cristo instituya su reino y finalizará en el día del juicio cuando todo quede consumado.
Pedro, en Hechos 3:21, hablando de esto dice:
A este, ciertamente, es necesario que el cielo recibahasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.
En Su reinado está incluida la restauración de todas las cosas, lo cual equivale a decir que será un período en el cual toda la Tierra entrará en un proceso de remodelación para restablecer todo cuando fue echado a perder por elpecado original y de esa manera volver todo a su estado primigenio. A esto se refere el profeta Isaías 65:17.
Posiblemente para muchos lectores el signifcado de las palabras de Pedro no sean familiares, pero para quienes lo entendemos sirve para confirmar el propósito del Altísimo cuando envíe nuevamente a su Hijo a la Tierra a cumplir suspropósitos anunciados por los protefas.
Póngase atención a lo que Pedro dice: “que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.”, haciendo con esto una cita específica a la declaración de Isaías 65:17, en otras palabras, al decir Dios pormedio de Isaías “yo crearé nuevos cielos y nueva tierra” él no entendió que esas palabras hayan de significar hacer desaparecer los cielos y la tierra actuales para crear otros, más bien signifcan volver los cielos y tierra actuales a su estado original.
Para el tiempo cuando Jesús nuestro Señor entregue su trabajo terminado, todo estará concluido y la Tierra estará lista para ser heredad a eternamente por el pueblo de Dios como dice en Mateo 5:5.
Esta tierra completamente restaurada es mencionada por Juan en Apocalipsis 21:1.
Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado y el mar ya no existía más.
En breves palabras, tanto Isaías 65:17, como Hechos 3:21, y Apocalipsis 21:1 se referen a la Tierra restaurada.
Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les ha preparado una ciudad.
El libro de Hebreos es la obra por excelencia para demostrarla superioridad del sacrifcio redentor de Cristo por sobre los sacrifcios establecidos en la Ley. Hebreos debió, en el siglo primero E.C., haber sido la cartilla para el pueblo israelita redimido por medio de la cual aprender las razones por las cuales fue necesaria la venida del Unigénito de Dios.
Así, en el capítulo 11 exalta los méritos de Abraham, Isaacy Jacob, particularmente los de Abraham, exponiendo que su fe fue el bastión principal desde donde alcanzó una preeminencia sin par ante los ojos de Dios pues ante la ordende Dios salió de su tierra sin saber específicamente hacia dónde iba.
En la interpretación del escritor de Hebreos, aunque a Abraham no se le declaró qué tierra era la prometida, él no marchó hacia la ventura sino hacia una posesión específica, una que muy pronto entendió no ser la pequeña porción de la tierra de Canaán sino algo mucho más grande. Claro que las palabras de Hebreos están confirmadas por Génesis 13:14-15 donde se lee:
Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos y, desde el lugar donde estás, mira al norte y al sur, al oriente y al occidente. Toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia para siempre.
La mención del norte, sur, oriente y occidente no fueron dichas por Dios para referirse a Canaán sino a algo de máximas dimensiones, es decir, la redondez de la Tierra. Como tal, Romanos 4:13 dice:
La promesa de que sería heredero del mundo, fue dada a Abraham o a su descendencia no por la Ley sino por la justicia de la fe.
Como puede verse en palabras de Pablo, a Abraham nole fue prometida únicamente la pequeña porción de tierra de Canaán sino el mundo completo del cual Canaán forma parte.
Siendo que los autores de las Escrituras Griegas del Nuevo Pacto entendieron correctamente que al Patriarca o a sus descendientes les fue prometida la Tierra entonces el lectordebe buscar cuál debe ser el modo correcto de interpretarlas palabras de Hebreos 11:16 bajo consideración. Debido aque entender las Escrituras requiere de cierto grado de experienciano disponible en todos los lectores es que este estudio le proporciona la explicación a fin entender correctamente este asunto. He aquí la explicación:
En Hebreos 11:10, acerca de Abraham, dice:
Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
Como se viene demostrando, Abraham entendió que la herencia prometida no se circunscribía a la pequeña porción de la tierra de Canaán sino a toda la Tierra, lo cual también fue entendido plenamente por los Apóstoles que lo confirman. A esa confirmación se viene refriendo Hebreos 11 en donde dice que aquel hombre anhelaba algo mejor, osea la ciudad celestial, una ciudad con fundamentos imperecederos, eterna, única. Esa ciudad es mencionada por Pablo en otras cartas con lo cual fortalece en sus lectores el anhelo de una herencia futura imperecedera. En Gálatas 4:16 él la mencionó diciendo:
Pero la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.
Puesto que no hay dos Jerusalén en el cielo (una que haya de permanecer allá para recibir a las personas que creen en el cielo como su habitación y la otra que va a descender según lo demuestra Apocalipsis 21:2, entonces la esperanza de una herencia especial conduce a creer que esa Jerusalén celestial descenderá desde el cielo para que nosotros los santos la posean. Lo crítico de esto coloca a la persona en medio de un dilema: dar crédito a la idea tradicional de subir al cielo o esperar a la santa ciudad que a su tiempo descenderá.
Los Apóstoles claramente hacen referencia a la Jerusalén celestial como la herencia preparada por Dios en los cielos para a sus redimidos, pero estar en los cielos de ninguna manera significa que los herederos hayan de ir allá, más bien la ciudad descenderá a la tierra.
De igual manera el Apóstol Pedro hace la misma referencia al decir en 1 Pedro 1:4:
Para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarchitable, reservada en los cielos para vosotros.
La frase reservada en los cielos para vosotros posee el mismo signifcado de Gálatas 4:16 que estamos considerando. Puesto que ambos siervos de Dios eran inspirados por el Espíritu Santo entonces es correcto entender que ellos tenían en mente que esa herencia reservada en los cielos descenderá para que el pueblo de Dios la posea.
Grave error de interpretación ocurre si estas palabras de Pedro se leen aisladamente, es decir, sin tomar en cuenta a otros escritores inspirados que declaran que esa herencia va a descender a la Tierra.
En síntesis, la herencia prometida a Abraham y a su descendencia es la Tierra, y la ciudad capital donde ellos van a morar es la Nueva Jerusalén que a su debido tiempo descenderá.
Sí, verdaderamente, todos los gentiles redimidos que alcancen esa promesa estarán allí pues la Palabra de Dios así lo testifica. ¿Recuerda usted que ya hemos probado que Abraham recibirá la Tierra por herencia?, bueno, Pablo, en Gálatas 3:29, categóricamente agrega:
Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y herederos según la promesa.
Los gentiles redimidos estamos involucrados en la descendencia de Abraham porque pertenecemos a Cristo, de esa manera alcanzamos esa promesa hecha a Abraham. ¿Cuál promesa?, la de heredar la Tierra por supuesto. Los gentiles redimidos tenemos a Abraham por Padre, o sea, élno sólo es padre de los israelitas sino que por medio de la fe en Cristo nosotros los gentiles redimidos pasamos a adquirirla misma categoría de descendientes en el mismo sentido que los israelitas redimidos. Esto posiblemente sea nuevo para muchos, mas esta verdad está allí inviolable, en confirmación de la gran bendición prometida a aquél Patriarca en Génesis 17:5:
No te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.
La frase padre de muchedumbre de gentes no sólo involucra al pueblo israelita espiritual sino a los gentiles de todo el mundo que son pueblo del Señor Jesús; y por Pablo entendemos que esa familias de la tierra es una referencia a los gentiles redimidos.
Así, por las palabras del Señor Jesús en Mateo 5:5, y con todo cuanto ha venido siendo probado, cabe preguntar silos escritores inspirados hicieron alguna ver referencia a los cielos como herencia para los redimidos, y la respuesta categórica es no, ninguno de ellos habló alguna vez diciendo que los redimidos recibirán los cielos como heredad.
La Tierra completamente restaurada, limpia de pecado yde toda imperfección será el lugar donde la Nueva Jerusalénva a descender. Recuérdese la declaración de Pedro enel sentido de que una de las labores del Señor en su segundoadvenimiento será restaurar la tierra a su estado inicial (Hechos 3:21). Ahora póngase atención a Apocalipsis 21:2
Y yo, Juan, vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de parte de Dios, ataviada como una esposa hermoseada para su esposo.
Es de enfatizar que la Nueva Jerusalén descenderá del cielo sólo hasta que el juicio final haya terminado y la muerte haya sido exterminada, o sea, hasta que la labor de limpieza hecha por el señor esté completa, entonces todo estará sin mancha de pecado para recibirla. Además, otro asunto de enorme importancia es que la ciudad descenderá para que los santos que la van a heredar tengan acceso. Este texto está confirmado por Apoc. 22:14
Bienaventurados los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas en la ciudad.
Esto significa que los santos no irán al cielo sino que la Nueva Jerusalén descenderá de allá; luego que haya descendido los santos entrarán por sus puertas.
El texto no dice que al descender la ciudad trae consigo a los santos, sino que ellos estarán esperando su descenso para entrar por sus puertas. Si se tienen en mente Apocalipsis 21:2 entonces es fácil entender que esa maravillosa ciudad va a descender a la tierra.
En verdad no existe ninguna contradicción en esto que se viene diciendo, por el contrario, es una confirmación ampliada de lo dicho por los Profetas y por los Apóstoles; aunque lamentablemente esto contradice a millones de personas que aspiran alcanzar el cielo como morada. De todos modos, la verdad no siempre concuerda con las ideas tradicionales: Hace años una persona dijo: “bueno, si yo no iré al cielo sino que me voy a quedar aquí mismo en la tierra, entonces para qué quiero continuar en esto”.
Claro, aunque la Escritura claramente expone cuál es el galardón para los santos, la tradición ha sustraído lo real y ha instituido lo irreal, y la tradición predomina en el cristianismo formando con eso un conflicto de creencias entre lo bíblico y lo tradicional, y cuando se menciona lo tradicional se está haciendo referencia a aquello que sin tener base en las Escrituras es tenido por el cristianismo como que es la base de una promesa inexistente.
Y oí una gran voz del cielo, que decía: El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
La declaración proporcionada en este versículo sobre pasa cualquier expectativa sin dar espacio a conjeturas de ninguna índole.
Este tabernáculo no se refere a ningún centro de adoración como el que existió mientras Israel era el pueblo exclusivo de Dios, más bien, con esta designación se hace referencia a la Nueva Jerusalén pues en realidad cuando todo haya concluido y la ciudad de Dios esté sobre la tierra, no habrá necesidad de un tabernáculo, como declara Apocalipsis 21:22:
En ella no vi templo, porque el Señor Dios Todopoderoso es su templo, y el Cordero.
Esto signifca que el tabernáculo de Dios se refere a su presencia misma. La razón para que en la Nueva Jerusalénno exista templo la proporciona este mismo versículo: ElSeñor Dios Todopoderoso, y el Cordero, estarán allí junto con los herederos de la eternidad. Esto que se dice está plenamente confirmado por la segunda parte de Apoc. 21:3 donde dice que Dios morará con su pueblo.
Este texto es maravilloso y enteramente suficiente para entender que ningún terreno irá al cielo sino que el Altísimo Dios estará en la Nueva Jerusalén con su pueblo. Obsérvese que este texto no dice que nosotros iremos a morar donde está Dios sino que Dios morará con nosotros.
Hay alguna razón para dudar respecto a lo que este versículo dice? Sencillamente no, las palabras son claras y sin lugar a ser motivo de diferente entendimiento.
Habiendo hecho una clara demostración de cuál será la herencia de los redimidos y dónde habrán de poseerla, ahora toca analizar, aunque brevemente, el contenido de dos citas textuales cuyo contenido es frecuentemente distorsionado al aplicárseles un significado que no corresponde con el significado mostrado por las Escrituras. El primer texto es Juan 14:2-4 que dice:
2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si asíno fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
3 Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis.
4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
Por lo general la creencia tradicional mira en este texto la base por excelencia para apoyar la enseñanza de la ida al cielo. Claro que esa creencia se vuelve razonable entretanto no se analizan las palabras del Señor (Mateo 5:5) ni las palabras de los Apóstoles ya arriba consideradas.
Por ser Juan 14:2-4 interpretado desde el punto de vista tradicional de ir al cielo, el conficto se hace presente pues entretanto este texto es interpretado como seguro ofrecimiento del Señor de llevar al cielo a los suyos, sus palabras permanecen firmes en Mateo 5:5 diciendo que el punto devista tradicional está equivocado. Por consiguiente, no existiendo contradicción entre Mateo 5:5 y Juan 14:2-4 entonces este último texto debe ser analizado desligado de la idea tradicional, de eso precisamente se ocupa esta sección.
En la casa de mi Padre muchas moradas hay. Indiscutiblemente el lugar donde están estas moradas no es la tierra sino los cielos, lo cual conduce al lector a entender que allá hay muchas moradas. Esta declaración no se presta para tergiversar el significado, después de todo, la Nueva Jerusalén, la celestial, como dice Pablo, es una ciudad preparada para que los redimidos la posean, que posee tantas moradas como tantos serán los redimidos.
Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Obsérvese que el Señor no dice voy a preparar esa moradas para vosotros. Estas palabras son claras y no dan lugar a dudas; desde que partió de regreso hacia los cielos el Señor está trabajando activamente para hacer realidad esta promesa. La pregunta es: ¿de qué maneras el Señor está preparando un lugar para nosotros?, después de todo sus palabras no significan que su trabajo sea material construyendo esas moradas como albañil o carpintero. Para entender sus palabras se hace necesario acudir a los escritos de los Apóstoles para buscar el signifcado pues ellos declaran cómo esa preparación se está llevando a cabo. Hebreos 7:25 claramente lo dice:
Por eso puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Este es el signifcado cómo el Señor está preparando un lugar para los redimidos. Su labor trata con la intercesión y justificación de su pueblo para limpiarnos de todo pecado.
Los redimidos no somos perfectos, después de todo está escrito en Eclesiastés 7:20 que no hay en la tierra hombre tan justo, que haga el bien y nunca peque.
Pues debido a ese estigma del cual no nos podemos librar es imprescindible para el Señor llevar a cabo su labor de abogado intercesor a favor de cada uno con el propósito de presentarnos limpios de toda mancha de pecado delante del Padre Altísimo para ser herederos.
Así pues, las palabras del Señor en Juan 14:2: Voy, pues, a preparar lugar para vosotros, no tienen significados por los cuales los lectores queden sujetos a divagación sobre el significado. El modo cómo el Señor vela por nosotros es el modo como Él está preparando esas moradas para nosotros.
A su debido tiempo, cuando la historia de la humanidad haya concluido y la Tierra completamente nueva o renovada vea descender esas moradas, entonces la labor de nuestro Salvador habrá terminado para siempre y sus escogidos alegremente entraremos por las puertas de esa hermosa ciudad.
La tercera declaración motivadora del señor, se encuentra en Juan 14:3: vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis.
Indudablemente esta es, por así decir, la declaración cumbre sobre la cual se solidifica la seguridad de ir al cielo. El señor dice:
vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis.
Analicemos estas palabras para entender su signifcado. En primer lugar se debe poner atención a que el Señor promete volver, por eso dice “vendré otra vez y os tomaré a mí mismo”.
Obsérvese cuidadosamente que Él no dice “vendré otra vez y os traeré conmigo” como sugiriendo que traerá consigo a quienes habiendo muerto hayan estado en el cielo; tampoco dice “vendré otra vez a llevárme los”. Él claramentedice que cuando vuelva nos tomará consigo mismo, lo cualtendrá lugar cuando al toque de la trompeta los muertos en Cristo resuciten y nos unamos a él. El Señor vendrá y nos tomará así mismo porque somos su cuerpo, somos su iglesia. ¿Para qué nos va a tomar? la siguiente frase lo dice:
para que donde yo esté, vosotros también estéis.
Cuando se lee esta declaración, la mente del lector que cree en ir al cielo, inmediatamente es conducido a olvidar la primera parte de este versículo vendré otra vez y os tomaré amí mismo, y da prioridad a esta segunda parte: para que donde yo esté vosotros también estéis, concluyendo en que si el Señor está en los cielos entonces los redimidos irán al cielo a morar con él, lo cual en realidad no es el correcto significado de la promesa que él nos hizo; y por ese modo de interpretar la mente pone en conficto de contradicción la primera con la segunda parte de Juan 14:3 y omite totalmente Mateo 5:5.
Es interesante entender que en el texto griego sus palabras no están en tiempo futuro para que digan para que donde yo esté, sino en tiempo presente, es decir: para que donde yo estoy. Los encargados de producir versiones de la Biblia hacen eso para acomodar la Biblia a nuestro entendimiento“ para hacerla más entendible”, en vez de acomodar el entendimiento a la Palabra de Dios.
¿Adónde estaremos con el Señor cuando el venga otra vez? la respuesta se encuentra en dos pasajes, el primero es Hechos 1:10–11 que dice:
Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entretanto que él se iba, se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales les dijeron: Galileos,¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como lo habéis visto ir al cielo.
Los discípulos estaban absortos contemplando cómo el Señor, en su regreso al lado de su Padre, se perdía de su mirada, en ese momento dos ángeles se les acercaron para informarles que del mismo modo como él se había ido así regresaría. Es interesante observar que el lugar desde donde el Señor partió fue el monte de las Olivas como lo confirma Hechos 1:12. En otras palabras, el Señor ascendió a los cielos desde ese monte, maravillosamente, a ese mismo lugar descenderá tal como lo ha declarado el profeta Zacarías 14:4 En aquel día se afirmarán sus pies sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén, al oriente. El monte de los Olivos se partirá por la mitad, de este a oeste, formando un valle muy grande; la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur. Obsérvese el modo tan preciso con que Hechos y Zacarías presentan al monte de las Olivas como el lugar desde donde el Señor partió, el cual será exactamente el mismo adonde descenderá en su regreso. Inmediatamente después que Zacarías 14:4 ha señalado el lugar donde el Señor descenderá, el versículo 5 dice lo siguiente:
Y vendrá Jehová, mi Dios, y con él todos los santos.
En su venida será tocada la trompeta y los muertos en Cristo resucitarán para ir a su encuentro en las nubes del cielo. Todos ellos serán recogidos de los cuatro puntos de la Tierra como dice Mateo 24.31:
Enviará sus ángeles con gran voz de trompeta y juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
De esa manera, habiendo sido levantados todos los salvos, y habiendo recibido al Señor en las nubes iremos todos a descender al monte de las Olivas.
Todo este maravilloso programa está preparado por el Eterno, y los escritores inspirados lo describen paso a paso en forma detallada hasta el grado de no haber dificultades de entendimiento para los lectores de la Palabra.
Así, Juan 14:2-3 es una de las piezas con las cuales se conoce de manera bastante detallada cómo será la venida del Señor Jesús. Si esta pieza es tomada aisladamente entonces se corre el riesgo de abandonar la exégesis (explicación correcta de un texto) y caer en eiségesis (explicar un texto insertándole ideas que en nada atañen a su significado). Juan 14:4 dice:
Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
Estas palabras no significan que el Señor les esté diciendo que cuando murieran lo iban a seguir al cielo porque ya conocían cómo llegar allá. Sus palabras están en tiempo presente facilitando de esa manera entenderlas correctamente impidiendo de esa manera dar cabida a cualquier aplicación hacia el futuro.
Así, él regresó al lado de su Padre, y sus discípulos sabíancómo llegar hasta donde se encuentra, e indudablementeque ellos en innumerables veces llegaron hasta donde él, pero lo hicieron en oración, para conversar, para pedirle ayuda en tiempos de prueba, para recibir instrucción acerca de su santísima voluntad en la predicación del evangelio, etc. Así como aquellos hombres conocieron el camino para llegar donde él así todos los redimidos lo conocemos y repetidas veces caminamos por ese camino para encontrarnos con él en oración.
El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Este es otro de los textos con los cuales el deseo y gozo de ir al cielo se refuerza. Citado frecuentemente en sermones escritos, libros de historia cristiana y por pastores que fortalecen la fe de sus rebaños.
1 Tesal. 4:16-17, junto con Juan 14:2-4 forman la punta de la lanza con la cual el monstruo de la incertidumbre y del desgano por la perseverancia en la fe es atacado; despuésde todo, no existe persona en el cristianismo que rechace ir a tan hermoso lugar.
Pero aunque este texto es tan popular la explicación que se le da no corresponde con su significado; o sea, lo que popularmente se cree no es en realidad lo que Pablo dice, para corroborarlo, examinemos los puntos claves.
El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo.
Con las palabras, descenderá del cielo, comienza el conficto, pues se les agregan algunas ideas extrabíblicas como aquella se dice que cuando el Señor regrese no pondrá sus pies en tierra sino que llegará hasta las nubes del cielo adonde su pueblo irá a recibirlo y de allí regresará al cielo con todos ellos. Aunque ni este texto ni otros de las Escrituras dicen eso hoy en día existen enseñanzas que agregan a las palabras de Pablo lo que él no dice, amparando imaginaciones particulares para decir que él dice lo que en realidad no dice.
Otras enseñanzas afirman que el Señor llegará hasta las nubes adonde su pueblo subirá a recibirlo para quedarse con ellos en el aire mientras los otros moradores de la tierra sufren a manos de un imaginario ser al cual han identificado como el anticristo.
Como la primera idea así la segunda, es decir, son exposiciones imaginarias para las cuales se han buscado versículos que, aunque en nada se relacionan con tales ideas, el argumento las hace aparecer como enseñanzas correctas.
Como ya ha sido considerado más arriba, aquellos dos ángeles (Hechos 1:10) claramente dijeron a los discípulos que desde el lugar desde donde habían visto al Señor partir allí regresaría. Ellos no dijeron que el Señor vendría a quedarse en las nubes, sino que, como dice Zacarías 14:4-5, élvendrá y se posará sobre el monte de las Olivas junto con todos sus santos.
La segunda declaración es:
Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes.
Al toque de la trompeta los muertos resucitarán con cuerpos incorruptibles y los vivos serán transformados también a esa misma condición. Tal gloriosa transformación será realizada por el poder de Dios para que los acompañ antes del Señor puedan resistir su gloria, como está escrito en 1 Juan 3.2:
Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es.
Quizás la frase más motivadora para imaginar ser llevados por el Señor a los cielos sea esta:
y así estaremos siempre con el Señor.
La gran transformación de la cual vamos a gozar tiene el propósito de unirnos al Señor para vivir a su lado lo cual queda cumplido con estas palabras. Sin embargo es interesante aclarar la situación a fin de evitar interpretarlas incorrectamente.
Si se observa, en esta frase Pablo está usado un adverbio de modo (así) y no uno de lugar (allí, ahí, allá), sin embargo, al leer el texto la persona que cree en la ida al cielo mentalmente cambia el adverbio.
Pablo dice y así estaremos siempre con el Señor; la palabra así es un adverbio de modo, no de lugar, y es igual a decirde esa manera estaremos siempre con el Señor; ese adverbio se usa como conclusión de algo que se acaba de decir.
La confusión ocasionada al cambiar mentalmente el signifcado del adverbio así por el de allí o allá es la causa de cambiar totalmente el significado de las palabras de Pablo. Lamentablemente, ningún autor de libros, ningún pastor desde el púlpito, ningún comentario de la Biblia, etc. aborda el asunto, lo cual aumenta la desinformación a la cual millones de cristianos están expuestos.
Así como estos textos brevemente considerados así otros son sometidos a distorsión, y la creencia acerca de ir al cielo continúa fervientemente siendo creída por millones, pero las palabras del Señor continúan firmes declarando en Mateo 5:5 que los mansos recibirán la tierra por heredad.
FIN