Pascua (hebreo Pésaj) significa salto. Este significado se refiere a la acción del ángel de Dios de “saltar” cuando a la medianoche del 14 de Abib descendió a la tierra de Egipto para matar a los primogénitos. Dios había ordenado a Moisés que todo Israel pusiera la sangre de un animal degollado en el dintel y marcos de la puerta de las casas donde moraban, de esa manera, donde el ángel viera sangre no iba a entrar, pero entraría en las casas de los egipcios para matar a sus hijos primogénitos
Aquella noche del 14 de Abib todo el pueblo debía comer la carne del animal sacrificado de cuya sangre debía ser puesta en el dintel y marcos de sus casas. La carne se debía comer asada, y comida junto con hierbas amargas y panes sin levadura, y a partir de ahí el pueblo debía celebrar esa solemnidad cada año en el mismo día, y debía ser conocida como la Pascua en recuerdo del salto del ángel.
La noche en la cual los primogénitos egipcios iban a morir era la primera vez que los israelitas iban a celebrar la pascua; nada sabían al respecto, ni siquiera idea tenían, debido a eso el Altísimo instruyó a Moisés acerca de todos los pormenores para que aquella fuera una celebración exactamente como debía ser. Todo el pueblo entendió y procedieron a obedecer al pie de la letra.
La noche en que comieron la pascua nadie debía salir de sus casas, pero esa orden fue aplicada sólo aquella primera vez para evitar morir por causa del destructor; parece que esa prohibición quedó sin efecto para los años siguientes.
La cena de la Pascua continuó sin variación mientras Moisés y Josué eran el líderes, pero las cosas cambiaron cuando Israel tuvo que demostrar que con un líder o sin él la fidelidad a Dios se mantenía invariable; cuando ese tiempo vino las cosas cambiaron hasta el grado de no tomar en cuenta el valor de la Ley sino que se guiaron por su propia iniciativa, Jueces 17:6 dice:
En aquellos días no había rey en Israel y cada cual hacía lo que bien le parecía.
Esto claramente señala debilidad del carácter israelita para mantener firme la obediencia a cuanto les había sido mandado por Dios a través de Moisés. Este tiempo mencionado en el libro de los Jueces es el que sigue después de la muerte de Josué. El pueblo vino a caer en total anarquía e idolatría, incluso importó los dioses de las naciones vecinas para rendirles culto transgrediendo el pacto al cual se habían comprometido el pie del monte del Sinaí.
En verdad la historia de Israel es característica de un pueblo que desconoce los beneficios de los cuales está rodeado y de cómo hacer para mantenerlos vigentes. Un pueblo sin definición hacia dónde iba en la vida y sin ninguna meta a alcanzar. Siempre errático en sus determinaciones, vacilando si obedecer o restar importancia a sus compromisos contraídos, hasta el día en que la paciencia de Dios llegó al límite de tolerancia y les envió el castigo como recurso por el cual mantener vigente el pacto.
Durante los años del cautiverio ninguna solemnidad fue celebrada, después de todo, cada una tenía un propósito específico en la tierra heredada. Uno de esos propósitos era recordar la libertad de la esclavitud en Egipto. Por no haber sido posible celebrarlas, Nehemías 8.17 dice:
Toda la congregación que volvió de la cautividad hizo tabernáculos, y en tabernáculos habitó; porque desde los días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de Israel. Y hubo gran alegría.
Esto confirma lo dicho un poco más arriba en el sentido de que el pueblo no obedeció las órdenes de Dios desde el tiempo de la muerte de Josué hasta después de terminado en cautiverio.
Siendo Nehemías un siervo enteramente consagrado a obedecer la voluntad del Altísimo, es indudable que todas las festividades fueron celebradas tal como ordena la Ley. En este texto sólo se menciona la fiesta de las cabañas (incorrectamente llamada fiesta de los tabernáculos en la Reina-Valera del 95) pero es inferible que a partir de aquella memorable ocasión todas las fiestas volvieron a ser celebradas exactamente como ordena la Ley pues Nehemías era un siervo obediente a Dios.
Pero tanto Esdras, Nehemías, Zorobabel y Josué el sumo sacerdote eventualmente murieron, y la puerta de la libertad volvió a abrirse para los judíos, de esa manera la desobediencia a Dios reapareció; y por lo que las autoridades religiosas judías dicen, la fiesta o solemnidad de la Pascua fue movida de la fecha establecida por Dios, y en vez de continuar celebrándola en el 14 de Abib, los líderes judíos optaron por adelantarla al 15 uniéndola con la fiesta de los panes sin levadura. Pero claro, la determinación del pueblo de modificar la Ley de ninguna manera significa que Dios haya aceptado cambiar lo que antes había determinado.
Así nació la decisión judía de celebrar la Pascua el 15 de Nisán, cuya decisión estaba vigente cuando el Señor Jesús vino a la tierra. Por supuesto que, como declaran los Evangelios, Él obedeció la Ley y la celebró exactamente el 14 de Nisán, en cambio los judíos la celebraban al día siguiente. Hasta el día de hoy esa transgresión a la Ley permanece imaginando ellos que Dios acepta que sus leyes sean alteradas.
Lo curioso queda expuesto al leer cualquier explicación judía acerca de cómo la pascua es celebrada pues lo explican como que si en verdad lo que hacen es lo que Dios ordenó; quedando al descubierto que, ni la fecha es la correcta ni los ingredientes tomados tienen que ver con la ley dada por Dios.
Estaba cerca la Pascua de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
Para el lector con poca experiencia en el contenido de las Escrituras puede resultar sin importancia que Juan use el término pascua de los judíos, imaginando que se trata de la Pascua ordenada por Dios. Con todo, Juan usa ese término para señalar que aquella solemnidad no se trata de la ordenada por Dios sino de la solemnidad basada en la iniciativa judía.
El lector puede observar cómo Juan en su evangelio menciona varias veces el término pascua de los judíos, (6:4; 11:55; 19:42), lo cual debiera servir para llamar la atención sobre las razones que él tuvo para usar ese término en lugar de sólo Pascua.
La razón viene a ser clara si se pone atención al conflicto formado por el pueblo al haber cambiado la fecha de la Pascua del 14 al 15 de Abib.
Notoriamente, la Ley menciona la Pascua de Dios (Levítico 23:5) y Juan menciona la pascua de los judíos, lo cual ni son la misma ni es mera inadvertencia, sino que lo hace para exponer que lo que los judíos celebraban no era lo ordenado por Dios sino la solemnidad por ellos alterada.
Juan conocía los escritos de los profetas y recordaba las palabras de Isaías 1:13 “Son iniquidad vuestras fiestas solemnes”. Con lo cual el Altísimo por medio de Isaías no habla de Sus solemnidades sino de las solemnidades que Israel había modificado haciendo clara la diferencia entre lo que Él mandó y lo que ellos hacían.
Si se pone atención a esto será fácil entender la razón por la cual Juan usa esas palabras, pues él habla de dos cosas totalmente diferentes, es decir, la Pascua ordenada por Dios y la pascua modificada según la iniciativa de los judíos. A eso que el pueblo celebraba Dios le llama “vuestras fiestas solemnes”, haciendo claro que no celebraban lo que Él les había ordenado.
La pascua judía a través de los siglos
Con el correr de los siglos la pascua judía ha suplantado completamente a la Pascua de Dios. Lo problemático de esto, para quienes no conocen que la Ley de Dios es inalterable, es que los judíos omiten decir que la celebración actual que hacen no es en realidad lo que Dios ordenó a Israel sino sólo una festividad extraña, mucho más alterada de lo que hacían en el siglo I E. C.
Esa modalidad de pascua judía contiene varios agregados que Dios nunca mandó, a esos agregados se refiere programa que se debe seguir durante la cena pascual. El siguiente es un relato transcrito de un sitio web que debido a su sencillez he considerado adecuado insertarlo.
“LA PASCUA JUDÍA
EL SIGNIFICADO DE LA PASCUA Pascua (Pesaj) significa paso, el paso de la esclavitud a la libertad.SACAR LA LEVADURA (Bedikat Jametz) Antes de empezar la Pascua, toda la levadura, que es símbolo de pecado (I Cor. 5:6-8), debe ser quitada de la casa judía. Se limpia la casa de arriba a abajo sacando cualquier cosa que contenga levadura. Después, la noche antes de la Pascua, el padre de la casa toma las herramientas tradicionales de limpieza: una pluma, un cuchillo de madera y una bolsa y busca por toda la casa cualquier pedazo de levadura que halla sido olvidada
LAVAR LAS MANOS (Urjatz) Una vez que la levadura es sacada, la familia se sienta alrededor de la mesa y ceremonialmente lava las manos con un aguamanil y una toalla.
ENCENDER LAS VELAS (Jadelaket) Cuando la casa y los participantes están limpios ceremonialmente, la celebración del Seder puede comenzar. La mujer de la casa dice una bendición y enciende las velas de la Pascua.
HAGADA Hagadá significa "contar la historia" de la Pascua. La historia se basa en la respuesta a cuatro preguntas hechas por los hijos. Una de ellas es: ¿Por qué ésta noche es diferente de todas las otras noches? El padre procede a contar la historia del éxodo de Egipto, leyendo del libro "el Hagadá" y usando símbolos y lecciones prácticas para mantener el interés de los más pequeños.
LA PRIMERA COPA DE VINO (Kadesh) El Seder comienza recitando antes de tomar la primera de las cuatro copas de vino: "Bendito seas Tú, Adonai nuestro Dios, rey del universo, quien creó el fruto de la vid".
LA SEGUNDA COPA DE VINO (Mishpat) La segunda copa es para que recordemos las diez plagas y el sufrimiento de los egipcios cuando endurecieron sus corazones contra Dios. De manera que no nos regocijemos por el sufrimiento de nuestros enemigos (Prov. 24:17), derramamos una gota de vino (lo cual es un símbolo de gozo) mientras recitamos cada una de las diez plagas, recordando de ese modo que nuestro gozo disminuye con el sufrimiento de los demás.
AFIKOMEN (Yajatz) Una tradición muy curiosa aparece ahora. En la mesa hay una bolsa con tres compartimentos y tres pedazos de matzos (mazorcas). La matza del medio se saca, se quiebra y la mitad se pone de nuevo adentro de la bolsa. La otra mitad se envuelve en una servilleta de lino y se esconde, para ser sacado después de la cena.
EL PLATO DEL SEDER Los rabinos han desarrollado una serie de lecciones objetivas para mantener la atención de los pequeños durante la celebración de la Pascua. Estas cosas son probadas por cada persona, mientras reciben la instrucción de sentirse como si estuvieran ellos huyendo de Egipto.
KARPAS La primera cosa que se prueba son las karpas, normalmente perejil, el cual es un símbolo de vida. El perejil está sumergido en agua salada, un símbolo de lágrimas, y se come para que recordemos que la vida de nuestros antepasados fue "sumergida" en lágrimas.
BEITZAH Un huevo (marrón) está sobre el plato del Seder para que pensemos en el diario sacrificio quemado que no se puede ofrecer por falta del templo de Jerusalén. En la mitad del Seder de la Pascua la gente ve que no tienen la posibilidad de hacer un sacrificio que los justifique delante de Dios.
MAROR Usualmente consiste en rábano picante picado y se come lo suficiente (con Matzo) para producir lágrimas. La idea es que no podemos apreciar la dulzura de la redención sin experimentar la amarga esclavitud.
JAROSET El Jaroset es una mezcla dulce de manzanas picadas, nueces picadas, miel, canela y un poquito de vino rosado por el color. Esta mezcla dulce, marrón y pastosa es símbolo del cemento que nuestros antepasados usaron para construir ladrillos en la tierra de Egipto. ¿Por qué recordamos una experiencia tan amarga con algo tan dulce? Los rabinos tienen un buen discernimiento: aún la más amarga de las tareas puede ser dulce cuando se acerca la redención.
UN HUESO DEL CORDERO En cada casa judía, en cada plato de Seder, hay un hueso de cordero sin carne. En el libro de Éxodo, los primogénitos judíos eran salvados del ángel de la muerte por la aplicación de la sangre de un cordero inocente, sin mancha, en los dinteles de sus puertas de esa manera Dios llevó el pueblo desde la esclavitud hacia la libertad.
LA CENA ¡Ah! A pesar de las maravillas de la tecnología moderna, todavía no podemos traerles la parte más memorable de la Pascua: la cena. ¡Exactamente como la abuela solía hacerla! Imagina: la sopa de pollo caliente; bollos de matzo; algún matza; rebanadas de pescado casero con rábano picante que te hace llorar; más matzo, hígado picado con cebollas fritas sobre lechuga; más matzo; ensalada; más matzo; más cebollas fritas; más matzo y esta es la entrada!
Después viene la cena: ¿puedes olerla? Un pecho de res tierna con repollo; más matzo; pollo saltado; pollo al horno; pollo estofado; pollo hervido; pollo asado; pollo cocido y más matzo; un pavo entero al horno, más matzo, chauchas cortadas con cebollas; más matzo; batatas; más matzo; puré de papas nadando en manteca y más matzo.
¿Están listos para el postre? Tienen que esperar, porque ahora es tiempo de continuar con el Seder.
BUSCAR EL AFIKOMEN (Pedazo de Matza) Después de terminar con la cena, el líder del Seder permite que los chicos vayan a buscar el Afkomen envuelto en la servilleta de lino y escondido antes de cenar. La casa está en desorden mientras todos tratan de ser el primero en encontrar el Afkomen y ganar el premio que el abuelo paga. Cuando el líder recupera el Afkomen, él lo quiebra en pedazos y le da un trozo pequeño a cada persona sentada alrededor de la mesa. Hay judíos que no entienden esta tradición pero las tradiciones no tienen que ser entendidas - solamente seguidas. Sin embargo, muchos creen que los pedazos de Afkomen traen una vida buena y larga para aquellos que los comen.
LA TERCERA COPA La tercera copa de vino se toma después de la cena. Es la copa de redención, para recordar el derramamiento de la sangre del cordero inocente que nos redimió de Egipto.
LA CUARTA COPA La cuarta copa es la copa de "Hallel." Hallel en hebreo signifca "adoración,"
LA COPA DE ELIAS En cada mesa preparada para la Pascua queda un lugar vacío para Elías el profeta, huésped de honor en cada mesa de la Pascua. El pueblo judío espera que Elías venga en Pascua y anuncie la venida del Mesías (Malaquías 4:5). Por eso se prepara un lugar y se sirve una copa de vino y sus corazones esperan ansiosamente el regreso de Elías anunciando las buenas nuevas. Cuando la cena se termina se manda un chico a la puerta a abrirla y ver si está Elías. Cada año, el chico regresa desanimado y el vino se derrama sin que nadie lo tome” www.camino-neocatecumenal.org/neo/hebreo/lapascu ajudia.htm
Nada de esto aquí presentado fue ordenado por Dios, más bien es un programa ideado por la iniciativa judía; tan así es que en la orden que Dios dio para la Pascua no dice que la levadura sea símbolo de pecado; más bien ese significado ha sido extraído de las palabras del Maestro; por lo tanto, la Pascua de Dios nada tiene que ver con eso, y aunque a los cristianos les parezca piadoso, o “sin problemas” Dios no acepta modificaciones a Su Palabra. La persona interesada en conocer a fondo el orden en que la Pascua ordenada por Dios debía celebrarse puede consultar Éxodo capítulo 12.
Esta fiesta no es celebrada de manera uniforme; más bien las diferentes comunidades judías establecen sus propias reglas, lo cual claramente dice que ellos no han cambiado desde los días de Jueces 17:6 el cual dice:
En aquellos días no había rey en Israel y cada cual hacía lo que bien le parecía.
Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí, pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.
Las palabras del Señor Jesús son una referencia a lo dicho en Isaías 29:11, y reflejan abierta rebeldía del pueblo israelita hacia el Altísimo. Lo curioso es que aunque Dios los rechaza como pueblo que hace lo contrario a lo que Él les ordenó, ellos decididamente creen que lo que hacen es lo que él les ha mandado. Claro que se debe notar la seriedad del Altísimo y ante la rebeldía israelita Él no asiente con algún disimulo, más bien sus transgresiones son inaceptables.
Honrarlo de labios sólo significa vana apariencia de obediencia, pero la realidad los señalaba como un pueblo contradictor alejado de su Dios. La denuncia se complementa señalando que cuanto hacían provenía de ellos mismos, a lo cual Él llama mandamientos de hombres.
La denuncia por medio de Isaías sirve para conocer la actitud de los israelitas en su inclinación a hacer lo que ellos se empeñaban sin importar el rechazo de su Dios, hasta aquí ellos permanecen invariables. Aquellos mandamientos de hombres no eran otras sino las disposiciones para hacer las fiestas apartándose de la Ley y estableciendo sus propias iniciativas. Obviamente aquella actitud fue rechazada categóricamente por Dios, sin embargo, la denuncia no les tomó ningún cuidado.
Aquellos mandamientos de hombres incluyen el traspaso de la pascua del 14 al 15 de Abib, lo cual hoy en día está plenamente instituido en el pueblo sin haber sido el Altísimo el autor de ese cambio, incluso esa abierta contradicción fue acentuada mucho más con el establecimiento de una pascua que nada tiene que ver con la verdadera Pascua. Como se dice arriba, el lector puede leer Éxodo 12 en donde el Altísimo dio instrucciones de cómo celebrar esa solemnidad y comparar lo que el pueblo hace.
Como ayer así hoy; y lo curioso es que su libre modo de hacer las cosas es presentado al mundo como que en realidad es lo que Dios les mandó.
Como si los cambios hechos por la tradición judía a las solemnidades establecidas en la Ley no fueran suficientes para desagradar a Dios, los judíos cristianos, que es un movimiento moderno, han entrado en la escena tomando la pascua judía y la han distorsionado agregando a Jesús como la parte central de esa celebración, argumentando que Su sangre es para redención como lo fue la sangre del cordero sacrificado la noche del 14 de Abib en Egipto. Esto es una modalidad moderna pues antes de emerger ese movimiento la fusión de la pascua judía con el Cordero de Dios era inexistente. Hoy en cambio se enfatiza que Cristo está presente en la pascua como un símbolo de redención. Parece que el propósito de eso es atraer conversos cristianos gentiles hacia una mezcla extraña de religión judía cristiana.
Sin que los gentiles miren lo irreal del asunto, con su modo de actuar ese movimiento está promoviendo la celebración de un acto que no es ni la Pascua ordenada por Dios no tampoco es la pascua judía, sino un acto en el cual a la pascua judía le han agregado, como supuesto símbolo de redención, al Cordero de Dios, el cual, dicen, es su pascua. Algunos ejemplos de esto se pueden mirar en videos populares puestos a la orden del público en la internet.
A propósito, quizás valga decir que entre los judíos cristianos y los judíos apegados a continuar con su religión milenaria existe pugna abierta. Los segundos acusando a los primeros de falsarios y como gente que está distorsionando su herencia; o sea, los tienen como enemigos de la religión judía. Y mientras tanto las organizaciones judías cristianas nombran sus propios rabinos, éstos no son reconocidos por el Gran Rabinato Israel (Chief Rabbinate of Israel).
Recuerdo es: Memoria que se hace de algo pasado.” Esto es en realidad el verdadero significado bíblico de la Pascua: Un recuerdo, obsérvese con atención lo que dice la Escritura:
Este día os será memorable, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis. Éxodo 12:14
Así, recuerdo o memoria significan lo mismo. De esta manera se entiende que la celebración de la Pascua no es conmemorar ninguna redención, como lo significan los israelitas (véase el artículo transcrito en la página 3) sino para recordar la protección de Dios cuando el ángel mató a los primogénitos egipcios (vea esto en la columna derecha). En ninguna parte de las Escrituras se le da a la Pascua significado de redención. Más bien ese significado fue producido por la tradición judía; claro que pero quienes conocen la seriedad de Dios saben que el contenido de Su Palabra de ninguna manera puede ser modificado por determinación de hombres. Aunque todo el judaísmo le atribuya significado de redención, tal significado no proviene de Dios, y por lo tanto es nulo, son enseñanzas de hombres como señala Isaías 29:11.
La Pascua de Dios es inviolable; es decir, nada ni nadie, por ningún motivo, la puede alterar agregándole o quitándole, de hecho, Deuteronomio 4:2 declara: No añadiréis a la palabra que yo os mando ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová, vuestro Dios, que yo os ordeno. A las transgresiones por ellos realizadas Dios no las reconoce con Sus solemnidades sino como las fiestas solemnes de ellos (Isaías 1:13).
La Pascua ordenada por Dios está declarada en Éxodo 12 sin significados de redención, Dios la declaró como un recuerdo de protección en la muerte de los primogénitos egipcios, pero en ninguna parte de las Escrituras dice que haya significado redención o liberación, como hoy se cree. Obsérvese Éxodo 12:26-27.
Y cuando os pregunten vuestros hijos: ¿Qué significa este rito?, vosotros responderéis: Es la víctima de la Pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios y libró nuestras casas.
En estas palabras de Dios no hay nada por lo cual entender que la Pascua signifique redención. Más bien, ese significado fue agregado por la tradición judía en las cuatro copas por ellos instituidas en la pascua judía. Pero, repito, esas cuatro copas con su significado sólo son parte de la tradición. La palabra de Dios en Éxodo 20 no las conoce.
La Ley de la pascua es literal, y los elementos que la forman son literales, y de ninguna manera tienen significado de redención sino de protección. La protección del Altísimo evitó que el ángel entrara a sus casas a matar a sus primogénitos aquella noche.
Obsérvese lo que Dios dice en Éxodo 12:25–27:
25 Cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, también guardaréis este rito. 26 Y cuando os pregunten vuestros hijos: “¿Qué signifca este rito?”, 27 vosotros responderéis: “Es la víctima de la Pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios y libró nuestras casas.
Se requiere de fuerza extrema para afirmar que en la Pascua el Altísimo redimió a Israel; por consiguiente, la Pascua, como símbolo de redención, no proviene de Dios.
¿De dónde viene, pues, que a la Pascua se le atribuya un significado que Dios no le dio? Viene de la tradición establecida por los ancianos judíos plasmada en el Talmud y en la Midrash.
Una definición sencilla y fácil de entender acerca de lo es el Talmud, la Wikipedia dice:
“Es una obra que recoge principalmente las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, historias y leyendas. El Talmud se caracteriza por preservar la multiplicidad de opiniones a través de un estilo de escritura asociativo, mayormente en forma de preguntas, producto de un proceso de escritura grupal, a veces contradictorio.
Más que de un único Talmud se puede hablar de dos: el Talmud de Jerusalén (Talmud Yerushalmí), que se redactó en la recién creada provincia romana llamada Philistea , y el Talmud de Babilonia (Talmud Bavlí), que fue redactado en la región de Babilonia. Ambos fueron redactados a lo largo de varios siglos por generaciones de rabinos de muchas academias rabínicas de la antigüedad.
El judaísmo considera al Talmud la tradición oral, mientras que la Torá (el Pentateuco) es considerada como tradición escrita. El Talmud extiende, explica y complementa al Tanaj, pero no puede, por definición, contradecir a la parte más importante de la misma, a la Torá. El paradigma de la halajá (‘ley judía’ en hebreo) subordina la autoridad del Talmud a la de la Torá.
Midrash significa interpretación, y se refiere a la interpretación que los ancianos judíos hicieron de la Torá.
En su interpretación de la Pascua se estableció que se debían beber cuatro copas de vino (lo cual Dios no estableció), de esas cuatro, la tercera está orientada a significar la redención de la esclavitud egipcia.
Este significado, ajeno a la orden de Dios, es lo que hoy es tenido como parte del ceremonial de la pascua y la tradición judía le da tanto valor como que si en verdad hubiera sido ordenado o aprobado por el Altísimo.
Así, mientras Dios ordenó en Éxodo 12.46 no quebrar ningún hueso del cordero pascual, los judíos no toman ningún reparo de eso y decidieron no sólo romper los huesos del animal sino que colocan un trozo de él sobre el plato de la pascua como representación simbólica ¿es eso lo que Dios ordenó? Las excusas para justificar la transgresión a la Ley sobran.
Como si esa fusión de la que se viene hablando fuera poco para ofender a Dios, el movimiento judío cristiano hoy ha agregado a la pascua judía, el significado de la redención por Cristo; al parecer en base a la tradición judía de la tercera copa introduciéndola en el Nuevo Pacto dentro del cual todas las solemnidades de Dios, y las solemnidades de los judíos no poseen ningún lugar.
De esa manera las personas que desconocen el verdadero significado de la Pascua de Dios vienen a estar frente a una mezcla extraña, confusa.
El procedimiento de mezclar la pascua judía con el Cordero de Dios, nada tiene que ver con la Sagrada Escritura, pareciera haber sido diseñado como un recurso ingenioso para atraer la atención de quienes desconocen la seriedad de la Palabra de Dios.
De esta manera puede verse a algunos gentiles simpatizando con la enseñanza de los grupos de judíos cristianos que explican cómo celebran la pascua judía con sabor cristiano, convirtiendo el trozo de hueso de cordero en el Cordero de Dios y convirtiendo una de las cuatro copas de vino en la sangre redentora de Cristo. Así, mientras Dios ordenó en Éxodo 12.46 no quebrar ningún hueso del cordero pascual, ellos no toman ningún reparo en eso.
En síntesis, la ley de la Pascua de Dios es clara y detallada, y debía ser celebrada por los judíos exactamente como les fue ordenado; pero esa orden fue relegada a un lugar sin importancia por la tradición, y aquello que hoy sonoramente es celebrado como la Pascua en realidad es la pascua judía, la cual las diferentes comunidades judías han diseñado sin existir uniformidad de diseño; cada comunidad la celebra cómo mejor lo estima conveniente. A esto hay que agregar la nueva interpretación judío cristiana que ha optado por incluir a Cristo en la mezcla extraña de la pascua judía, cometiendo el error de inventar algo y darle carácter sagrado.
Uno de los argumentos populares del judaísmo cristiano, usados con bastante fuerza es aquella de afirmar que Jesús fue judío, y que Él obedeció la Ley y murió obedeciéndola.
El otro argumento se basa en afirmar que la iglesia primitiva fue eminentemente judía y que sus reuniones eran tenidas en el templo en Jerusalén.
Ninguna de esas verdades es una novedad. El cristianismo gentil, desde el siglo segundo después de Cristo, ha conocido y aceptado esa verdad irrefutable. Todo mundo sabe que el Señor nació en Belén, y que su madre fue María, y que fue circuncidado al octavo día en el templo. Etc. Es ampliamente sabido que los Apóstoles fueron judíos, y que en sus inicios la iglesia tenía como punto de reunión el templo.
Con todo y que eso es conocido por todos los gentiles cristianos, hoy en día eso es un argumento en manos del judaísmo cristiano con el cual inician su política de adoctrinamiento.
Argumentos tales como “Yeshua haMashíah” nos ha dado el ejemplo celebrando la Pascua. Él fue nuestra Pascua, y en recuerdo de sus palabras es que hoy debemos continuar celebrándola. ¿Ingenioso, no? ¡Claro que lo es! y causa impacto al sacar de su contexto la muerte de Cristo para fabricar una declaración con la cual apoyar el error de pretender celebrar una fiesta judía mezclada con elementos de la Cena del Señor en una manipulación que los gentiles no alcanzan a advertir que es una mezcla extraña que nada tiene que ver con su mandamiento cuando el Señor bendijo un pan y lo repartió, y tomó la copa para bendecirla y repartirla entre los suyos. En ningún momento el Señor tomó como base la Pascua (a esto se le debe poner mucha atención); más bien, el relato de Mateo 26:26-27 claramente dice:
Mientras comían, tomó Jesús el pan, lo bendijo, lo partió y dio a sus discípulos, diciendo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos.
La frase “mientras comían” no significa que en medio de la celebración de la Pascua Él haya hecho una pausa para instituir su mandamiento e inmediatamente después haya continuado comiéndola. Estas palabras de Mateo significan que después de acabada la Pascua Él estableció su acto. Él no continuó comiendo la Pascua sino que después de la participación del pan y el vino se levantó de la mesa para lavar los pies de sus discípulos.
Esto confirma que el Señor no tomó la Pascua como símbolo de su muerte como la idea judío cristiana dice. Más bien, como elemento separado de aquella solemnidad, después de haber cenado instituyó su mandamiento para los suyos.
En un intento de introducir entre los gentiles un tipo de pascua judía modificada con toques de cristianismo, se cita este texto como que si fuera Pablo quien dio vida a la idea de que Cristo es la pascua cristiana. En realidad las palabras del Apóstol nada tienen que ver con celebrar festividades desfiguradas tomando a Cristo como el elemento base. Tal interpretación es moderna, surgida en los últimos tiempos.
La carta a los Corintios no fue escrita para apoyar fiestas ordenadas en la Ley ni mucho menos festividades creadas por los israelitas dándoles sentidos simbólicos; más bien, el asunto abordado en este capítulo 5 se relaciona con el abominable acto de incesto sucedido en aquella iglesia, allí había un hombre cohabitando con su madrastra. Lo cual — dice Pablo, era un hecho que ni aun entre los gentiles paganos se practicaba. Ese pecado es tomado como levadura siguiendo las palabras del Señor quien comparó la levadura con el pecado.
Es ese el contexto desde donde se debe partir para entender por qué Pablo menciona a Cristo como nuestra pascua.
1 Corintios 5:6. No es buena vuestra jactancia. ¿Acaso no sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa?
Pablo increpa a los líderes de la congregación por la posición indiferente ante la situación anormal que estaba sucediendo en aquella iglesia. Él les dice que la jactancia (o indiferencia) por ellos mostrada iba en contra del correcto razonamiento de las enseñanzas acerca de la pureza del evangelio.
Al parecer aquellos líderes se jactaban de poseer una elevada posición delante del Señor debido a los dones del Espíritu Santo, en medio de lo cual habían desestimado la seriedad de ese bochornoso pecado. A la vez les previene de los efectos peligrosos a los cuales con su indiferencia ante ese asunto estaba exponiendo a toda la congregación, por lo cual compara la masa pura y la masa fermentada.
Si ellos no exponían claramente ante la congregación el caso de incesto como pecado, eventualmente toda la congregación tomaría esa indiferencia como opción para cometer toda suerte de pecados.
1 Corintios 5:7 Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois, sin levadura, porque nuestra Pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.
Es decir, límpiense del pecado. Obsérvese que Pablo no está diciendo que los corintios debían tener a Cristo como su Pascua. Más bien él establece una comparación entre lo que eran el pan sin levadura comido en la Pascua y la pureza de los redimidos, y el animal sacrificado en la Pascua con lo que fue el sacrificio de Cristo. Sus palabras no traen a cumplimiento un símbolo sino son son sólo una comparación. Una comparación entre la vieja personalidad que vive en pecado, y la nueva personalidad que debe vivir en limpieza; de esa manera él establece un símil entre la levadura fermentada, y la nueva levadura sin fermentar con la persona que vive en pecado y la que vive en limpieza. Obsérvese que el punto principal de Pablo no es establecer alguna pascua cristiana sino la de prevenir acerca del pecado de incesto que se estaba cometiendo.
En concepto de redimidos, los corintios son comparados a la masa sin levadura que Dios ordenó a los israelitas comer a partir de la Pascua (14 de Nisán. Éxodo 12).
Para que ellos tuvieran idea del significado de la levadura sin fermento les trae a la mente de dónde está tomando el ejemplo, por ello les menciona la Pascua. Así, en este ejemplo, la iglesia de Dios es limpia como masa espiritual sin levadura, y Cristo como si fuera la Pascua la cual fue sacrificada por nosotros. Pero aunque esto es una comparación, hoy la nueva modalidad lo presenta como símbolo que debe ser celebrado anualmente. Haciéndolo aparecer como que en realidad es una verdad vigente.
1 Corintios 5:8 Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.
O sea, vivamos como elementos participantes de una fiesta de limpieza, sin vestigios de la vieja levadura de malicia y maldad, como panes sin levadura. En resumen, Pablo les recomienda que en vez de ser insensibles teniendo el pecado entre ellos, que se gozaran siendo nueva masa, sin la levadura vieja, de pecado y de maldad.
Así, las palabras de Pablo no tienen ni siquiera las más vaga sugerencia de que los corintios debían tomar sus palabras para creer que debían establecer dentro de la iglesia la celebración de la pascua judía distorsionada.
Cuando, pues, os reunís vosotros, eso no es comer la cena del Señor.
Aquí Pablo declara el correcto nombre con el cual el acto establecido por el Señor debe ser identificado, siendo: Cena del Señor. Errar en identificar este nombre es sólo producto de mala hermenéutica; es sacar las palabras de Pablo del correcto contexto para enfatizar lo que él no enfatizó.
Quienes eso hacen no usan exégesis (explicación correcta de un texto) sino que usan eiségesis (explicación de un texto insertándole ideas personales, haciéndolas aparecer como que eso es lo que el texto dice). En realidad eso es un ardid con el cual se busca hacer un lugar entre la teología evangélica que desde mucho tiempo antes de que el movimiento judío cristiano existiera ya tenían establecido el orden de sus servicios en memoria del acto sublime del Señor Jesús siguiendo las palabras de Pablo.
En conclusión, la Cena del Señor lleva ese nombre por haber sido el Señor quien la instituyó separándola de la Pascua de Dios.
Si el propósito de los Apóstoles hubiera sido identificar la Cena del Señor como pascua cristiana, sería entendido sin ninguna dificultad, pero ellos no tuvieron en mente semejante cosa.
Sólo las nuevas generaciones cristianas, sumergidas en el actual y caótico maremágnum religioso, que buscan con ansia un modo de escapar de la convulsión sembrada por la frustración de ver cómo el cristianismo está hundido en la blasfemia y apostasía, prestan atención a la nueva iniciativa, desistiendo de entender correctamente el sentido de las palabras de Pablo para participar de una modalidad excluida de la verdad.
Claro que aunque la nueva corriente judío cristiana no es la solución para corregir el problema sino parte del trasfondo que lo está empeorando; la necesidad de volver a la verdad de las Escrituras está siendo aprovechada para formar una corriente diferente a la tradicional.
Entretanto la actual situación vacilante e indefinida prevalezca en el cristianismo tradicional, las religiones alternativas, de la cual ésta bajo consideración forma parte, continuarán empujando hacia adentro sus creencias.
Con todo, la Cena del Señor continuará allí en las Escrituras, inamovible, rechazando cualquier intento tergiversador cuyo propósito sea introducir modalidades que los Apóstoles nunca conocieron. FIN.