Un estudio sencillo, a través del cual se hace diferencia entre lo que son las facultades del alma y las facultades del espíritu.
El presente Estudio sustituye a «Alma y Espíritu» escrito en el año 2006. Durante todos estos años fue descargado de mi sitio en la Internet miles de veces como único recurso referente a un tema que en el mundo cristiano es desconocido.
Considerando necesario ampliar el contenido en algunas partes, he decidido reescribirlo, porque desde aquél tiempo hasta hoy, he tenido oportunidad de profundizar más mi conocimiento en estas dos virtudes que el Creador nos ha dado. Como resultado, hoy lo presento siempre intentando usar un lenguaje sencillo y sin embrollos, de modo que la lectura resulte amena y fructífera. A medida del avance de la lectura se notará que el contenido ha sido ampliado, sobre todo en lo relacionado las manifestaciones de estas dos virtudes y a la posición desventajosa en que se encuentra el cristianismo en relación en modo de entender la Palabra de Dios.
¿Por qué he invertido el título de este Estudio en comparación con el Estudio anterior? Lo he hecho sencillamente porque este es el orden correcto dentro de la Santa Escritura (espíritu, alma). Tal orden queda demostrado en base a que sin espíritu no existe el ser; seríamos objetos sin conciencia, es decir, no seríamos capaces de saber que existimos, y por ende, las manifestaciones del alma no existirían puesto que sin espíritu no hay alma.
¿Qué es el espíritu en los seres? ¿Qué es el alma? La respuesta depende de la fuente que responda. La primera fuente es Dios, la segunda es el hombre. Ambas fuentes, la de Dios y la del hombre, están disponibles para toda persona que desee explorarlas. Pero es claro que entretanto la Palabra de Dios hace diferencia entre el espíritu y el alma, y menciona a ambos para que entendamos cómo se manifiestan, sin someter a la persona a que divague, el pensamiento humano divaga pretendiendo explicar lo que no sabe, sometiendo al individuo a penosas horas de lectura y estudio para, finalmente, llevarlo a concluir en que no posee ninguna base real sino meras ideas.
Ejemplo de ideas infundadas son las de Platón (427-347 a. C.). cuyas divagaciones son la base del cristianismo para afirmar lo que es el alma. Es notorio que algunas de sus enseñanzas no fueron originales sino copia de otros filósofos griegos. Todavía más interesante resulta conocer que la base de este tópico, proviene de los egipcios antiguos (como sugiere heródoto), de los caldeos, de la cultura hindú y china.
Es necesario, como propósito de este Estudio, mostrar que entre lo que dice la Santa Escritura y lo que enseña la filosofía pagana no existe la más mínima relación. Son dos caminos diferentes que el cristianismo ha pretendido fusionar haciendo creer la filosofía pagana es lo mismo que Dios dice. Comencemos nuestro Estudio.
Hay en esta sección poco material, pero aunque poco, es suficiente para entender lo concerniente al alma como lo enseñaban los griegos antiguos. Como el propósito de este Estudio es evitar que el lector divague por el largo y cansado camino de citar directamente los escritos filosóficos, he optado por citar algunas fuentes que han resumido el pensamiento griego acerca del alma.
Alma
Platón interpreta el alma principalmente en dos sentidos: el alma como aquello que permite a los seres vivos realizar actividades vitales, y, en el caso del alma humana, como el principio divino e inmortal que nos faculta para el conocimiento y la vida buena.
Al igual que todos los griegos, Platón, consideró que el alma es el principio que anima los cuerpos de los seres vivos, que les da vida y movimiento. Pero lo peculiar de su concepción se muestra en su visión del alma como principio de racionalidad y dotada de carácter divino. Para este autor el alma es la parte más excelente del hombre, gracias a ella podemos alcanzar la ciencia y realizar acciones buenas; el alma al menos la parte más excelente nos vincula con el mundo divino y está dotada de un destino inmortal.
Alma Racional
Parte superior del alma humana, inmortal y divina. Gracias a ella alcanzamos el conocimiento y la vida buena.
El "mito del carro alado" representa el alma racional con la metáfora del auriga. Es la parte más excelente del alma, se identifica con la razón y nos faculta para el conocimiento y la realización del bien y la justicia. Es un principio divino y dotado de inmortalidad. La sitúa en la cabeza (el cerebro).
Alma Irascible
Parte del alma humana en donde se sitúan la voluntad y el valor.
El "mito del carro alado" representa el alma irascible con la metáfora del caballo bueno y dócil a las instrucciones del auriga. Gracias a esta parte el auriga puede seguir a los dioses hacia el mundo de las Ideas y la contemplación de la Idea de Bien. En el alma irascible se encuentra la voluntad, el valor y la fortaleza. Platón no de ende con claridad ni su mortalidad ni su inmortalidad. La sitúa en el pecho (el corazón).
Alma Concupiscible. Parte mortal del alma humana responsable de las pasiones, placeres y deseos sensibles.
En el "mito del carro alado", Platón representa el alma concupiscible con la metáfora del caballo malo, poco dócil y que dirige al carro hacia el mundo sensible. Es la parte del alma humana más relacionada con el cuerpo y en ella se encuentran los placeres sensibles y los apetitos o deseos sensibles (deseos sexuales, apetitos por la comida, la fama, la riqueza...). Por estar tan íntimamente ligada al cuerpo se destruye cuando éste muere. La sitúa en el abdomen (hígado).
(http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiagriega/Platon/Alma.htm)
Como se puede mirar en este resumen, Platón desconocía las manifestaciones del alma y se concreta a explicar su propia imaginación despedazándola en varias partes. Además, tomaba algunas manifestaciones del espíritu y las atribuía al alma; por ejemplo, según esta cita, atribuía al alma el movimiento, el pensamiento, las conclusiones, etc., que son funciones del espíritu.
Pero no sólo eso, sino que cuando menciona lo «divino» de ninguna manera se re ere a nuestro Dios, más bien se re ere los dioses imaginados por la cultura griega dentro de las cuales nació el concepto gnóstico del demiurgo (En la filosofía platónica y gnóstica, el demiurgo es el artífice o alma universal que es principio ordenador de los elementos preexistentes. Dicc. Español RAE). De esa manera, siendo el paganismo la fuente de donde Platón extrajo sus ideas, el alma que imaginó fue mera ilusión basada sobre la imaginación hindúchina. El demiurgo platónico es el ialdabaoth gnóstico.
Aristóteles fue otro de los filósofos que pretendieron conocer el alma desde el punto de vista pagano a cuyo filósofo sigue de cerca Tomás de Aquino.
Creyendo aclarar las confusiones de los filósofos griegos antiguos, Tomás de Aquino dice:
Respondo: Para analizar la naturaleza del alma, es necesario tener presente el presupuesto según el cual se dice que el alma es el primer principio vital en aquello que vive entre nosotros, ... Pero decimos que el primer principio vital es el alma. (Tomás de Aquino. Suma Teológica. Parte 1.a, Cuestión 75. Sobre el hombre compuesto de alma y cuerpo. Sobre la ciencia del alma). (http://hjg.com.ar/sumat/a/c75.html)
En verdad, Tomás de Aquino, (pagano de nacimiento y filósofo), en su monólogo titulado «Suma Teológica», está discursando sobre el alma, pero no de la que menciona la Sagrada Escritura, sino de la que inventaron los paganos. En el artículo, extenso por cierto, del cual se ha citado una pequeña parte, habla y habla en contra de los antiguos filósofos creyendo él tener la verdad en sus manos; al nal a nada llega; pretendiendo ser más conocedor que aquellos se enreda en sus mismas ideas. La teología, que es su base de estudio, es la misma así llamada por los griegos para referirse a sus dioses; a partir del paganismo griego que la usaba, la religión cristiana la tomó prestada para su uso cotidiano; así que, el estudiante de la Biblia debe recordar esto cuando escuche o borde el tópico de la transmigración del alma cuyo tópico puso de moda Platón.
Ni Platón, ni Aristóteles ni Tomás de Aquino conocían nada del Dios de las Escrituras; por esa razón ni hablan de él ni de su Palabra; ellos hablan de lo que otros paganos dijeron, y por tener un lugar entre aquellos él también puso a volar su imaginación con la cual aparentemente llegó a una de nición diferente a sus antecesores. Pero claro, se enfatiza que las ideas paganas nada tienen que ver con la fuente del verdadero conocimiento la cual es el Altísimo Creador.
En Platón, el alma es inmortal, un cuerpo «incorpóreo» inmaterial, independiente del cuerpo humano. Cuando el cuerpo muere, según él imaginó, el alma emigra a un lugar o depósito adonde va a esperar el turno o momento en que otro cuerpo sea producido para reencarnar en él para continuar manifestándose entre los humanos en la manera en que lo hizo con el cuerpo anterior. Sus obras Timeo y Fedón son los textos extensos en los cuales expuso sus ideas. Para él el alma es inmortal.
Tomás de Aquino dentro de la religión cristiana quizás sea el discípulo más aventajado de Platón y Atistóteles, que discursa acerca del alma en base a las creencias egipcia, caldea, griega, hindú y china respecto a la transmigración del alma, lo demostró exponiendo sus imaginaciones en su Suma Teológica
Aunque es célebre en la religión cristiana, su celebridad no sale de ahí, ni mucho menos que sus imaginaciones acierten en alcanzar lo que nuestro Creador dice en su Palabra. Sus ideas desconocen completamente cuanto Dios dice, y discursa sobre ideas paganas.
En lo que el paganismo nunca pensó respecto a la reencarnación de almas fue en imaginar cómo explicar quién las creó, o si el que las creó es un ser que existe afuera de sus imaginaciones; cómo se formó o quién formó el lugar donde supuestamente ese depósito de almas está. Tampoco explicó cómo es que las almas poseen voluntad propia para liberarse del cuerpo que muere y quién les dotó de voluntad. Qué hacen las almas en el lugar donde se encuentran. Con quién se comunican para recibir la orden de regresar a reencarnar mientras están en ese lugar. Etc.
Posiblemente ni los egipcios, caldeos, hindúes, chinos, ni griegos , ni en los tiempos de Tomás de Aquino, hubo la sobrepoblación humana que el mundo tiene hoy. De ahí que, si el alma reencarnara en otro ser, su número, necesariamente debería mantenerse inalterable; nunca habría cómo aumentar o disminuir su número. Pero claro, el ingenio pagano actual recurre a inventos complementarios para explicar «lo que sucede», o sea se basa en nada, con lo cual validan lo inexistente. El gnosticismo esotérico, que juega un papel importante en este campo, proporciona ideas con las cuales «solucionan» aquello que no se puede demostrar excepto por su propia literatura. Para el esoterismo gnóstico el aumento de población de ninguna manera es problema puesto que existe una cantidad in nita de almas «sin uso» listas a llenar cualquier sobrepoblación, o sea almas nuevas que nunca han sido usadas que van cubriendo el aumento poblacional mientras tanto las viejas continúan prestando sus servicios.
Una cita más se expone a continuación.
Filosofía griega
Platón consideraba el alma como la dimensión más importante del ser humano. A veces habla de ella como si estuviese encarcelada en un cuerpo, si bien tal idea la toma prestada del orfismo.
Según el Timeo, el alma estaba compuesta de lo idéntico y lo diverso, sustancia que el demiurgo usó para crear el alma cósmica y los demás astros; además, los dioses inferiores crearon dos almas mortales: la pasional, que reside en el tórax, y la apetitiva, que reside en el abdomen. Por encima de las dos estaría el alma racional, que encontraría su lugar en la cabeza. Algo parecido se narra en el Fedro, donde se expone el mito de los caballos alados: el auriga es el alma racional, el caballo blanco representa la parte pasional y el negro la parte de los apetitos (siempre rebelde). La tarea del auriga es mantener el caballo negro al mismo galope que el blanco. En el Fedón, el alma es vista como una sustancia que busca desligarse de los límites y con ictos que surgen desde su unión con el cuerpo, y que podrá vivir de modo pleno tras el momento de la muerte; este diálogo ofrece diversos argumentos que buscan probar la inmortalidad del alma.
Tomás de Aquino
Con Tomás de Aquino, la reflexión antropológica (explicación de qué es el ser humano) toma un giro más realista. Basándose en Aristóteles más que en Platón, Tomás de Aquino habla de principios, ya no de realidades opuestas. Para Aristóteles, todos los seres del mundo físico tienen una [materia] (que es pura indeterminación) y una forma sustancial (que es el principio determinativo). Estas dos realidades son inseparables, de modo que no tienen existencia independiente. Diríamos que se trata de dos "aspectos" de la misma realidad. Tomás de Aquino describe al ser humano como material por una parte (su cuerpo) y no material por otra (su alma espiritual). El ser humano está inmerso en lo material y obedece a sus leyes básicas de espacio y tiempo. A la vez, muestra que no es material del todo pudiendo ir más allá del espacio y del tiempo con su razón: planificar el futuro o disponer los arreglos sobre un espacio existente en su vida diaria.
Alma y cuerpo llegan a ser co-principios en la explicación de cómo es el ser humano. El ser humano es plenamente corporal pero tiene algo propio que le permite ir más allá de lo corporal: su alma espiritual. Sin embargo, es el alma la que tiene el ser en primer lugar, mientras el cuerpo existe en cuanto unido al alma.
(https://es.wikipedia.org/wiki/Alma).
Obsérvese, pues, cómo la filosofía respecto al alma es nada, basada en palabras nacidas de la imaginación. Una nada validada por el pensamiento que corre en camino opuesto al de los Apóstoles. Un orden dentro del cual el contenido de la Palabra de Dios nada tiene que ver, que de ninguna manera se puede pensar en tomar esas ideas como base para conocer el alma que nuestro Dios creó.
Tomar las ideas de los filósofos como base sobre la cual edificar una creencia extraña a cuanto la Sagrada Escritura ha dicho es subestimar a Dios invalidando lo que él dice.
En conclusión puede verse cómo el paganismo confunde el alma y espíritu en un solo significado debido a que la base en que se fundan son sus mismas ideas. En cambio el Autor de la vida declara ampliamente lo que son cada una de ellas.
Contrario a las conjeturas que el hombre pueda producir, la Sagrada Escritura enseña que el término espíritu es usado para identificar varias cosas, entre ellas la vida y la conciencia, y que su creador es Dios. He aquí unos ejemplos:
Formó, pues, Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fue el hombre en alma viviente. Génesis 2:7.
Si nuestra lengua fuera la Hebrea leeríamos este texto poco más o menos así:
Vayitser Adonái Elojím et jaadám afar min jaadamá vayipáj beapáv nishmát jayim vayehí jaadam lenefésh jaya.
Aquí las palabras nishmat jayim es lo que nosotros llamamos soplo o espíritu de vida. Nishmat viene de neshamá=espíritu, aliento, soplo; de donde resulta correcto a rmar que nuestro Creador insu ó en Adam espíritu de vida.
Referente a este espíritu la Santa Escritura no dice qué es, sólo informa abundantemente de sus manifestaciones. Nada se sabe de él porque el Creador no da explicaciones; de ahí que tomar tiempo para hablar o escribir (como hicieron los filósofos griegos) acerca de lo que no se conoce es infructuoso pues lo que se escribe son simples imaginaciones.
En verdad Dios nos ha establecido límites de entendimiento, y si a ellos estamos subordinados seguramente se debe a que nuestro entendimiento, no está capacitado para comprender más allá de sus límites; sencillamente no podemos entender qué es este espíritu, cómo son y cómo se producen sus manifestaciones.
Así, somos seres vivos porque el espíritu que Dios o rúaj que insu ó en el primer hombre está en nosotros. Al habernos dado Dios de su espíritu de vida, éste viene a activar nuestro espíritu y así somos seres vivos con múltiples capacidades.
La palabra hebrea rúaj (en Inglés ruach) es traducida generalmente como espíritu, soplo, brisa, aire o viento, todo dependiendo del contexto en que se use. (En la lengua Griega se le llama pneuma). Sin embargo, no se debe caer en el error de pensar que el rúaj mencionado en Génesis 2:7 se re era al viento o aire que mueve las ramas de los árboles o que nosotros empujamos para soplar la sopa caliente. Ese rúaj insuflado por el Creador en las narices del hombre no fue aire sino espíritu de vida como dice el texto, de lo cual fácilmente se in ere el incomprensible significado de esta palabra. Además de dar vida, éste rúaj tiene poder de activar incluso las partes más finitas de nuestro ser.
En el relato de la creación del hombre sólo se dice que Dios tomó un poco de tierra para formarlo, pero nada se dice de los órganos, músculos, tendones, y de las arterias, venas y capilares, células. Etc. que poseemos trabajando en completa armonía llevando sangre y oxígeno al cuerpo. Por lo cual ese espíritu de vida es un misterio que nunca conseguiremos entender.
Tan complejo a nuestro entendimiento es este rúaj que nos es imposible conocer su fuerza y capacidad, apenas Job 32:8 dice:
Mas es un espíritu en el hombre, un soplo del todopoderoso lo que da inteligencia.
Por inteligencia se puede entender la capacidad de adquirir y aplicar conocimiento a lo que nos rodea. Los humanos conocemos y entendemos, aprendemos, y más; pero cómo es que todo eso se produce, nunca lo entenderemos. La inteligencia nos incorpora en el mundo para participar de cuanto nos rodea y nos capacita para analizar y aprender. Siendo seres inteligentes estamos capacitados para explorar el vasto conocimiento del cual el Creador nos ha proveído.
Por eso es que decimos que este espíritu de Dios no es viento sino las funciones del espíritu de vida que además de vida nos de la inteligencia, el conocimiento y las capacidades espirituales que, en parte, nos hacen superiores a los animales.
Probablemente miles de millones nunca han pensado en las funciones del rúaj que Dios sopló en las narices del primer humano y que desde ahí nos ha venido siendo transmitido, y se limite a pensar que aquél soplo sólo fue simple aire; lo cierto es que ese modo de pensar es muy corto porque no alcanza a explicar, cómo ese espíritu puede dar vida. Porque como hemos dicho en otras ocasiones, si el aire es en sí la vida entonces los neumáticos de los vehículos serían seres vivientes pero vemos que no es así. Así, cuando Dios nos quita el espíritu de vida dejamos de ser, o sea morimos.
La gran incógnita del mundo científico hoy por hoy es, cuándo en realidad la persona muere, porque la Neurociencia ya ha dado un paso trascendental al haber comprobado que aunque el cuerpo esté sin función, o «sin vida», o clínicamente muerto, en muchas veces el cerebro continúa funcionando por algún tiempo, por lo cual no pueden determinar cuándo la persona muere. La situación es clara y sencilla, Salomón dice que entretanto el espíritu de vida está en la persona ésta está viva aunque su cuerpo esté completamente inmóvil. El conocimiento de Dios es simple.
Aunque es imposible y complicado enumerar todas las manifestaciones del espíritu humano, se pueden mencionar algunas que por su actividad son diferentes a las del alma, entre ellas:
Activar las funciones del alma, acercarse, agotamiento, alejarse, alivio, ambición, añorar, aprender, apresurar, arrebato, bostezar, calcular, callar, caminar, carácter, comparar, cansancio, concentración, conciencia, con anza, confusión, constancia, coordinación, correr, crecimiento, detenerse, determinar a hacer algo, decisión, despertar, discernir, dolor, dormir, empeño, engañar, entender, entusiasmo, equilibrio, estimular, exhalar, extender, fuerza física, fuerza de voluntad, gusto, gritar, hablar, habilidad, hacer diferencia, imaginar, imitar, incitar, inhalar, iniciativa, insistir, intención, intensidad, intuición, leer, limitar, llorar, masticar, memoria, mentir, mover los ojos, necesidad, negar, parpadear, planear, presentimiento, tranquilidad, olfato, olvidar, oír, parpadear, pensar, percepción sensorial, personalidad, prudencia, miedo, mirar, mover partes del cuerpo, picazón, razonar, reaccionar, recordar, reír, relajar, saber qué hacer, sacar conclusiones, sed, seguridad, ser, soñar, suponer, temor, tensión nerviosa, timidez, tragar, vacilar, valor, verdad,voluntad, Etc.
Estas son apenas algunas de las funciones más conocidas del espíritu, pero hay otras que poseemos sin conocer absolutamente nada, por ejemplo cómo se desarrolla el espíritu en la medida en que el niño crece y se desarrolla. ¿Cómo supo el hombre cómo producir fuego?, ¿cómo conoció el procedimiento para elevar la temperatura del calor para fundir metales?, ¿cómo supo lo que eran los metales y cómo el oro posee más valor que la plata, la plata que el cobre, etc?, ¿quién le enseñó a hablar y el significado de las palabras y adjuntarle sonidos?, ¿quién le enseñó el alfabeto y a formar palabras?, ¿cómo aprende a caminar? Seguramente todo ese conocimiento, y más, nos es dado por el espíritu de vida mencionado por Job 32:8, pero desconocemos completamente cómo ese proceso se lleva a cabo.
Aún otras que miramos y sentimos, como el crecimiento, cómo cambiamos según la niñez, adolescencia, juventud, y vejez lo cual hace que algunas habilidades del espíritu y del alma decrezcan mientras que otras se agudizan como la experiencia y el razonamiento.
Otros misterios del espíritu se manifiestan en desórdenes como la catalepsia la cual entre otras cosas, se manifiesta por la pérdida de sensibilidad al dolor. En enfermedades como la catatonia, la cual consiste, en algunos casos, en el estado en el cual la persona queda paralizada, sin capacidad de reaccionar o responder ante un estímulo de cualquier naturaleza. El derrame cerebral. Cómo nuestras neuronas con sus ramificaciones se entrelazan con otras exactamente como deben estar para producir resultados sin que se confundan.
En fin, conocemos algunas manifestaciones del espíritu, entre ellas, las que se han mencionado en este capítulo, mas como trabaja o funciona es un misterio que nunca la ciencia conseguirá entender.
Tan misterioso como exhalar el espíritu de vida cuando morimos es el momento en que lo adquirimos cuando venimos a existir en la concepción. Empezamos a existir justamente en ese momento aunque no poseamos la forma y habilidades que paulatinamente se irán desarrollando en nuestro ser. Todo eso son funciones del espíritu de vida dado por Dios.
Gracias a la ciencia sabemos cuándo empezamos a existir como humanos pero nadie conoce cuándo nuestro Creador nos quitará el espíritu de vida. En cualquier momento, dondequiera, sin importar la edad ni la salud; cuando el tiempo prefijado por él viene el espíritu de vida nos es quitado y entonces dejaremos de existir y morimos. En Eclesiastés 8:8 Salomón dice:
No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte: y no valen armas en tal guerra; ni la impiedad librará al que la posee.
No existe humano capaz de retener el espíritu que se le dio prestado; venido su momento morirá y sus funciones espirituales acabarán pues todo cuanto posee sólo existe mientras está vivo. Nada sale de el excepto el espíritu de vida que vuelve a Dios que lo dio.
Cuando la muerte viene todas las funciones que el espíritu de vida dio a nuestro espíritu, incluyendo entre ellas las manifestaciones del alma inmediatamente terminan; la sangre se descompone, el oxígeno no continúa más dando vida a nuestro sistema celular y, sin ese espíritu, todo termina incluyendo la mente y el alma. El cuerpo queda ahí, en proceso de descomposición y enterrarlo para evitar epidemias se hace necesario. Job 14:21 dice:
Sus hijos serán honrados, y él no lo sabrá; O serán humillados, y no entenderá de ellos.
Contrario a la imaginación del paganismo griego, en el cual el alma de los individuos regresa a lo que parece un depósito o sala de espera a que les llegue el turno de reencarnar, el Señor Dios dice lo contrario, es decir, cuando él nos quita el espíritu las funciones de nuestro espíritu y alma terminan inmediatamente. Tal proceso es semejante a la electricidad, la cual al quemarse el bombillo, éste, deja de alumbrar inmediatamente pues el uido eléctrico para nada le sirve sin que la electricidad quede o vaya a alguna parte.
Existen opiniones de algunas personas que, según ellas dicen, han muerto y vuelto a la vida. De esto mismo uno que otro doctor, tal vez de tendencias espiritistas o gnósticas, de vez en cuando, con rma tal cosa como cierto. Las entrevistas a esas personas, más que todo, se realizan en los shows por televisión, obviamente con nes comerciales entre personas que carecen de todo conocimiento de la Palabra de Dios.
Lo emotivo del caso viene cuando quienes han resucitado cuentan sus maravillosas experiencias ante lo cual el público es movido al aplauso, a la exclamación y comentarios favorables que refuerzan la experiencia del resucitado que ha contado cómo «viajó» a lugares bellos, y que allí sintió profunda felicidad. Es curioso que ninguna de esas personas resucitadas cuente que al lugar a donde fue haya visto familiares, amigos vecinos o cualquier otra persona muerta antes; si se le pregunta algo su ingenio empezará a trabajar para decir lo que se le ocurra. También resulta curioso observar que quienes creen en el ocultismo, espiritismo, esoterismo y gnosticismo ignoren cómo el muerto halla sido trasladado a «ese lugar», o quién lo trasladó; o por qué razones lo mandaron de vuelta. Como resulta comprensible, todo resucitado dirá que los ángeles lo llevaron al cielo, cuya apariencia era resplandeciente, vestidos de blanco y con alas.
Pero lo que generalmente pasa inadvertido es que esas historias no tienen como trasfondo el diseño dado por el Creador a las personas que mueren; más bien cuanto es fantásticamente contado por esas personas sólo tiene lugar en el mundo imaginado por las religiones ya mencionadas (egipcia, babilonia, hindú. china, griega) que los filósofos griegos tomaron prestadas para difundirlas entre sus discípulos, de entre los cuales el más famoso en el cristianismo es Platón con su transmigración del alma; todo lo cual es asentido por teólogos que priorizan enseñanzas paganas en vez de enseñar cuanto la Santa Escritura dice. Este tipo de vida en el «más allá» sólo se encuentra ampliamente descrito en las enseñanzas gnósticas y en los escritos gnósticos conocidos como «evangelios».
Como las enseñanzas de Platón ya han sido comentadas en páginas anteriores se evita retomar el tópico.
Nadie en lo absoluto tiene capacidad de hacer lo contrario a cuando Dios ha diseñado, recuerde las palabras de Salomón en Ecle. 8:8. Por eso se debe entender que las personas que «han muerto» en realidad no han pasado por esa experiencia puesto que nuestro Creador a nadie le hace pasar por experiencias extrañas.
Clínicamente muerto y resusitación
¿Qué significa este término? la explicación más sencilla la proporciona la Wikipedia: «la muerte clínica se produce cuando los signos vitales cesan su actividad, es decir, deja de latir el corazón y desaparece la respiración. Pero aún siguen vivas las células cerebrales que se encargan de controlar esto, por lo que es posible la resucitación». Art. Muerte clínica.
En un tiempo cuando la ciencia tiene mucho por descubrir hasta llegar a una conclusión más detallada, resulta útil (aunque no completa) la de nición de lo que hoy se conoce como muerte clínica en la cual las funciones vitales del organismo cesan, así puede entenderse que muchos que se consideran haber muerto en realidad no lo estuvieron.
Es claro que aunque el corazón deje de latir por un corto tiempo y la respiración desaparezca, de ninguna manera significa que la persona haya muerto biológicamente, sino clínicamente.
Entretanto las células cerebrales encargadas de producir la inspiración, el deseo o el pensamiento no mueren, la persona continúa viva aunque esas células no puedan ser detectadas en algún laboratorio. Lo mismo sucede con las funciones del corazón, del cual, por el momento, la ciencia aún desconoce todas sus sunciones. Por hoy se conoce que cuando el corazón deja de funcionar la persona muere. El tiempo vendrá en que la ciencia avance un poco más para conocer los misterios de este maravilloso órgano.
Se entiende, pues, que entretanto Dios no retira su espíritu de vida no se puede decir que la persona ha muerto; no importa que algunas de sus manifestaciones biológicas hayan desaparecido. Por eso es que quienes suponen estuvieron muertas por un momento en realidad no lo estuvieron.
La resurrección
Al punto de muerte biológica, o muerte real, nadie puede llegar y desde ahí volver, excepto por un favor de Dios como puede verse varios casos en las Escrituras. La muerte biológica ocurre cuando Dios quita su espíritu de vida de la persona. Como ya ha sido citado anteriormente, «nadie tiene poder para retener el espíritu de vida». Ni siquiera el Señor Jesús estando muerto tuvo poder para resucitar; fue necesario que el Padre enviara su espíritu de vida como dice Romanos 8:11 donde está testi cado que para que el Señor volviera a la vida Dios envió su espíritu para resucitarlo.
La literatura gnóstica que siempre contradice a la Palabra de Dios, desde hace siglos hizo un cuento en el cual mientras estuvo muerto el Señor descendió a los lugares bajos de la tierra a contactar a quienes antes habían muerto para proporcionarles salvación. De esa creencia pagana nació el credo católico el cual ha declarado lo siguiente.
«En el Credo de los Apóstoles proclamamos que Cristo "descendió a los in ernos". Este Credo, formulado en el siglo V, se re ere al descenso del alma de Cristo, ya separada del cuerpo por la muerte, al lugar que también se llama "sheol" o "hades". El Cuarto Concilio Lateranense, en el 1215, de nió esta doctrina de Fe. En este caso "in erno" no se re ere al lugar de los condenados sino que es "el lugar de espera de las almas de los justos de la era pre-cristiana" (Ott, p. 191). Entre la multitud de justos allí esperando la salvación, estaba San José, los patriarcas y los profetas, como todos aquellos que murieron en paz con Dios. Todos necesitaban, como nosotros, la salvación de Cristo para poder ir al cielo.»
(¿Qué significa que descendió a los infiernos? (http://es.catholic.net/op/articulos/7603/cat/395/que-significa-descendio-a-los-infiernos.html)
Con esta declaración de fe la Iglesia es fuerte en sostener la enseñanza gnóstica-pagana de la transmigración del alma. Tomando como base la literatura espuria ha declarado que Cristo no murió sino que estuvo vivo aun estando en la tumba. Con eso se opone a la declaración de Dios puesto que para alcanzar la redención de la humanidad era necesario que nuestro Salvador muriera completamente, es decir, que exhalara el espíritu, el cual volvió a Dios (Ecc 12:7). El plan de salvación de Dios consistió en enviar a su Hijo a morir por los pecadores, y como se ha venido demostrando con base a las Escrituras, cuando la persona muere en ese momento termina todo. Si el cuerpo de Cristo solo en apariencia hubiera muerto no habría hecho la redención por la humanidad puesto que no habría muerto completamente. Mateo 27:50 dice:
Mas Jesús, habiendo otra vez exclamado con grande voz, dio el espíritu.
Por ser esta la Palabra de Dios merece credibilidad en vez de hacerle mezclas con ideas paganas para decir que su cuerpo murió pero su alma continuaba viva, semejante arreglo es para apoyar las ideas que Platón copió de otros paganos. Tampoco la del Señor fue resucitación sino resurrección.
Pues así como el espíritu de vida enviado de lo alto tuvo que entrar nuevamente en los cuerpos muertos, cuyas historias se narran en las Escrituras, así fue con el Señor para que volviera a la vida; incluso así será con todos los millones que han muerto; Buenos y malos resucitarán, unos para vida eterna y otros para castigo eterno.
Es interesante entender que un cuerpo sin espíritu está muerto, mientras que un cuerpo sin alma continúa vivo. Génesis 2:27 muestra al hombre como una simple gura de tierra, inerte, y de hecho, sin ninguna función vital; pero el Creador le dio espíritu de vida y a partir de ahí el hombre sintió el placer de caminar, de saborear los frutos y más. El relato de Génesis 2:7 dice que Dios sopló espíritu de vida, no dice que Dios sopló alma. Que el cuerpo sin espíritu está muerto e insensible locorrobora Job 14:21:
Sus hijos serán honrados, y él no lo sabrá; O serán humillados, y no entenderá de ellos.
Esto signi ca que media vez la persona muere todas sus funciones psicológicas (del alma) desaparecen. El muerto no más piensa ni reacciona (espíritu); no más siente ni se legra o entristece (alma).
Mientras Adam era solo un poco de barro ni se movía ni sentía, ni hablaba ni comunicaba sus pensamientos o sentimientos. Era necesario que aquella gura recibiera el espíritu de vida para que las funciones de su alma comenzaran a hacerlo reaccionar ya con deseos o con miedo. Pues así sucede cuando las personas mueren, ya que sin el espíritu de vida su alma no existe, su cuerpo no sabe si hay calor o frío (espíritu) ni dolor de ver a sus hijos pequeños en miserable condición (alma). Así, no puede haber alma si no hay espíritu.
De la manera en que las manifestaciones del espíritu son imposibles de enumerar así las del alma, quien las conoce todas es el Creador. Aquí apenas se enumeran algunas con el propósito de ayudar al lector a tener una idea respecto a la diferencia entre ambas virtudes.
Abatimiento, adversidad, afán, a icción, agitación, agrado, alegría, alivio, altivez, amargura, ambición, angustia, anhelo amor, aprecio, aprieto, avaricia, avidez, benignidad, bondad, cariño, celo, codicia, compartir, congoja, consolación, consternación, depresión, deseo, desánimo, desconsuelo, desgracia, desesperación, desilusión, despecho, desventura, egoísmo, empatía, enamoramiento, enemistad, engreimiento, enojo, felicidad, frustración, ganas, gemir, gozo, individualismo, infelicidad, infortunio, inquietud, intranquilidad, ira, inspiración, llanto, mansedumbre, melancolía, modestia, morti car, odio, pena, pesar, pesadumbre, pesimismo, placer, predilección, preocupación, presunción, quebranto, regocijo, rencor, resentimiento, remordimiento, satisfacción, sinsabor, soberbia, soledad, sufrimiento, tormento, tribulación, tristeza, vanidad, voluptuosidad. Etc.
Todo esto lo manifestamos al mundo exterior según sea la experiencia por la cual estamos pasando; sentimos sentimientos de alegría, tristeza, congoja, enojo, y muchas más.
Nos comunicamos con el mundo de diferentes maneras o reacciones. Así, la madre siente dolor viendo a su hijo esclavizado por la droga o por el alcohol y busca cómo sacarlo de esa condición. Siente pesar por la vida miserable y sufrimientos de su hija casada con quien la maltrata. Ríe con genuina risa saboreando el triunfo de sus hijos. Minimiza sus penas en la esperanza de que la adversidad un día la dejará libre. En n, todos nuestros sentimientos son manifestados por nuestra alma.
Lo que hace diferencia entre espíritu y alma es que el primero nos hace ser. Es decir nos informa que somos o existimos y tenemos consciencia y podemos razonar y sacar conclusiones. Es por las funciones del espíritu que sabemos lo que somos, dónde nos encontramos y lo que queremos llegar a ser en la vida. El alma, por su parte, siendo habilitada por el espíritu, nos informa de nuestras capacidades sensoriales algunas de las cuales son mencionadas al principio de este subtítulo.
Lo maravilloso es que ambas virtudes funcionan siempre como una sola fuente, lo cual es demasiado intrincado de entender y separar entretanto no se estudien ambas a profundidad dentro de la Santa Escritura. Es debido a que ambas trabajan juntas que somos seres vivos, nos movemos, sentimos y nos determinamos. Esto no lo supieron los paganos.
Un ejemplo de esto surge al analizar cómo respondemos ante cualquier situación determinada sea de naturaleza positiva o negativa. Tómese el siguiente caso de miedo como una demostración de cómo el espíritu y el alma funcionan juntas trabajando primero el espíritu y después el alma.
Miedo.
En una entrevista hecha a una persona aficionada a lanzarse en paracaídas desde montañas de considerable altura, declaró que a medida en que se aproximaba al punto desde donde iba a lanzarse, su nerviosismo iba aumentando, la boca se le resecó, y las piernas no le respondían con la seguridad con que lo deseaba. Por n llegó al borde desde donde iba a lanzarse pero el miedo se apoderó de ella hasta el grado que no pudo realizar el salto y pre rió alejarse del que consideraba era el punto de verdadero peligro y optó por volver a casa. Según contó, en los siguientes días le fue necesario convencerse a sí misma acerca de la necesidad de realizar su propósito, para lo cual decidió repetir los pasos anteriores hasta conseguir vencer el miedo. Al narrar su historia contó cómo inmediatamente después de haber realizado su proeza su excitación causada por el miedo inmediatamente desapareció y todo volvió a la calma con la plena satisfacción de haber vencido el miedo.
En este ejemplo está demostrado claramente cómo el espíritu y el alma reaccionan al mismo tiempo uno después de otro: A medida en que el momento crítico se acercaba, su espíritu comenzó a alertar a su conciencia que paso a paso se iba acercando al punto de peligro, esto a la vez empezó a alertar a su alma que reaccionó enviándole a su amígdala cerebral señales de exitación y miedo que al mismo tiempo hicieron reaccionar a sus nervios y músculos.
Como este ejemplo de interacción así miles más en donde el espíritu y el alma trabajan como una sola pieza en el engranaje de nuestras reacciones.
El día en el cual iba a realizar su sacri cio había llegado. Pocas horas faltaban para ser entregado en manos de pecadores y aunque hacía lo posible por mantener la calma el nerviosismo se iba haciendo cada vez más fuerte hasta que vino el momento de declararles a sus discípulos su estado de ánimo: «Mi alma está muy triste hasta la muerte», lo que es igual a decir «siento en mi alma un abatimiento muy profundo.» (Mateo 26:38).
Obsérvese con atención la secuencia que se desarrolla teniendo como protagonista principal al espíritu: En este caso su espíritu conocía todo cuanto estaba sucediendo y activó el miedo, ya activado el miedo se activan otras funciones del alma que la hacen reaccionar de múltiples maneras: temor, agitación, nerviosismo, ansiedad. En aquél momento su espíritu le indicaba que el tiempo se estaba acercando al momento culminante, despertando así diferentes reacciones de su alma. Su espíritu le informaba que aquello que ya venía era extremadamente doloroso. Durante todo el tiempo que duró su sacrificio su espíritu estuvo activando las funciones de su alma, hasta que por fin Dios le quitó el soplo o espíritu de vida para que muriera (Mateo 27:50).
La Palabra de Dios proporciona amplia información de cómo funciona nuestro ser. Nos informa de lo que son el espíritu y el alma. Nos informa de algo sumamente maravilloso, es decir, aunque estamos vivos, en materia de pecado, tenemos una porción de él, es decir, el espíritu de vida. Sólo cuando él nos lo quita dejamos de ser. FIN.