Esta es una consideración para exponer el error de interpretación de algunas organizaciones religiosas que sostienen como enseñanza la idea de que Miguel es arcángel y a la vez es el mismo Jesucristo.
Los cinco primeros libros de las Escrituras Hebreas son, sin lugar a dudas, la base de la fe Hebrea. Desde su aparecimiento, cuya fecha maravillosamente no se puede fijar con certeza, hasta el presente, su legitimidad continúa invariable y su contenido es visto con profundo respeto.
Aparte de la Torá, o cinco libros, existen otros que tanto el pueblo israelita, como nuestro Señor Jesucristo y sus apóstoles invariablemente identifican como inspirados por el Altísimo. Todo ese conjunto de libros fue identificado por Jesucristo y sus apóstoles como la Escritura, o Sagrada Escritura.
Aparte de ese conjunto de justificada legitimidad, ha llegado hasta nuestros días otro tipo de literatura en la cual a simple vista puede notarse carencia de inspiración divina, y está clasificada de diversas maneras, entre ellas: Deuterocanónica, apócrifa y espuria; cualquiera que sea el calificativo, la intención es señalarlos como no inspirados por Dios, y, por lo tanto, no calificables para ser tomados como fuente autoritativa de fe. La única fuente confiable es la Sagrada Escritura; ésta no se contradice en aquello que es de procedencia divina y confirma la fe de sus lectores que son conducidos por un camino real, sin variación.
Por su parte, la literatura espuria claramente expone a la vista de sus lectores un trasfondo fraguado, imaginario y contradictor contra aquello sobre lo cual la fe en Dios crece sanamente.
Esa literatura apócrifa valida cuanto la Sagrada Escritura prohíbe, entre lo cual están los encantamientos, el espiritismo, la astrología, la brujería y demás manifestaciones producidas por el mal espíritu.
Como ya he dicho en otras ocasiones, ese tipo de literatura comenzó a aparecer por el siglo II a. de C., en tiempos cuando la calidad de adoración de los israelitas estaba enteramente debilitada a falta de líderes de la talla de los grandes profetas, reyes y sacerdotes que vivieron antes de la cautividad babilónica.
Ese tiempo, principalmente por los siglos II y I, a. C., como los eruditos han concluido, fue un momento fértil en el cual esa literatura apareció.
Pero aunque nunca fue tomada como de procedencia inspirada, vino a ser bastante popular entre el pueblo israelita que, al parecer, ansiaba contar con algo que le diera esperanza de mejores condiciones espirituales de vida, algo a través de lo cual mirar la presencia de Dios cerca de sus vidas. Viendo semejante necesidad, autores anónimos produjeron decenas de libros para dar al pueblo lo que deseaba.
Lo interesante del caso es que dicha literatura imaginaria fue astutamente realizada tomando como base escenas de la Palabra de Dios como el caso del Libro de Enoc, cuyo contenido, enteramente fantástico, arranca de Génesis 6:2, desde allí el autor, o autores construyeron un enorme cuento en elcual unos supuestos ángeles vinieron a la tierra a relacionarse con mujeres para tener hijos gigantes; los autores, o autor, inventaron que esos ángeles eran brujos, hechiceros, encantadores, asesinos y caníbales, y enseñaron a los humanos esas artes diabólicas. ¡Vaya qué clase de cielo, con esa clase de ángeles, tenía en mente el autor de ese libro!
Ese autor arregló que tales ángeles imaginarios fueran descubiertos, y fueran apresados y encerrados en lugares oscuros y encadenados hasta el día del juicio. Tal es el relato del libro de Enoc.
Esa cita de ángeles arrestados y encerrados aparece en 2 Pedro 2:4, y aunque es enteramente difícil demostrar que semejante cita es una inserción hecha la carta de Pedro, lo cierto es que no es creíble que un apóstol inspirado por el Espíritu Santo haya tomado escenas imaginarias para apoyar sus palabras.
Los siglos siguientes a la muerte de los apóstoles dio oportunidad para que ese tipo de literatura fuera promovido por judíos gnósticos dentro de la iglesia, un tipo de literatura que aun siendo popular entre el pueblo israelita, de ninguna manera era equiparada con la Sagrada Escritura. Incluso por los padres de la Iglesia era minimizada y relegada a lugares sin importancia, porque su contenido desencaja totalmente con los escritos inspirados por Dios. Así transcurrió el tiempo hasta que en siglos recientes ha vuelto a ser motivo de interés principalmente entre las religiones en las cuales el esoterismo tiene un lugar.
El Libro de Enoc es por el momento el que más interés despierta; tan así es que incluso la Watchtower lo toma muy en serio para establecer sus doctrinas (véase el estudio “Ángeles que Adoptaron Sexo”). También apoya Judas 9, cuyo texto pertenece al apócrifo “Ascensión de Moisés”.
La Ascensión de Moisés o Testamento de Moisés
Lo que ha sobrevivido de este apócrifo es una pieza fragmentaria de considerable tamaño, pero es claro y enteramente concluyente que el contenido era mayor, pero el resto está perdido. El original parece haber sido escrito en lengua griega. Lamentablemente, el fragmento existente no contiene la porción contenida en la epístola de judas, pero los eruditos concuerdan que el fragmento perdido lo contiene.
Se han propuesto al menos tres fechas en que este apócrifo pudo haber sido escrito; así, algunos la ubican por el siglo II a. C., otros la ubican por la primera mitad del siglo I, d. C., otros la ubican por el siglo II, d. C. A pesar de la diferencia de fechas y de lo imposible que es fijar una con precisión, eso no fue obstáculo que haya impedido ser incluida en Judas, por supuesto no pienso que Judas personalmente la haya incluido en su manuscrito; y explico eso por lo siguiente:
El aparecimiento de copias y más copias de los escritos apostólicos, cientos de ellas con alteraciones y modificaciones, claramente dice que las copias que han llegado hasta nosotros no son en realidad copias exactas de los originales escritos por los apóstoles. Más bien esa abundancia fragmentaria existente hoy en día claramente dice que los originales fueron reproducidos sin tomar cuidado en la delidad de la reproducción. Al parecer, el gnosticismo judío cristiano fue quien mejor oportunidad tuvo de alterar sus copias para validar sus creencias acerca de los ángeles.
Aunque la “Ascensión de Moisés” , o “Testamento de Moisés”, es conocido como apócrifo, al presente, y posiblemente debido a la falta de elementos históricos comprobatorios que saquen a luz la verdad, nadie pone atención a las posibles razones por las cuales la carta de Judas contiene esa referencia. Cuando nadie habla al respecto, entonces lo espurio es colocado en un lugar legítimo entre la literatura inspirada por Dios, prueba de ello es que los TJ se valen de ella para basar algunas de sus creencias.
No siendo inspirada por el Altísimo, la literatura apócrifa abunda en elementos fantasiosos, en donde el lector con experiencia en la Palabra de Dios fácilmente advierte ideas humanas insertadas para sugerir ser inspiración de Dios.
La Watchtower dice:
Miguel
“(¿Quién Es Como Dios?).
1. Aparte de Gabriel, el único ángel santo mencionadopor nombre en la Biblia y el único al que se llama “arcángel”. (Jud 9.) La primera vez que aparece su nombre es en el capítulo décimo de Daniel, donde se dice que es “uno de los príncipes prominentes” que fue a ayudar a un ángel de menor rango al que se oponía el “príncipe de la región real de Persia”. A Miguel se le llamó “el príncipe” del pueblo de Daniel, “el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo [el de Daniel]”. (Da 10:13, 20, 21; 12:1.) Estas palabras señalan a Miguel como el ángel que condujo a los israelitas a través del desierto. (Éx 23:20, 21, 23; 32:34; 33:2.) El hecho de que ‘Miguel el arcángel tuviera una diferencia con el Diablo y disputara acerca del cuerpo de Moisés’ presta apoyo a esta conclusión. (Jud 9.)
La Biblia indica que el nombre Miguel aplicaba al Hijo de Dios tanto antes de que partiera del cielo para llegar a ser Jesucristo, como después de su regreso al cielo. Miguel es el único al que se llama “arcángel”, que significa “primer ángel” o “ángel principal”. Este término solo aparece en la Biblia en singular, lo que da a entender que solo hay uno a quien Dios ha designado como principal o cabeza de la hueste de ángeles. En 1 Tesalonicenses 4:16 se dice que la voz del resucitado Señor Jesucristo es la de un arcángel, lo que da a entender que él mismo es, en realidad, el arcángel. El texto menciona que desciende del cielo con una “llamada imperativa”. Por lo tanto, es lógico que la voz que expresaba esta llamada imperativa se designase con una palabra que no disminuyera o rebajara la gran autoridad que Cristo Jesús tiene ahora como Rey de reyes y Señor de señores. (Mt 28:18; Rev 17:14.) Si la denominación “arcángel” no aplicara a Jesucristo, sino a otros ángeles, la referencia a una “voz de arcángel” no sería apropiada, pues designaría una voz de menor autoridad que la del Hijo de Dios.
Hay también otras correspondencias que demuestran que Miguel es realmente el Hijo de Dios. Después de la primera referencia a Miguel (Da 10:13), Daniel registró una profecía que llegaba hasta “el tiempo del n” (Da 11:40), y luego dijo: “Y durante aquel tiempo se pondrá de pie Miguel, el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo[el de Daniel]”.(Da12:1.)El que Miguel ‘sepusiera de pie’ estaría relacionado con “un tiempo de angustia como el cual no se ha hecho que ocurra uno desde que hubo nación hasta aquel tiempo”. (Da 12:1.) En la profecía de Daniel, ‘ponerse de pie’ se re ere con frecuencia a una acción tomada por un rey, ya sea para obtener poder real o para actuar en su calidad de monarca. (Da 11:2-4, 7, 16b, 20, 21.) Este hecho apoya la conclusión de que Miguel es Jesucristo, pues él es el rey nombrado por Jehová y ha recibido la comisión de destruir a todas las naciones en Armagedón. (Rev 11:15; 16:14-16.)
El libro de Revelación (12:7, 10, 12) menciona a Miguel con relación al establecimiento del reino de Dios y enlaza este acontecimiento con disturbios para la Tierra: “Y estalló guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron con el dragón, y el dragón y sus ángeles combatieron [...]. Y oí una voz fuerte en el cielo decir: ‘¡Ahora han acontecido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido arrojado hacia abajo el acusador de nuestros hermanos [...]! A causa de esto, ¡alégrense, cielos, y los que residen en ellos! ¡Ay de la tierra y del mar!’”. Después se representa a Jesucristo dirigiendo a los ejércitos celestiales en guerra contra las naciones de la Tierra. (Rev 19:11-16.) Esto significaría para ellas un período de aflicción que lógicamente estaría incluido en el “tiempo de angustia” que llegaría después que Miguel se pusiese en pie. (Da 12:1.) Ya que el Hijo de Dios tiene que luchar contra las naciones, es razonable que fuese él quien previamente combatiera con sus ángeles contra el dragón sobrehumano, Satanás el Diablo, y sus ángeles.
Antes de hacerse hombre, a Jesús se le llamaba “la Palabra” (Jn 1:1), y también tenía el nombre personal de Miguel. Al conservar el nombre Jesús después de su resurrección (Hch 9:5), se demuestra que la “Palabra” es la misma persona que el Hijo de Dios en la Tierra. El que volviese a asumir su nombre celestial, Miguel, y su título (o nombre), “La Palabra de Dios” (Rev 19:13), le vincula con su existencia prehumana. El mismísimo significado del nombre Miguel: “¿Quién Es Como Dios?”, señala que Jehová Dios no tiene semejante o igual y que Miguel, su arcángel, es su gran Defensor o Vindicador.” (Perspicacia. Art. Miguel).
Comentemos al respecto
“Aparte de Gabriel, el único ángel santo mencionado por nombre en la Biblia y el único al que se llama “arcángel”. (Jud 9.) La primera vez que aparece su nombre es en el capítulo décimo de Daniel, donde se dice que es “uno de los príncipes prominentes” que fue a ayudar a un ángel de menor rango al que se oponía el “príncipe de la región real de Persia.”
En primer lugar, todos los ángeles que habitan en la gloria de Dios poseen el mismo rango de santidad, o sea, no hay ángeles más santos que otros, no los hay sencillamente porque la Santa Escritura no hace ninguna diferencia entre ellos. Y el hecho de que los ángeles en el cielo miran el rostro de Dios (Mateo 18:10) establece en ellos una santidad que es elevada, de no serlo les estaría prohibido mirarlo. Esto significa que Miguel no es más santo que el resto de ángeles.
Este párrafo también dice:
“La primera vez que aparece su nombre es en el capítulo décimo de Daniel, donde se dice que es ‘uno de los príncipes prominentes’”.
Ciertamente Miguel es mencionado de ese modo, pero el hecho que de él se diga que es ‘uno de los príncipes prominentes’ significa que su categoría no es única sino que hay otros príncipes prominentes. El modo plural de las palabras del ángel claramente señala a otros ‘príncipes prominentes‘. Esto lo ve la Watchtower pero no lo toma en cuenta y centra su atención en Miguel como haciéndolo aparecer como único con ese título. Ese modo de creer tiene más repercusiones, véase lo siguiente:
Siendo pues, que para la Watchtower Jesucristo y Miguel son el mismo ser, entonces llevan a sugerir que en la gloria Jesucristo no es único sino que hay otros “prominentes” como él, o sea, de su misma categoría ¿Por qué se menciona esto? Porque la Watchtower ha decidido que el Verbo, mencionado en Juan 1:1 como Dios, no sea el Verbo Dios que está junto a Dios el Padre, sino “un dios”., “un verbo”. En Juan 1:18 lo identifica como ‘dios unigénito’. En esto hay que notar que la Watchtower coloca mayúsculas donde le parece mejor, también usa el singular y el plural donde más le gusta, es decir, los inserta donde le place; esto mismo hace con el artículo de nido y el indefinido (a su debido tiempo se hablará de esto, pero el amable lector puede tener una idea leyendo el estudio “la biblia de la Watchtower”).
En conclusión, Miguel no posee un rango único, exclusivo como para que no exista otro como él, y seguramente el ángel lo menciona como prominente porque es un principal a la par de otros prominentes.
Desde comienzos del artículo transcrito su nombre es hecho aparecer exclusivo porque la intención es sugerir que es Jesucristo.
El comentario agrega:
“A Miguel se le llamó “el príncipe” del pueblo de Daniel, “el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo[el de Daniel]”.(Da10:13,20,21;12:1.) Estas palabras señalan a Miguel como el ángel que condujo a los israelitas a través del desierto. (Éx 23:20, 21, 23; 32:34; 33:2.)”.
Estas declaraciones están fuera de contexto, son dos que nada tienen que ver entre sí. Han sido sacadas fuera de contexto y colocadas juntas indiscriminadamente para sugerir que se trata de lo mismo, por lo tanto, con esta explicación la Watchtower comete un grave error de exégesis pues siendo dos personas diferentes las funde en una sola, véase por qué:
1. Es verdad que en Daniel 10 el ángel llama a Miguel “gran príncipe plantado a favor de los hijos de tu pueblo”; eso se re ere a Miguel cuando fue designado por Dios para defender al pueblo israelita en los conflictos ocurridos entre los siglos III y II a. de C., cuando aquella región era disputada por los descendientes de cuatro de los generales de Alejandro, cuyo tiempo es precisamente cuando por primera vez es mencionado el imperio Romano.
2. Sin embargo, el comentario de la Watchtower es falsa exégesis pues agrega a la Escritura lo que ella no dice, obsérvese: “Estas palabras señalan a Miguel como el ángel que condujo a los israelitas através del desierto”.Nótese el arreglo que ha sido hecho en el párrafo bajo comentario. Que es falsa exégesis está demostrado por las palabras del Señor en Éxodo 23:20:
“Yo envío mi ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te introduzca en el lugar que yo he preparado.”
La pregunta es: ¿Fue a Miguel a quien Dios ordenó guiar a Israel en el desierto, como imagina la Watchtower, o fue un ángel como dice la Escritura? Si Miguel condujo al pueblo por el desierto , ¿por que la Sagrada Escritura no lo menciona por nombre? Miguel siempre es identificado por nombre, pero eso no ocurre en Éxodo 23:20, por lo tanto la explicación de los TJ carece de sentido. Esa carencia de sentido rompe la cadena que liga a Miguel con el ángel guiando a Israel por el desierto. Por lo tanto, el que guió al pueblo por el desierto fue un ángel, Miguel no guió a Israel por el desierto. La Biblia dice que fue un ángel, los TJ dicen que fue “el arcángel” Miguel, ¿quién dice la verdad, la Escritura o los TJ?
Examinando las palabras de Pablo:
“Ni tentemos a Cristo, como algunos de ellos le tentaron y perecieron por las serpientes”. 1 Cor. 10:9 RVA)
Este texto ha sido tomado de la Reina Valera Antigua, la cual correctamente ha sido traducida del texto griego. Claramente dice que el Dios Omnipotente que sacó a Israel de la esclavitud fue Cristo, él envió su ángel para proteger a Israel. En cambio la biblia de la Watchtower sustituye Cristo por Jehová, diciendo:
“Ni pongamos a Jehová a prueba, como algunos de ellos [lo] pusieron a prueba, de modo que perecieron por las serpientes”.
Se entiende que Cristo, o Jehová, fue tentado por los israelitas en el desierto. Esto coloca a los TJ en un embrollo del cual no pueden salir, porque Jehová (o sea Cristo) envió su ángel a guiar a Israel por el desierto. Si Cristo y Miguel son el mismo ángel en el desierto, ¿cómo explican esto siendo que según ellos el que cuidaba a Israel era “el arcángel” Miguel?
La Watchtower continúa explicando:
“El hecho de que ‘Miguel el arcángel tuviera una diferencia con el Diablo y disputara acerca del cuerpo de Moisés’ presta apoyo a esta conclusión. (Jud 9.)”.
Esto también es un grave error si se toma en cuenta que en la mente de la Watchtower está que Miguel es el mismo Jesucristo. De acuerdo a sus palabras, el Señor Jesucristo y el diablo tuvieron una disputa referente al cuerpo de Moisés. En otras palabras, el diablo tiene capacidad para altercar con el del Hijo de Dios ¡Vaya idea!
Si ambos disputaban habría que admitir la existencia de seres iguales al Hijo, pero tal idea no encuentra ningún apoyo en la Santa Escritura sino en la literatura apócrifa en la cual el diablo se sublevó ante su mismo creador (recuérdese que quienes crearon todo fueron el Padre y el Hijo de acuerdo a Colosenses 1:16). Por lo visto la Watchtower cree que el Padre y el Hijo tienen al diablo como rival.
Por otra parte, algunas porciones de la epístola de Judas (y de 2 Pedro), dudosamente pertenecen a los originales, más parece que fueron interpolaciones llevadas a cabo por los judaizantes gnósticos; lo cual podría ser la causa por la cual en siglos pasados ambas cartas fueron rechazadas como no inspiradas.
Debe tomarse en cuenta que los manuscritos hechos por los autores inspirados fueron copiados indiscriminadamente quién sabe por cuantos copistas que por diferentes motivos, quizás personales o religiosos, procedieron a modificar los originales, de allí que ese texto en el cual aparece “el arcángel” Miguel y el diablo disputando sobre el cuerpo de Moisés pertenece al escrito espurio “Ascensión de Moisés”.
Y unque el espíritu de la lectura inmediatamente detecta disparidad en relación al contenido general de las Escrituras, es, quizás imposible, demostrar que manos extrañas alteraron los escritos originales; después de todo, estamos a muchos siglos de distancia.
No, esa declaración espuria de ninguna manera ‘presta apoyo a esta colusión’ como el artículo reclama. La Santa Escritura no necesita de semejante apoyo, los TJ sí para apoyas su idea de que Jesucristo también se llama Miguel.
Otra apreciación incorrecta, es:
“La Biblia indica que el nombre Miguel aplicaba al Hijo de Dios tanto antes de que partiera del cielo para llegar a ser Jesucristo, como después de su regreso al cielo. Miguel es el único al que se llama “arcángel”, que significa “primer ángel” o “ángel principal”. Este término solo aparece en la Biblia en singular, lo que da a entender que solo hay uno a quien Dios ha designado como principal o cabeza de la hueste de ángeles”.
No, la Biblia no indica que el nombre Miguel haya aplicado al Hijo de Dios alguna vez, más bien la Watchtower lo aplica porque su idea es fundir ambos seres para rebajar al Hijo de Dios a la categoría de arcángel.
Por lo que se ve, la Watchtower enseña que quien murió en la cruz fue Miguel; por supuesto que esa rara doctrina es desconocida por los apóstoles que nunca mencionan semejante fusión.
Miguel nunca es identificado en las Escrituras Hebreas como arcángel sino como uno de los príncipes prominentes, tampoco es el único que aparece mencionado por nombre ya que Gabriel también es mencionado, lo cual es totalmente diferente a lo que dice esta porción bajo consideración. Es verdad que la Escritura menciona arcángel, pero nunca menciona a Miguel con ese título; quien lo menciona como tal es la literatura apócrifa.
Préstese atención a uno de los textos bíblicos arriba citados por el mismo comentario en consideración, en el cual claramente dice que Miguel es ‘uno de los príncipes prominentes’. Esto claramente significa que Miguel no es el único sino uno entre otros prominentes, por lo tanto, el comentario bajo examen no es acertado.
Como se está exponiendo, otro ser celestial mencionado por nombre es Gabriel, a él se le menciona dos veces: Daniel 8:16; Lucas 1:19, y aunque él se identifica como ángel, llama la curiosidad mirar que él también es conocido con un nombre personal igual que Miguel. Además Gabriel dice: “Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios”, lo cual sugiere que se trata de alguien de alto rango, alguien especial sobre los negocios del Altísimo.
La Concordancia de Strong propone que el significado de Gabriel es “Guerrero de Dios”, “Hombre de Dios”. Por su parte, Miguel es dicho que significa “Quién como Dios”. ¿Dice la Escritura que ambos poseen la misma categoría? No. ¿Rechaza la Escritura que ambos posean la misma categoria? No. Curiosamente ambos son conocidos por nombres personales, y ambos desempeñan funciones especiales, he aquí la razón por la cual Miguel no es único sino uno de los prominentes, como Gabriel.
Una posición controversial (¿es Miguel “arcángel”?)
El comentario continúa:
“Miguel es el único al que se llama ‘arcángel’, que significa ‘primer ángel’ o ‘ángel principal’”.
El comentario falla al no citar la fuente de donde ha tomado esos significados, claro que falla sencillamente porque tal fuente no existe, más bien esa declaración se basa sólo en la imaginación. En ninguna parte de las Escrituras dice que arcángel significa primer ángel o ángel principal, más bien la Watchtower forma un juego de palabras para atribuir significados inexistentes.
Por otra parte, los comentaristas dicen que la palabra arcángel ocurre en singular, nunca el plural, lo cual, según ellos, significa que no hay más de un arcángel, eso es controversial pues la mención del título en singular de ninguna manera establece bases para decir que en la gloria sólo hay un arcángel. ese es el mismo punto de vista de los TJ; ellos también dicen que ese título ocurre sólo dos veces en la Biblia, eso es cierto pero al mismo tiempo decir que ocurre dos veces en la Biblia es controversial, véase por qué: Debe tomarse en cuenta que de esas dos veces, una es mencionada por Pablo, cuya cita es genuina, la otra aparece en Judas, cuya cita pertenece a un escrito apócrifo, de allí que, a rmar que ocurre dos veces es controversial, porque es imposible saber que Judas haya citado una fuente apócrifa para su escrito.
El prefijo “arc”
Arcángel es palabra griega, άρχάγγελος, el prefijo “arc” agregado al nombre ángel denota liderazgo, identifica a alguien que es cabeza, pero se re ere a rango o posición, no a naturaleza; es similar al caso de “άρχάγγελος” (algo más o menos como arciéreus) que es el título aplicado al sumo sacerdote en el Templo de Dios en Jerusalén; por supuesto que “arciereus” no significa único sacerdote o único en naturaleza sino principal en rango o posición de sacerdote, de prominente.
Por otra parte, ni las Escrituras del Antiguo Pacto, ni las del Nuevo, dicen que Miguel sea arcángel; no, no lo dicen, es más, por ser de origen griego, esa palabra no aparece en las Escrituras Hebreas. Aparte de la cita apócrifa que tenemos en consideración (La Ascensión de Moisés), ninguna porción bíblica genuina dice que Miguel es arcángel. ¡Tan cierto como que tampoco dicen que Gabriel lo es! A Miguel se le identifica como “uno de los príncipes prominentes”, no como arcángel.
Puede buscarse en toda la Escritura y notar que no menciona el calificativo arcángel adjunto a algún nombre personal, por lo tanto, leerlo y aplicarlo mentalmente a Miguel es alterar la Escritura, esa alteración es precisamente lo que tradicionalmente se hace.
La literatura apócrifa ha sido la encargada de colocar los nombres de Miguel y Gabriel (y Rafael, etc.) bajo la categoría de arcángeles.
Ya se ha dicho que la cita de Judas 9 pertenece al apócrifo “La Ascensión de Moisés”, por lo tanto, validar esa cita es validar la literatura apócrifa.
¿Por qué la Watchtower pondera tanto el título “arcángel” aduciendo que Miguel es el único mencionado como tal, cuando que la fuente de donde Judas 9 fue tomada es la misma apócrifa o espuria que menciona a Gabriel como arcángel? Porque si valida un libro apócrifo como fuente de información, entonces debe validarlos todos incluyendo los que forman en canon de las versiones Católicas de la Biblia en cuyos libros Gabriel es identificado como arcángel.
De esta manera, el trasfondo del artículo bajo examen es enteramente controversial, y lo es porque la versión del Nuevo Mundo no incluye los libros apócrifos aunque los cita y los toma como válidos. Prueba de esto es que sus argumentos referentes a que Miguel es “arcángel” proviene de un libro que nada tiene que ver con la Sagrada Escritura.
Como si esto fuera poco, la doctrina de la Watchtower referente a que los hijos de Dios mencionados en Génesis 6 son ángeles celestiales ha sido tomada del apócrifo Libro de Enoc, el cual pertenece a la misma categoría de no inspirados por Dios.
Esta es la verdad, estas dos doctrinas poseen sus raíces en la literatura extrabíblica que la Sociedad TJ toma como apoyo para sus doctrinas.
Continuando el análisis.
La palabra hebrea que al parecer ha sido tomada para suponer que “arcángel” significa primer ángel, o ángel principal es “sar”; pero véase esto con detenimiento:
1. Aunque en el Texto Hebreo de Daniel, la palabra “sar” posee varios significados, ninguno de ellos equivale a arcángel, como el artículo bajo consideración pretende sugerir. Esto quiere decir que la Watchtower agrega el título arcángel disimuladamente, a modo que los lectores crean que su interpretación es de procedencia bíblica.
2. Primer ángel, o ángel principal es un término que no ocurre ni una sola vez en la Sagrada Escritura, la que ocurre, (citando la biblia del Nuevo Mundo) es “príncipes prominentes”, en plural. A miguel no se le identifica como “el ángel prominente” sino como a uno entre otros prominentes, lo cual la Watchtower disimuladamente evade. El artículo dice:
“Miguel es el único al que se llama “arcángel”, que significa “primer ángel” o “ángel principal”
Como se dice arriba, “arcángel” no ocurre en las Escrituras Hebreas, mucho menos significa en Hebreo primer ángel, o ángel principal como la Watchtower dice. A miguel se le identifica como “sar”.
Para entender la palabra “sar” en nuestra lengua véase la siguiente comparación: En un batallón, el principal, es el general, o cualquier superior que va a la cabeza de ese batallón; él es el primer hombre, el principal (“sar” en Hebreo), pero no es único en su categoría, pues así como hay otro batallones así hay otros líderes que van a la cabeza; esto es lo mismo en la visión de Daniel en la cual a Miguel se le identifica como “sar”, o sea, primero, o principal, o sea uno de los prominentes. Un ejemplo claro acerca de la palabra “sar” se encuentra en 2 Samuel 3:38:
“Entonces el rey dijo a sus servidores: —¿No sabéis que hoy ha caído en Israel un príncipe y un gran hombre?”.
La palabra traducida aquí como príncipe es “sar”, y se refiere a Abner, un guerrero valiente en tiempos de David. Obsérvese pues que, después de entender el significado correcto de la palabra hebrea “sar” fácilmente se concluye que príncipe, o primero de ninguna manera significa “único en su naturaleza”, sino solamente uno que sobresale entre otros.
En conclusión, las Escrituras Hebreas no usan el término arcángel ni una sola vez, el que se usa es “sar”, cuyas definiciones, aunque son varias, no incluyen “ángel principal”, sino príncipes, principales, prominentes, lo cual, para un entendimiento correcto de la Palabra de Dios es importante diferenciar.
El comentario dice:
“La Biblia indica que el nombre Miguel aplicaba al Hijo de Dios tanto antes de que partiera del cielo para llegar a ser Jesucristo, como después de su regreso al cielo”.
La Biblia no indica nada de eso porque su relato es claro y entendible y en ninguna de sus partes hace la mezcla que los TJ hacen. Es la Sociedad la que cree que el nombre Miguel aplicaba al Hijo de Dios, debido a lo cual formula una serie de razonamientos que no se apegan al correcto entendimiento de la Palabra de Dios.
Continuando en el segundo párrafo, el artículo dice:
“En 1 Tesalonicenses 4:16 se dice que la voz del resucitado Señor Jesucristo es la de un arcángel, lo que da a entender que él mismo es, en realidad, el arcángel. El texto menciona que desciende del cielo con una “llamada imperativa”. Por lo tanto, es lógico que la voz que expresaba esta llamada imperativa se designase con una palabra que no disminuyera o rebajara la gran autoridad que Cristo Jesús tiene ahora como Rey de reyes y Señor de señores. (Mt 28:18; Rev 17:14.) Si la denominación “arcángel” no aplicara a Jesucristo, sino a otros ángeles, la referencia a una “voz de arcángel” no sería apropiada, pues designaría una voz de menor autoridad que la del Hijo de Dios”.
Esto tampoco es acertado, más bien es una interpretación alterada, y esa declaración, “la voz del resucitado Señor Jesucristo es la de un arcángel”, es inaceptable al sano razonamiento.
Obsérvese atentamente lo que Pablo, en 1 Tesalonicenses 4:16, dice:
“El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero”.
La pregunta es: ¿Dice el texto que esa voz de mando, y voz de arcángel es la del Rey de reyes y Señor de señores? Sencillamente, no. El texto no dice eso, y no parece que Pablo haya creído que el Señor sea quien va a llamar a los muertos para que resuciten. En realidad, el texto no dice que el Señor vaya a gritar con voz de arcángel como la Watchtower imagina. Obsérvese atentamente y se notará el siguiente orden: Lo primero que sucederá será la poderosa voz de arcángel, después sigue el sonido de la trompeta llamando a los muertos para vida, tercero, el Señor viene en las nubes del cielo para darles el reino.
Tergiversando ese orden, el comentario cree que la voz de arcángel es la voz del Señor que grita, y después del grito suena la trompeta, y después, el que ha gritado, desciende; ese no es el orden en que Pablo dice las cosas.
Lo que primero ocurre es la potente voz de arcángel, que por cierto sólo Dios y su Hijo saben quién es y qué va a decir, acto seguido es el toque de la trompeta porque el Señor está viniendo en las nubes del cielo. Éste es el orden exacto.
Obsérvense dos traducciones católicas y véase el orden correcto de los eventos:
“Porque el Señor mismo, a la señal dada por la voz del arcángel y al son de la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los muertos unidos a Cristo resucitarán los primeros”. (1 Tesalonicenses 4:16–Versión de Evaristo Martín Nieto).
“El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar.”. (1 Tesalonicenses 4:16–Biblia de Jerusalén).
Dos versiones sumamente claras en las cuales los eventos han sido colocados en el orden correcto. Ambas versiones ayudan a entender correctamente las palabras que el comentario en consideración distorsiona.
No, definitivamente la voz que va a tronar en aquél momento no es la de Jesucristo sino la de un arcángel. Valga la pena enfatizar que el error se vuelve todavía más grande si al leer 1 Tesal. 4:16 mentalmente se asocia esa voz a Miguel ya que de ninguna manera el texto sugiere que esa voz sea la de él como el artículo quiere dar a entender.
El tercer párrafo agrega:
“Hay también otras correspondencias que demuestran que Miguel es realmente el Hijo de Dios. Después de la primera referencia a Miguel (Da 10:13), Daniel registró una profecía que llegaba hasta “el tiempo del n” (Da 11:40), y luego dijo: “Y durante aquel tiempo se pondrá de pie Miguel, el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo [el de Daniel]”. (Da 12:1)”.
En primer lugar, ya hemos demostrado que no hay bases legítimas para demostrar que Miguel es arcángel. En segundo lugar se acaba de demostrar que Pablo no dice de quién es esa voz, ni mucho menos que sea la voz de Jesucristo. Por lo tanto, el razonamiento de la Watchtower sólo recibe validez dentro de esa organización.
El artículo dice:
“Daniel registró una profecía que llegaba hasta “el tiempo del n” (Da 11:40), y luego dijo: “Y durante aquel tiempo se pondrá de pie Miguel, el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo [el de Daniel]”. (Da 12:1)”.
Aclaremos una cosa: el comentario de los TJ ha sacado fuera de su contexto las citas de Daniel 11:40 y la de 12:1 y las ha aplicado a Jesucristo, eso es incorrecto. Los capítulos 10, 11 y 12 de Daniel contienen numerosos eventos en los cuales Israel iba a estar involucrado sin que necesariamente se re eran a los tiempos del n del mundo. Véanse los siguientes ejemplos:
Daniel 10:14
“He venido para hacerte saber lo que ha de sucederle a tu pueblo en los últimos días, porque la visión es para esos días”.
¿Se refiere este texto a un tiempo que para nosotros es futuro, o a los días cuando Antíoco IV Epífanes fue derrotado por Dios? Obviamente que se re ere a aquel tiempo pasado, cuando todavía faltaban no menos de doscientos años para el nacimiento de Cristo.
El capítulo 11describe de manera pormenorizada las convulsiones que iban a venir sobre aquella región, convulsiones que de varias maneras involucrarían al pueblo israelita.
El capítulo 12 es continuación del 11, con la diferencia que algunas escenas allí declaradas (particularmente el verso 2) pertenecen a un tiempo por venir. Que el capítulo 12 es continuación del 11 es claramente identificable al leer el versículo 1; ese texto dice:
“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo. Será tiempo de angustia cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen inscritos en el libro.”
La libertad aquí dicha vino cuando el dominio de Antíoco cedió ante el poder del Altísimo, fue cuando los Macabeos pelearon con verdadera resistencia para librarse de la opresión y para purificar el Templo y para restituir el continuo sacrificio a Dios. Claro que la historia habla de los Macabeos y de la resistencia que presentaron ante Antíoco, pero en la explicación dada a Daniel fue Miguel quien peleó.
Estos mencionados como “todos los que se hallen inscritos en el libro”, no se refieren a los que están escritos en el libro de la vida del Cordero, sino a aquellos que no se contaminaron con el paganismo introducido por Antíoco en la tierra de Israel, todos ellos vieron la misericordia de Dios, en cambio los que se paganizaron en obediencia a Antíoco quedaron en desventaja, y su suerte fue diferente.
El capítulo 12:2 es el más difícil de explicar porque contiene elementos sobrenaturales relacionados con Israel en el futuro. Aparte del versículo 2 ese capítulo menciona los 1290 días, y los 1335 que se refieren a los tiempos de la purificación del Templo que iba a estar inmundo durante 2300 días, o sea un poco más de seis años literales (de esto se habla en el estudio “Las 2300 Tardes Mañanas”).
En fin, el término “ultimos días”, mencionado en el Antiguo Testamento, generalmente se re ere a los últimos días en que el Pacto del Sinaí estaba por terminar. Véanse un ejemplo de cómo la frase “últimos días es entendida por los apóstoles.
Hechos 2:17 dice:
“Y será en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Y vuestros mancebos verán visiones, Y vuestros viejos soñarán sueños”.
El profeta Joel (2:28) profetizó que vendría el momento en que el Espíritu Santo iba a ser derramado, y sus palabras fueron interpretadas por Pedro como los postreros días. Pero esos postreros días no se referían al n del mundo sino al tiempo cuando el Antiguo Pacto dejó de funcionar. Con esto en mente uno puede razonar qué quiso decir Daniel al mencionar “el tiempo del n”, y concluir que se re ere al tiempo cuando la opresión sobre el pueblo iba a terminar.
Una de las razones por las cuales eso de atribuir a Dios algo que la Escritura no dice resulta incoherente, no confiable y confuso, es forzar el razonamiento para que acepte lo inaceptable y contrario a lo que ella dice. Eso precisamente es lo que hacen algunas organizaciones cuando quieren validar lo que es contrario a la Palabra de Dios.
Así, creer que Miguel es el Hijo de Dios es sólo una idea que siendo extrabíblica se le quiere forzar para darle una posición donde no hay lugar para ella; véase por qué no posee lugar en la Escritura, y por qué ningún ángel es el Hijo de Dios:
“¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
«Mi Hijo eres tú,
yo te he engendrado hoy»,
ni tampoco:
«Yo seré un padre para él,
y él será un hijo para mí»? (Hebreos 1:5).
El escritor de Hebreos (Pablo muy probablemente) está comparando directamente al Hijo de Dios con los ángeles, y lo hace para aclarar que él es superior a ellos en cuanto a naturaleza, porque todos fueron creados por Dios a la vez, pero respecto a su Hijo, algo diferente aconteció, algo que ninguna mente humana será algún día capaz de entender; porque si bien la declaración “yo te he engendrado hoy” suena familiar, de ninguna manera significa en Dios un proceso como el diseñado para los humanos; la frase es usada para dar una idea específica respecto a la existencia del Hijo proveniente directamente del ser del Padre, mientras que respecto a los ángeles y todo lo creado, el Altísimo ordenó y lo inexistente vino a existir.
Este versículo declara que Dios a ningún ángel ha declarado su Hijo, en cambio la Watchtower, sobrepasándolo en autoridad declara que Miguel es el Hijo de Dios.
Ángel y arcángel son lo mismo en naturaleza, la única diferencia la constituye el prefijo “arc”, el cual es usado en la lengua Griega del Nuevo Testamento para designar a alguien que es jefe, principal o líder de otros. Pero el prefijo de ninguna manera significa o sugiere a alguien de naturaleza diferente, definitivamente, ángel y arcángel son de la misma naturaleza.
Esto significa que los “arcángeles” no son de naturaleza diferente a la de los ángeles, sino la misma, y el Altísimo a ninguno de ellos ha declarado su hijo.
Aún más, la Sagrada escritura nunca sugiere que los ángeles posean la misma naturaleza del Altísimo, pero declara más de una vez que el Hijo sí posee la misma naturaleza, debido a eso es que Hebreos1:3 dice:
“Él, que es el resplandor de su gloria, la imagen misma de su sustancia…”.
El que el Hijo sea “el resplandor de su gloria, la imagen misma de su sustancia”, es prueba clara y definitiva del por qué él es superior a cualquier ángel, y de ninguna manera es acertado imaginar que alguno de ellos sea de la misma sustancia del Altísimo.
Aunque Hebreos 1:5 es sumamente claro para hacer diferencia entre el Hijo de Dios (que junto a su Padre también es creador) y los ángeles y arcángeles (príncipes o principales prominentes), la demostración va más allá hasta explicar que Miguel y el Hijo de Dios no son la misma persona. Véase la sencillez y claridad conque la Escritura hace la diferencia:
“1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.
2 Estaba encinta y gritaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.
3 Otra señal también apareció en el cielo: un gran dragón escarlata que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas tenía siete diademas.
4 Su cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a n de devorar a su hijo tan pronto como naciera.
5 Ella dio a luz un hijo varón, que va a regir a todas las naciones con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono”.
Apocalipsis (Revelación) 12 es la visión que Dios dio a Juan para mostrarle aquello que ojo humano alguno jamás vio, es decir, la visión acerca del nacimiento del Hijo que iba a redimir a la humanidad.
El tiempo había llegado, y la situación del pueblo de Israel se ajustaba exactamente a los requerimientos del Altísimo para enviar a su Hijo. La visión contiene una señal sublime en la cual la nación israelita es representada por una mujer a punto de dar a luz. En la escena aparece un enorme dragón rojo, que es el diablo; éste vino y se paró frente a la mujer con el propósito de devorar al hijo inmediatamente que hubiera nacido.
El diablo quedó burlado pues el Altísimo frustró las malas intenciones salvando a su Hijo de una muerte casi segura, así se cumplió lo que dice el versículo 5:
“5 Ella dio a luz un hijo varón, que va a regir a todas las naciones con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono”.
Yo entiendo esto de la manera siguiente: Cuando el diablo se paró frente a la mujer para devorar al Hijo de Dios en cuanto hubiera nacido, Miguel y sus ángeles fueron ordenados ir contra el diablo y sus ángeles. A esto se re ere el versículo 5:
“Entonces hubo una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón. Luchaban el dragón y sus ángeles”.
Quienes han leído este capítulo 12 conocen el resultado pues el niño que protegido, y la humanidad, eventualmente alcanzó los beneficios.
La claridad del relato
Pero ahora véase esto: Si el niño que estaba para nacer es Jesucristo, mientras que Miguel y sus ángeles guerreaban contra el diablo y sus ángeles, ¿cómo es posible que el niño a punto de nacer y Miguel sean el mismo ser?
La idea de los TJ dice: “Hay también otras correspondencias que demuestran que Miguel es realmente el Hijo de Dios”.
En realidad, nada hay que muestre semejante cosa, al contrario, un razonamiento sencillo, como el que estamos haciendo, pone al descubierto lo irrazonable de ese tipo de imaginaciones.