Esta consideración es acerca de una ley que nadie puede transgredir: La ley del límite.

Por lo intrincado del asunto se exponen aquí, con poco razonamiento por supuesto, los límites cognitivos a los cuales el humano ha sido supeditado por el Gran Creador, de los cuales es imposible pasar.

1.El espíritu del cual se habla aquí no es un ser. No es algo o alguien visto desde la perspectiva de algunos filósofos griegos. No es algo independiente del alma y del cuerpo. No es eterno como es imaginado desde el punto de vista humano.

2.Se habla aquí del espíritu que ha sido creado por Dios y que junto con el alma y el cuerpo, forman nuestro ser. Por consiguiente, se habla del espíritu desde el punto de vista en que forma parte del humano y lo mueve a reaccionar según el accidente con el cual se relacione.

3.Desde que el individuo empieza a desarrollar los sentidos, también empieza a aprender, empieza a darse cuenta de todo cuanto lo rodea y con lo cual alterna, para ello, los sentidos de los cuales está dotado, se encargan de proporcionarle toda la información. Nada que le sea necesario saber escapa de sus sentidos.

4.Citando la Metafísica de Aristóteles, una vez los cinco sentidos le han desarrollado el conocimiento, los sentidos de la vista y del oído le vienen a ser los más esenciales.

5.A toda la información almacenada en la memoria acerca de cuanto ha visto, palpado, oído, gustado y oído, se le llama experiencia. Así, la experiencia, en este campo, no es sino los recuerdos guardados en la memoria de todo aquello con lo cual el humano se ha relacionado desde que viene al mundo.

6.Nadie puede tener experiencia respecto de algo si no ha tenido relación con ello. (Esto es sumamente importante para el estudio que hoy nos ocupa). Experiencia es conocimiento y memoria, es poseer noticia o información sobre algo. Así pues, experiencia es conocimiento respecto de lo que se ve, de lo que se palpa, de lo que se oye, de lo que se percibe por medio del olfato, y de lo que se puede saborear.

7.A la par de los sentidos, a los cuales se les puede llamar fisiológicos, el espíritu posee otra virtud importante y necesaria, la cual conocemos como la intuición.

8.Al igual que los cinco sentidos, para el humano, la intuición es la virtud, sentido o capacidad de darse cuenta. Los cinco sentidos informan de aquello con lo cual hay relación física, pero existe mucho de lo cual los cinco sentidos carecen de capacidad para informar. La intuición, al igual que los cinco sentidos, es parte del espíritu. Ella advierte acerca del peligro, de la seguridad, de la inseguridad, de las posibilidades, de la curiosidad, etc.

9.Como se dice arriba, la capacidad de retener lo conocido es parte de nuestra memoria, sin ella (que es parte de nuestro espíritu) nunca sabríamos nada, todas las cosas serían siempre nuevas, es decir, cada vez que el humano se relacionara con ellas sería siempre la primera vez. Sin la memoria, el humano siempre estaría aprendiendo lo que muchas veces antes habría aprendido, de modo que al irlas aprendiendo se le irían olvidando.

Una tarea dada por Dios

10.Pero puédese hablar de dos cosas interesantes acerca del saber: Primero. Para saber, el humano pasa toda su vida aprendiendo, penosamente, nunca termina de aprender pues el campo del conocimiento, en cualquier dirección y en cualquiera de las ramas del saber, es variadísimo y extremadamente extenso; a medida que se avanza conociendo, el campo sobre el cual se aprende se amplía más, de tal manera que la generación presente pasará investigando, conociendo y dejando las puertas siempre abiertas para que la generación siguiente continúe exactamente en el mismo afán. De esa manera transcurrirá todo hasta que el tiempo determinado por Dios, llegue a su fin. Bien que Dios ha dejado al hombre algo con lo cual pase ocupado toda su vida.

11.Segundo. Con todo y que el campo del saber disponible nos es ilimitado, a la vez tiene límite definido por Dios.

12.Es verdad que todas las generaciones pasarán la vida conociendo, pero nunca lograrán llegar hasta los límites del conocimiento disponible a la capacidad humana. Notoriamente, el tiempo vendrá a su fin de acuerdo a como está establecido por Dios, sin que el humano haya alcanzado a conocer todo cuanto le está permitido. La falta de capacidad impide al humano avanzar más rápidamente.

13.Si lo conocible nos es limitado, cuánto más lo es el campo de lo no conocible, de aquello que no forma parte de la mente humana como para imaginárselo. Lo desconocido, tal como se mira a medida en que el estudio avanza, es ilimitado, de tal manera que incluso va más allá de lo eterno.

Dónde empieza el límite

14.Hay un campo que al humano le está definitivamente vedado, un campo sobre el cual no siente ninguna curiosidad ni necesidad de aprender o conocer. Ese campo es el los imposibles. Los imposibles forman parte de la capacidad razonadora de la cual estamos dotados, mas por ser imposibles son soslayados y colocados en una posición donde pueden ser vistos pero no tomados para examen.

15.Por ejemplo, la imposibilidad de trazar una raya en el aire. Mentalmente se puede pensar en ello, mas la capacidad de realizar semejante ejercicio es en verdad una imposibilidad manifiesta de la cual ni siquiera existe el intento de acometer la faena.

16.Otro imposible es medir distancias sin tener necesidad de recurrir a puntos de partida. Incluso la Astronomía se vale de ellos para medir distancias en el universo, por eso la capacidad de medir distancias sin recurrir a una base es inexistente.

17.Otro imposible es que los objetos en movimiento puedan detenerse inmediatamente en cero absoluto tal como se detienen en nuestro pensamiento. El pensamiento es capaz de lanzar una piedra a velocidades fantásticas y detenerlas en cero movimiento. Pero respecto a una piedra real, semejante situación no existe, excepto en las caricaturas en la televisión.

18.Otro imposible es alcanzar las más altas velocidades sin tener que partir de cero absoluto. De allí es que, para que los objetos alcancen velocidades enormes, o se detengan totalmente, necesariamente tienen que partir de cero y llegar a cero.

19.La luz es un fenómeno que para la capacidad humana siempre será recta. Podemos imaginarnos un rayo de luz formando cualquier curva, pero llevar eso al plano de la realidad en verdad nos es imposible.

20.Por experiencia sabemos que el calor intenso nos quema hasta reducirnos a ceniza. Nadie se atreve a meter la mano en lava ardiente sencillamente porque de antemano conoce los resultados. Conocer cómo alternar con el calor nos es imposible.

21.Todos conocemos las formas, unas definidas y otras indefinidas. Pero la mente no puede imaginar otras formas aparte de ellas.

22.El humano sabe que posee espíritu, pero el origen de sus funciones le son desconocidas. Por el espíritu somos seres pensantes y poseemos movimiento, pero cómo es que el espíritu funciona, no lo sabemos, lo único que sabemos es que lo poseemos, incluso no sabemos dónde reside. Vagamente decimos que está en nuestro cuerpo, lo cual es verdad pero todo eso son sólo palabras, la realidad no la conocemos. Como puede verse, los límites del espíritu humano empiezan aún en el trato de los elementos que nos competen a nosotros mismos, y a aquellos de los cuales estamos rodeados. Por saber de las imposibilidades, nadie explora esos campos.

El campo de lo inexistente

23.Otro campo, el más asombroso, el más notorio. Es el de lo inexistente. Por supuesto que al mencionar lo inexistente no me refiero a inexistencia experiencial, o sea a aquello que todavía no forma parte del conocimiento, sino a aquello de lo cual nuestra mente nunca tendrá la más remota idea de qué es y de cómo es (6).

24.Lo inexistente recibe ese nombre porque de ello no tenemos conocimiento alguno (11). De ello ni sentimos curiosidad, ni necesidad de conocer sencillamente porque no existe ¿se entiende esto? Espero que sí. Mas el hecho de que la mente no alcance a ver más allá de la imaginación y del razonamiento, de ninguna manera significa que lo que nos es inexistente no exista para Dios. Esto, por supuesto requiere de más explicación, para lo cual se dan algunos trazos en este estudio.

25.El humano no piensa más allá de lo finito ni de lo infinito. Ha sido colocado por Dios en medio, de tal manera que en cualquier dirección hacia donde se proyecte, siempre su mente encuentre límites. Sólo alcanza hasta donde Dios le ha permitido llegar. Por supuesto que no ha sido limitado por Dios así por así. Dios es el Grandísimo Dios sencillamente porque es el único que todo lo sabe, incluyendo aquello que no forma parte de la imaginación humana.

26.¿Qué hay después de lo finito y de lo infinito, de lo micro y de lo macro, de lo que es y de lo que no es? Sencillamente lo inexistente. Es decir, aquello que para los humanos no existe pero que existe en el campo de la realidad de Dios. Aquello de lo cual nada sabemos, ni nada podemos explorarle ni nada se nos ocurre. He allí el por qué lo finito y lo infinito, lo micro y lo macro, lo existente y la nada, son los límites que se unen para encerrar al hombre en un círculo de donde no puede salir y de donde ni siquiera necesita salir.

27.De esto pues, se infiere que por mucho que el humano se afane por conocer, siempre será ignorante, incapacitado de explorar más allá de los límites que se le pusieron En estos límites son donde se detienen la imaginación y el pensamiento. No existe medio para traspasar esos límites.

Imposibilidad de traspasar esos límites

28.No es extraño ni inusual el que los humanos intenten traspasar los límites del conocimiento que le han sido fijados, varios lo han intentado, con todo, las conclusiones a que han llegado siempre dejan enorme vacío respecto a aquello de lo cual no se posee la capacidad de explicar.

29.Orígenes, el Padre de la Iglesia de allá por el siglo III, conociendo la inexistencia del tiempo y del espacio, al explicar lo que desconoce respecto al origen del Hijo, dice:

“...Por eso sabemos que Dios es siempre Padre de su Hijo Unigénito, el cual nació de él y tomó de él aquello que él es; pero sin ningún inicio, ni siquiera aquel que se pudiese distinguir por algunas discontinuidades de los tiempos, y ni siquiera aquel inicio que la sola mente suele distinguir dentro de sí misma, e intuir por medio, por así decirlo, del pensamiento y del intelecto desnudos. Hemos de creer pues que la Sabiduría fue engendrada fuera de todo inicio que se pudiese o decir o pensar...” (Orígenes. De Los Principios. I, 2. De Cristo. 2.)

30.Obsérvese que él, siguiendo la declaración de la Palabra de Dios, dice que el Hijo nació del padre. Además dice que nació del Padre pero “sin ningún inicio”.

31.Por supuesto que eso es definitivamente cierto. El Hijo nació sin ningún inicio porque tanto su Padre como él son antes de cualquier inicio, después de todo, de ellos emana todo, incluyendo el inicio. Por eso, tratar el asunto del nacimiento del hijo de Dios supeditando esa acción a lo que el humano limitadamente entiende, e incluyendo palabras que involucran el tiempo en realidad no explica la verdad de cómo es que el Hijo nació del Padre. Porque si nació del Padre entonces claramente el Uno es primero que el Otro aun cuando eso se dio antes que el inicio existiera.

32.Porque también, aunque el tiempo aún no existía y por lo cual es imposible razonar involucrándolo, siempre el Hijo nace del Padre, y nunca el Padre nace del Hijo, ni ambos son uno mismo, ni ambos nacen juntos; de otra manera el Hijo no es Hijo ni el Padre es Padre. El inicio es algo que la mente humana no puede explicar porque ese conocimiento no forma parte de nuestro ser. De allí que por intentar traspasarlo inexplicable la Teología forma un enredo inexplicable acerca del Hijo, enredo que sólo ella cree.

33.Es en esta parte, precisamente, donde la mente topa, donde se detiene y no puede continuar más allá de sus límites porque no se nos ha sido dada esa capacidad. Por eso el pensamiento humano divaga especulando sobre cómo el Hijo es nacido del Padre sin poseer principio o inicio, aunque es Hijo de un Padre. Negando arbitraria y decididamente que el Uno ses primero que el Otro.

34.Al supeditar la existencia del Hijo a la mente humana, los Arrianos cayeron en error, eso se demuestra en su declaración respecto a que “hubo cuando el Hijo no existía”, y que “el Padre no fue siempre Padre”. El error consiste en involucrar el tiempo, porque cuando el Hijo nació, el tiempo aún no había sido creado.

35.La posición de los Padres de la Iglesia vino a ser todavía más intrincada pues al hablar del nacimiento del Hijo rechazando involucrar el tiempo como lo involucran los arrianos, al mismo tiempo se valen de él, lo cual se ve claramente cuando sus conclusiones conducen a entender que, el Padre siempre ha sido Padre, y que nunca ha habido un momento en que el Padre no haya sido Padre.

36.Al atacar la corriente arriana, Orígenes, hablando acerca del Padre y del Hijo insinúa conocer lo que seguramente no conoce. Oigámosle.

“Es necesario hacer notar, para no incurrir en absurdas fábulas de aquellos que imaginan algunas emanaciones, de modo que separan en partes la naturaleza divina y así en cuanto de ellos depende dividen a Dios Padre que aun sospechar de lejos tal división en una naturaleza incorpórea no sólo es una extrema impiedad, sino también el colmo de la estupidez; porque no se sigue en absoluto de la inteligencia el que pueda concebirse una división substancial en una naturaleza inmaterial. Sino más bien así como la voluntad procede de la mente sin por eso dividir la mente en partes, y sin separarse ni dividirse; en este estilo debe concebirse que el Padre engendró a su Hijo, es decir como a su imagen, de modo que siendo él indivisible por naturaleza, también engendró una imagen invisible” (Orígenes. De Los Principios, I, 2, 6 Imagen del Dios invisible.)

37.Orígenes atacó arteramente a quienes no pensaban como él, sin darse cuenta que sus ideas están justamente en la misma posición que la de sus atacados. Para él es marcada estupidez decir que el Hijo emana del Padre y que por eso son dos seres. Sin embargo, no se percata que el ejemplo que pone acerca de la mente es sólo su razonamiento personal que nada tiene que ver con la realidad de Dios. De esto, obsérvese que él habla del asunto como que si en verdad ha traspasado el límite de lo vedado y de lo inexistente hasta alcanzar el ser de Dios.

38.Discursar aparentando haber traspasado la inexistencia, y hacer aparecer eso como verdadero también es marcada falsedad porque en semejante situación es el intelecto el que prueba a sí mismo lo que él mismo dice tomando de sus mismos razonamientos.

39.Absolutamente nadie conoce cómo el Hijo nace del Padre porque eso sólo ellos lo conocen, a partir de ellos nadie tiene acceso, ni siquiera los ángeles, mucho menos los humanos. A partir de la creencia de dos fusionados en uno, todo cuanto el humano dice es conclusión basada sólo en su razonamiento y no en la realidad verdadera que pertenece exclusivamente a Dios y a su Hijo.

40.Los teólogos en general fácilmente caen en enredo cuando elevan sus ideas hasta pretender alcanzar aquella información que la Santa Escritura no proporciona, llegando de esa manera a caer en blasfemia al intentar examinar a Dios y sacar conclusiones respecto a su ser. A la cabeza de esto están los Padres de la Iglesia.

41.La gran controversia entre Arrio y Atanasio suscitada allá por el siglo IV, se originó más que nada, debido a los intentos fallidos del hombre por traspasar los límites de lo vedado y de pretender establecer la verdad acerca de algo que en ningún momento ha sido declarado por Dios ni está al alcance del conocimiento humano.

42.El asunto principal de la controversia se resume en pocas palabras: “Hubo (un tiempo) en el cual el Hijo no existía” (34). A partir de eso, se crearon dos principales bandos episcopales, unos favoreciendo la posición de Arrio y otros favoreciendo la de Atanasio.

43.Por quererse meter donde no se puede, es que surgió la idea de la Santísima Trinidad, en la cual hay un dios que es tres pero que no es tres sino uno con tres manifestaciones ¿-? mezcla que por siglos ha sugerido que sólo los que poseen iluminación divina pueden entender, o sea, que pueden entender sólo aquellos que se ponen del lado del partido de Atanasio.

44.Ni Arrio ni Atanasio con sus respectivos bandos entendieron que para hablar acerca de la relación entre el Padre y el Hijo se debe excluir el lenguaje humano que se relaciona al tiempo. Siendo eso imposible, lo mejor era no haber intentado traspasar los límites de nuestro conocimiento, porque no poseemos un lenguaje capaz de explicar lo inexplicable.

45.A Arrio y su partido se les acusó de blasfemia, y fueron anatematizados por la Iglesia por afirmar que el Padre no fue siempre padre, sino que hubo cuando él no era Padre. Las palabras clave que originaron ese anatema fue “siempre” y “no era”. Porque de esa manera se hizo mención del elemento tiempo, lo cual es un error porque cuando el Hijo nació el tiempo era inexistente, ni siquiera la eternidad existía como se dice más abajo. Ante semejante declaración, el partido atanasiano consideró imposible que hubiera habido en el cual el Hijo no había existido y por lo tanto la posición arriana estaba incorrecta, procediendo al mismo tiempo a validar su posición con argumentos que por cierto no eran menos incorrectos.

46.Hilario de Poitiers, en su ataque a los arrianos, dice:

“18 No ignoro que la mayor parte de aquellos cuya mente, obnubilada a causa de su impiedad, no comprende el misterio de Dios o cuya locura les impulsa a ofender a Dios bajo capa de piedad porque están dominados por el espíritu maligno, acostumbran a introducir en los oídos de los más simples las ideas siguientes: nosotros, cuando afirmamos que el Hijo ha existido siempre y que no hay nada de que haya carecido en algún momento, decimos que no ha nacido precisamente porque ha existido siempre; porque, según la opinión común de algunos hombres, no puede ser que haya nacido lo que siempre ha existido, ya que la razón de ser del nacimiento es que venga a la existencia lo que no existía; y según el modo de pensar común, nacer no es más que el comienzo del ser de lo que no existía. Pueden añadir estas razones, bastante sagaces y agradables al oído: “Si ha nacido, dicen, empezó a ser, y cuando empezó a ser no existía, y es imposible que existiese cuando no existía”. Afirman por ello que éste es el lenguaje propio de la recta fe: No existía antes de nacer, pues nació para existir el que no existía, no nació porque ya existía, y no necesitó nacer el que existía, ya que nació para existir porque no existía...” (Hilario de Poitiers. La Trinidad. Libro XII, 18. Biblioteca de Autores Cristianos).

47.Los contraarrianos negaban decididamente, y declaraban como totalmente incorrectas las aceveraciones de los arrianos, porque les parecía cosa impía y pecaminosa, llena de impiedad y blasfemia, decir que hasta que el Padre engendró a su Hijo hasta entonces es que él existe. Con todo, Hilario no demuestra con bases divinas (porque no existen) por qué los arrianos estaban en error. Si su ataque rechaza la inexistencia del Hijo antes de nacer ¿significa que el Hijo ya existía antes de nacer del Padre? Hilario no define. Y no define porque él desconoce el ser de Dios.

48.Menuda dificultad esta de combatir el error de otros por el simple hecho de no estar de acuerdo con ellos valiéndose para ello de otro error. Proclamar y enseñar algo cuyas bases son sólo filosofía y pensamientos humanos que no pasan de ser palabras sin la menor base en la revelación divina, es igual temeridad e irrespeto.

49.Como se ha dicho antes (40), los Padres de la Iglesia combatieron las ideas arrianas porque les parecían impías, sin percatarse que dentro de esa misma categoría estaban sus argumentos.

50.¿En base a qué es que Hilario pensó que sus palabras en verdad ajustaban en la realidad divina? ¿Es que acaso reclamar autoridad reprobatoria en contra de otros ubica al reprobador a estar ajustado a la verdad?

51.Cualquier intento humano de hablar acerca de aquello que no forma parte de su campo, y de discursar al respecto, resultará siempre en indiscutible error. No importan los argumentos ni los intentos que se hagan por romper la barrera de lo vedado, nunca se tendrá éxito (6).

52.¿En qué tuvo razón Arrio al hablar de algo acerca de lo cual nunca tuvo conocimiento? ¿En qué tuvieron razón los Padres de la Iglesia al hablar de algo acerca de lo cual no tuvieron conocimiento?

53.El uso de la razón claramente apunta a notar algo: Ese algo es la falta de razón por parte de ambos bandos, porque hablaron respecto a Alguien que en ningún momento ha revelado su existencia. Tan alejados estuvieron ambos en sus posiciones que ni siquiera se dieron cuenta que estaban tratando de explicar la existencia de Dios y la de su Hijo, lo cual está ubicada afuera del alcance del razonamiento humano. La gran interrogante acerca del ser de Dios nunca tendrá respuesta.

54.Es claro que para expresar las ideas humanas se recurre a palabras humanas. Pero valerse de ideas y palabras humanas para hablar acerca del Padre y del Hijo no aclara nada de la realidad de ellos.

55.Si el Padre tiene un Hijo, entonces del Padre nace el Hijo, todo eso acontece sin que el humano sepa cómo sucede pues carece de información. He allí precisamente el error de la Iglesia y de los arrianos (31).

56.He allí precisamente la razón por la cual los escritores de las Escrituras Hebreas y los de las Escrituras Griegas seguramente fueron divinamente inspirados, porque ellos en ningún momento procedieron a hablar sobre algo que su Señor nunca les mandó. Allí también está la razón del por qué cualquier otro escritor posterior a ellos es indigno de toda confianza por haber escrito cosas aparentemente piadosas pero carentes de autorización divina.

57.Hilario insinúa tener respeto cuando habla de Dios, pero ha de entenderse que ese respeto no consiste en hablar cosas (como él lo hace) con las cuales piensa ponerse de su lado para defenderlo, sino imitando a los escritores bíblicos inspirados quienes por el respeto que le tenían en ningún momento divagaron hablando sobre imaginaciones o de cosas que él nunca les reveló. Dios no necesita defensores (arrianos y atanasianos). Tampoco se ha valido de ellos para dar a conocer cómo es Su existencia y la de su Hijo.

58.Al humano debe bastarle saber que el Padre tiene un Hijo, pero tratar de traspasar el límite que lo rodea (el límite que lo rodea es el de lo inexistente) para entrar al campo de la existencia divina, es una tarea por demás infructuosa.

59.Por pretender poseer capacidad de conocer lo que es más allá de lo inexistente al espíritu humano es que se creó una mezcla confusa en la cual tanto el Padre como el Hijo “siempre” han “existido” juntos, y que “nunca” “hubo” “un momento” en el cual el Hijo no haya existido, de lo cual resulta un tremendo embrollo sobre el cual los Padres de la Iglesia por centurias conjeturaron y divagaron mentalmente usando filosofía, pretendiendo explicar algo que en honor a la verdad desconocían.

Otro punto de vista discutible

60.El humano asegura que el Hijo nació en la eternidad. Tal pensamiento surge por pensar que la eternidad es lo máximo, el tope, el inicio de todo. Pensar así es establecer el lugar de su nacimiento, lo cual conduciría a suponer que su origen ha sido descubierto, y por lo tanto es rastreable. La pregunta es: ¿Nació él realmente en la eternidad? ¡No, él no nació en ese estado! ¿Existe al menos un texto donde diga que el Hijo nació en la eternidad? Sencillamente no. Sí se le menciona al lado de su Padre en la eternidad, mas no por eso la idea de su nacimiento en ese estado deba de ser verdadera. Es claro que él no nació allí porque para que la eternidad existiera hubo de ser creada. Cuando la eternidad fue creada él ya estaba al lado de su Padre. La eternidad es “relativamente nueva” cuando se trata de Dios y de su Hijo, porque antes de ella aún hay.

61.Otra vez se dice que si ellos sólo son desde la eternidad, entonces cabe muy bien la posibilidad de que alguien más pudo haber creado la eternidad. Seguramente nadie admite pensar que aparte de Dios y antes de él pueda existir alguien más.

El Originador, Los Originadores

62.Entre lo primero que Dios y su Hijo crearon está el principio, la inexistencia y la nada, después crearon la infinitud y la eternidad. Pero por novedoso que esto parezca, se debe entender que todo lo que el humano conoce, aquello que desconoce y aquello excluido de su capacidad cognitiva, poseen un creador, de tal manera que de la sabiduría y poder del Altísimo Dios emana absolutamente todo, él y su Hijo lo han creado todo incluyendo la inexistencia y la nada. ¿Qué es la inexistencia? Es la base para crear la nada ¿Qué es la nada? Para el humano, nada es la inexistencia absoluta. Para Dios la nada es existencia. Antes de la inexistencia y de la nada el Creador fundó algo que tampoco hay palabras para describir, a lo cual por desconocimiento podría yo identificar como el lugar, de allí, Él y su Hijo crearon el principio, la inexistencia, la nada, la infinitud y la eternidad. Probablemente resulte difícil de entender que la eternidad no existe de por sí, necesariamente tuvo un creador, el cual es nuestro Dios. Pero para que la eternidad haya venido a existencia, hubo que crear primeramente la nada. Así, después de la nada viene lo infinito, después vino la eternidad, de lo cual se entiende por qué la eternidad es infinita. Por último vino la creación del universo, del cual humanamente hablando se dice que es infinito, aunque a la verdad es finito porque está dentro de la eternidad.

63.Comúnmente, el humano llama nada al vacío, también le llama así a lo que no mira, todo lo cual es desacertado. No se debe olvidar que el vacío es algo: Es vacío. Lo que no se ve no significa inexistencia. A manera de simple ejemplo se puede decir que cuando unimos nuestras manos para formar una cavidad, a simple vista parece que hemos formado la nada, pero no es cierto, lo que hemos formado es una cavidad, la cual está completamente llena de muchos elementos. El hombre no posee capacidad para crear la nada, el único es Dios.

De lo absurdo que es pretender entrar al campo de Dios

64.Cuando el intento humano por desarrollar una idea acerca de cómo es Dios y de cómo es que él es Padre, toma la iniciativa de explorar, viene a quedar sumido en la peor de las ignorancias. Dios no es rastreable, ni examinable ni puede discursarse acerca de él: De cómo es él, cómo es su naturaleza y cómo es su ser. Tampoco puede explorarse la existencia de su Hijo.

65.Porque cuando las ideas empiezan a trabajar, entonces lo que el humano hace es empezar a construir un dios enteramente imaginado. La mente necesariamente tiene que recurrir a su propio razonamiento, no a información proporcionada por Dios. Además, necesita valerse de elementos como el pasado, el presente y el futuro, del es, del no puede ser, del así debe de ser, del imposible que eso sea de esa manera, etc. Todo porque ese tipo de elementos son los que están disponibles para él, aparte de esos no conoce otros.

66.La poca capacidad humana difícilmente acepta que razonar acerca de Dios de ninguna manera significa extraerle todo aquel conocimiento que él no ha dado. Algunos aceptan que Dios no ha dado semejante conocimiento, con todo, la insistencia y empeño por hablar al respecto fuertemente sugiere que lo imposible deja de serlo, llegando por ello a establecerse declaraciones imaginarias en las cuales lo secreto de Dios está ampliamente disponible a los hombres que intenten la exploración. Incluso el hombre ha establecido para sí mismo una ley consistente en que si posee fe adquiere la capacidad de explorar a Dios para conocer de él todo cuanto desee.

67.Si el humano desconoce los secretos y los límites del universo, con sobrada razón desconoce todo acerca de la eternidad. Mucho menos conoce lo que es la nada y sus límites. Todavía más desconoce la inexistencia. De donde fácilmente se infiere como infructuoso pretender alcanzar lo secreto de Dios y declarar cómo es él.

68.Los Padres de la Iglesia, a partir del siglo III E.C., tomaron a Dios y a su Hijo como objeto de estudio, de análisis y de discurso, hasta que al cabo de varias centurias concluyeron “cómo son ellos”. Sus ideas fluían a torrentes, plasmándolas por escrito y comunicándolas a otros. Indudablemente pasaron largo tiempo pensando cómo rebatir la posición arriana por medio de presentar la idea de que Dios es “algo” que manifiesta al Padre al Hijo y al Espíritu Santo. Posterior a su muerte, sus ideas adquirieron categoría de declaraciones irrefutables en la religión cristiana. Hasta el día de hoy, nadie osa contradecirles. Generalmente se da por cierto que todo cuanto dijeron acerca de Dios y de su Hijo son declaraciones no sujetas a discusión

69.Con todo, al leer a algunos de ellos (Orígenes, Agustín, Hilario de Poitiers, Atanasio, Tomás y otros) fácilmente puede verse lo limitado de las ideas. Y es que semejantes limitaciones les cercaron por desconocimiento (23) y por inexistencia. Es decir, No se puede hablar de Dios ni de su Hijo más allá de la eternidad sencillamente porque nuestra mente tiene límites. Ellos trascienden con mucho la eternidad hasta ubicarse en el campo de su propia existencia, a la cual el pensamiento humano no tiene acceso. Si el humano carece de capacidad para describir la naturaleza de la eternidad, mucha más incapacidad tiene para describir la nada y la inexistencia, y sobrada ignorancia lo rodea para hablar respecto a la existencia de Dios y de su Hijo. ¿Cómo puede alguien hablar acerca de la existencia de Ellos siendo que eso es competencia exclusiva a lo cual no se tiene acceso?

70.¿Puede alguien conocer a Dios sólo por poner a volar su imaginación y su razonamiento? Seguramente no. ¿Posee alguien acceso a la relación existente entre el Padre y el Hijo? Seguramente no. Nadie tiene acceso a semejante campo, el único conocimiento disponible es el proporcionado por la Sagrada Escritura, la cual por cierto, da por sentada la existencia de ellos sin proporcionar información de cómo en realidad es el ser de ellos. El humano conoce las manifestaciones de Dios sólo respecto al humano, pero desconoce cómo se relaciona con sus ángeles, mucho más desconoce cómo se relaciona con su Hijo. Si tal desconocimiento le es sobradamente manifiesto, cuánto menos puede reclamar conocer el cuerpo de Dios. Por eso nadie puede hablar de ellos ni separarlos ni fusionarlos mentalmente. Si ellos, es decir el Padre y su Hijo sobreexeden al tiempo, a la eternidad, a la existencia de lo creado, ¿de dónde pues puede hablarse de ellos involucrándolos en algo poco confiable y limitado como son las ideas humanas?

71.Otra vez se dice que el Padre es Padre porque tiene un Hijo, y el Hijo es Hijo porque tiene un Padre (55), eso debe bastar al humano para detenerse en sus intentos fallidos de exploración.

La existencia de Dios

72.En la creación de lo todo el Padre y el Hijo obraron. Pero ¿cómo puede explicarse eso donde el tiempo, la eternidad e incluso la nada aún no existían, y donde ni siquiera el lugar y el principio todavía no existían? He allí precisamente donde incluso la imaginación, que es tan poderosa, se detiene, no puede traspasar los límites que Dios le fijó. Sépase que Dios existe en ningún lugar sino en su misma existencia. Fue a partir de allí donde trajo a su Hijo a existir. De eso nada se puede hablar debido a falta total de información.

73.Conociendo que Dios habita en su misma existencia, puédese entender que todo emana de Dios. Aparte de él ni la inexistencia existe, porque para que eso exista debe tener un creador, el cual es nuestro Dios.

74.Sí, Dios lo creó todo a partir de su existencia. Conocer cómo fue eso no forma parte de nuestra capacidad de entendimiento porque nuestro espíritu está limitado e imposibilitado de saberlo.

75.La mente humana sólo fue dotada para conocer lo que es el lugar percibible por nuestra mente; el cupo o espacio y todo aquello que designa áreas son virtudes depositadas en nuestro espíritu. De ese manera, entendemos que la tierra ocupa un lugar, las galaxias ocupan un lugar, el universo ocupa un lugar. Todo humano concuerda en eso sin la menor duda.

76.La eternidad y la nada ocupan, pero de eso no poseemos noción alguna. Ni siquiera pensamos al respecto. Posiblemente nadie haya pensado en esto antes de leer estas líneas.

77.La seguridad de que el principio, la inexistencia, la nada, la infinitud y la eternidad tienen sus orígenes en Dios es más que suficiente para entender que antes de ser creadas no eran, o sea no ocupaban, a partir de su creación son y ocupan.

78.Todos los absolutos, tanto los imaginables como los inimaginables a la mente humana, son realidad en la mente y en las manos creativas del Altísimo, aparte de haber emanado de su poder nada existe de por si.

79.Gloriosamente, aparte de él nadie más conoce cómo es que él procedió a originar todo incluyendo el lugar. La existencia de Dios no es un área ni mucho menos percibible por nuestro espíritu. En verdad, no hay una palabra con la cual identificar lo inidentificable e inexistente a la mente humana. Allí precisamente es donde el Padre trajo a su Hijo a ser. Allí es donde nació el Hijo. Allí es donde el Padre tiene un Hijo. Cómo el Hijo es Hijo y cómo todo lo demás emana de su poder sólo el Padre lo sabe.

80.Por ser todo eso desconocido (incluyendo el cupo o lugar), es que la doctrina de la Santísima Trinidad declara que el Hijo no es separado del Padre sino que está en él. Los formuladores de ese dogma posiblemente llegaron a entender que todo emana de Dios. No hay lugar, cupo o espacio aparte de Dios, ni siquiera la inexistencia existe. Posiblemente por eso se razonó acerca de la improbabilidad de que el Hijo existiera aparte del Padre. ¿Adónde pudo haber existido siendo que el cupo o el lugar o la expansión eran inexistentes? ¿Será debido a que ese cupo nos es inexistente que la imposibilidad humana viene a concluir en que necesariamente el Hijo está en el Padre, porque afuera de él nada existe? Dios a nadie ha dado información o conocimiento acerca de “dónde” es que él vive, porque él vive en su propia existencia.

81.Debido al desconocimiento del ser de Dios y a su existencia, a él se le presenta como a un ser que no tiene hacia dónde moverse, por eso se concluye en que necesariamente su Hijo está en él.

¿Unión o Fusión?

82.Cuando en el dogma (doctrina) de la Santísima Trinidad se habla de la unión existente entre el Padre y el Hijo, la idea que se percibe es que Padre e Hijo están fusionados, que no son dos sino uno solo manifestado al humano en dos, que en ocasiones se separan pero que en realidad no se separan sino que la manifestación divina se vuelve doble y hasta triple por incluir como persona al espíritu de Dios. El Doctor Francisco Lacueva, en su libro “Espiritualidad Trinitaria”, página 73, Editorial Clie; lo dice de esta manera: “...El hecho que la tri-unidad de Dios sea un profundo misterio no significa -repetimosque sea un absurdo y, por ello, imposible. El principio de contradicción no cae por eso. No hay tres dioses, sino tres personas en un solo Dios...”

83.Explicaciones indefinidas como estas, cuyo origen es sólo el pensamiento humano, se deben a los límites del espíritu de indagar sobre lo vedado. Por mucho que se explique, siempre esas explicaciones son vagas, con fundamento sólo en la imaginación. Lo vedado es el origen del tropiezo de explicar lo inexplicable. Cuando eso aparece entonces se recurre a emplear la palabra “misterio”, que es el equivalente a decir que se están hilvanando ideas acerca de algo de lo cual nada se sabe ni se posee información.

84.Si el Padre y el Hijo crearon el cupo, ¿dónde, o cómo existen antes de eso? Menudo problema tiene la mente que pretende discursar al respecto. Si el cupo aun no había sido creado, ¿significa que sólo existe Dios “sin lugar donde moverse” y por eso es que dentro de él existe su Hijo? Notoriamente, no. De eso sólo existen ideas, mas la realidad de Dios sobreexede nuestro limitado razonamiento. ¿Hay algún humano capaz de penetrar semejante campo? ¿Qué tan válidos pueden ser los argumentos tendientes a hacer aparecer al Hijo dentro del Padre?

85.La declaración aquella formulada por los Padres de la Iglesia en la cual se enfatiza que el Hijo “nunca ha estado” separado del Padre es cierta, pero debe tomarse en cuenta que estar juntos, como la Escritura lo menciona (junto a ti, o a tu lado, o frente a ti.) de ningún modo significa estar fusionados al grado de que siendo dos, el Hijo deba estar “dentro” del Padre. Sus palabras significan estar frente al Padre, no estar dentro del Padre.

86.El empeño por recalcar que Padre e Hijo, a pesar de ser dos, deben aparecer como uno adentro del otro, es fruto de la imposibilidad de explicar lo inexplicable, de explicar la existencia de Dios, pues lo creado carece de ese conocimiento.

De la Deidad

87.A la par de aquello imaginado por el humano respecto al Padre y al Hijo se ha creado algo identificado con el nombre “Deidad”. Véase en qué consiste:

“Si bien es cierto que la Deidad no es una en personas, Dios es uno en propósito, mente y carácter. Esta unidad no destruye las distintas personalidades del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Además, el hecho de que en la Deidad haya personalidades separadas, no destruye la enseñanza monoteísta de la Escritura, según la cual el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios.

2. Una relación práctica. Dentro de la Deidad, existe la economía funcional. Dios no duplica innecesariamente su obra. El orden es la primera ley del cielo, y se manifiesta en formas ordenadas de actuar. Este orden surge de la unión que existe entre los componentes la Deidad, y sirve para preservar dicha unión. El Padre parece actuar como fuente, el Hijo como mediador, y el Espíritu Santo como actualizador o aplicador...” (Creencias de los Adventistas del Séptimo Día. La Deidad, página 33, edición de 1988).

88.De acuerdo a los argumentos patrísticos, el Hijo está en (dentro) el Padre. Pero por lo mostrado en esta declaración, no sólo el Hijo está dentro del Padre sino que ambos, más el Espíritu Santo están dentro de la Deidad ¿? Obsérvese la declaración: “en la Deidad hay tres personalidades separadas”. Para hacer la cosa más solemne y categórica, dice: “...esto no destruye la unidad monoteísta de la Escritura, según la cual el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios...”.

89.Dos declaraciones nacidas de la mente humana aparecen en esto: Primero. Hay un algo a lo cual se le llama Deidad, la cual, aunque se diga lo contrario, es como un recipiente que contiene al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Aunque la idea de semejante recipiente suene “blasfemo” en verdad no lo es si se toma en cuenta que en esa Deidad hay tres personas separadas: Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Segundo, la declaración dice que “esto no destruye la enseñanza monoteísta de la Escritura, según la cual el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios...”. En realidad esto es verdadero, cualquier idea tendiente a hacer aparecer a Dios según la mente se lo imagina, no altera en absoluto la naturaleza divina. Los humanos pueden idealizar a Dios como lo deseen, mas eso de ninguna manera significa ajustarse a la verdad que nunca conocerán.

90.Estas “Creencias”, en la página 31, declaran algo a lo cual no se le presta la debida atención: “Si bien el Antiguo Testamento no enseña explícitamente que Dios es triuno...”. ¿Está claro no? Si la Palabra de Dios no enseña semejante cosa, entonces la creación de esa deidad y ese triuno son producto de la mente humana. Además, los humanos han decidido que tal composición “no destruye la enseñanza monoteísta de la Escritura”.

91.Aunque es imposible traspasar los límites, la mente humana pretende haberlo conseguido, para lo cual crea imágenes, poniendo a la vez a Dios y a Su Palabra como testigos fehacientes que tales ideas son verdaderas.