La nueva tierra será el eterno hogar del redimido. El plan de salvación de Dios incluye la transformación de la tierra así como la redención del hombre. Cristo y sus santos glorificados habitarán sobre este planeta que será limpio, purificado, y transformado en el paraíso de Dios.
La Biblia contiene muchas profecías concernientes a la nueva tierra y el plan de Dios para este planeta. "Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado y el mar ya no existía más.Y yo, Juan, vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de parte de Dios, ataviada como una esposa hermoseada para su esposo". (Apocalipsis 21: 1, 2). "Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra. De lo pasado no habrá memoria ni vendrá al pensamiento"(Isaías 65: 17, 18). "Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre.Y de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrán todos a adorar delante de mí, dice Jehová."(Isaías 66: 22, 23). "Pero nosotros, según su promesa, esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en que habita la justicia." (2Pedro 3: 13).
1. Falsas teorías concernientes al futuro del hombre. La especulación humana produjo muchas falsas teorías acerca de la vida futura y el hogar eterno futuro del hombre. Algunas personas enseñan que el hombre, después de la muerte, es reencarnado en un animal o en otra persona. Otros afirman que el hombre regresa a la tierra como un espíritu para perseguir a los vivos o conversar con amigos. Otros sostienen que el hombre se evapora a la nada, o que se convierte en parte de un "Mundo Alma." Aún otros dicen que el hombre, cuando muere, va a un "lugar de feliz cacería," o que alguna porción inmaterial del hombre va al cielo o a un lugar de tortura.
Las falsas teorías que prevalecen en la teología del cristianismo son la inmortalidad del alma y que el hombre en la muerte va al cielo o a un infierno ardiente. Estas falsas teorías han resultado de la filosofía del dualismo, defendido por el griego Platón que asegura que la materia es mala. De acuerdo con este punto de vista, la materia es pecaminosa y es contraria a Dios y todas las cosas espirituales. Por lo tanto, el hombre peca porque tiene un cuerpo y vive sobre un planeta material. Los hombres que creen en esta falsa teoría enseñan que el hombre tiene una conciencia de naturaleza inmaterial que puede vivir separada del cuerpo y que esta naturaleza inmaterial es inmortal. Esta "alma" peca, afirman ellos, debido a su contacto con el cuerpo y la tierra. Ellos dicen que la purificación y la verdadera felicidad pueden ser obtenidas solamente cuando el alma del hombre es liberada del cuerpo y cuando el hombre reside en separado de la tierra. Esta filosofía dualista griega entró a la teología del Catolicismo Romano por medio de hombres como Tertuliano y Augustin, y fue absorbida por muchas iglesias protestantes y teólogos.
2. Lo que enseña la Biblia. En contraste al dualismo griego y a las falsas teologías del cristianismo, la Biblia enseña que la tierra y el cuerpo del hombre no son en sí pecaminosos. Dios creó la tierra y el hombre, y se alegró al final de su obra. "Y Dios vio todo lo que había hecho, y, he aquí, todo era bueno" (Génesis 1: 31). El hombre peca, no porque tiene un cuerpo físico mortal, sino por ser dominado por una mente carnal. El cuerpo del hombre en sí no es pecaminoso ni justo; es neutro. La tierra no es mala; ella fue hecha por las manos de Dios. Alguien observó: "La tragedia del hombre no se debe a que se hace del polvo, pero la tragedia del polvo se debe al hecho de que el hombre es hecho de él." La tierra hoy "sufre" a causa del pecado del hombre, la tierra en sí no es pecaminosa. El plan de la redención de Dios implica el cambio del cuerpo del creyente de la mortalidad a la inmortalidad, y la transformación de este planeta en el paraíso de Dios. En la eternidad, el hombre será una persona real y vivirá en un lugar real. El cristiano redimido tendrá un cuerpo físico real, material, inmortal y habitará en este planeta, tierra, la cual será limpia, transformada, y restaurada a su condición original de pureza y perfección. El hogar eterno del hombre será el Jardín del Edén restaurado, la tierra nueva, el paraíso de Dios.
La palabra "paraíso" ocurre solamente tres veces en la Biblia Inglesa. (Lucas 23: 43, 2 Corintios 12: 4, Apocalipsis 2: 7.) En la Septuaginta, la traducción griega del Antiguo Testamento, la palabra se usa muchas veces y se refiere a un jardín. Paraíso, en la Biblia, nunca se refiere al cielo. La Biblia nunca promete que el cielo será el hogar eterno del hombre. En la Palabra de Dios, el paraíso se refiere a un jardín o un parque. Derivado del término Persa, la palabra "paraíso" se refería a los jardines de los palacios o parques que pertenecían al rey Persa. El Jardín del Edén era un paraíso; cuando el hombre pecó, el paraíso se perdió. La nueva tierra será el futuro paraíso de Dios; cuando los creyentes habitarán en la nueva tierra, el paraíso será restaurado. En Apocalipsis 2: 7, leemos la promesa de nuestro Señor: "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en medio del paraíso de Dios". El árbol de la vida estaba en el paraíso original, el Jardín del Edén. (Génesis 2: 9, 3: 22, 24.) En el nuevo paraíso de Dios, la nueva tierra, el árbol de la vida será restaurado. "(Apocalipsis 22: 2, 14.)
La Biblia muestra la tierra como el futuro hogar de los redimidos y enseña que la tierra será habitada por la eternidad. Dios creó este planeta para un propósito específico, y eventualmente su plan será realizado. Isaías escribió: "Porque así dice Jehová, que creó los cielos. Él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso.
No la creó en vano, sino para que fuera habitada la creó: Yo soy Jehová y no hay otro". (Isaías 45: 18). "Una generación va, y otra generación viene; pero la tierra para siempre permanece. "(Eclesiastés 1: 4). "Él fundó la tierra sobre sus cimientos; no será jamás removida" (Salmos 104: 5). "Tu fidelidad se extiende de generación en generación; tú has firmado la tierra, y firme permanece. "(Salmos 119: 90). De acuerdo con estos versos, la tierra será habitada para siempre. Este planeta será purificado y transformado, pero no será destruido.
En su Palabra, Dios prometió a los creyentes que heredarán la tierra. Jesús enseñó: " Bienaventurados los mansos,
porque recibirán la tierra por heredad". (Mateo 5: 5). "Su simiente heredará la tierra" (Salmos 25: 13). El mayor estribillo de Salmos 37 es que el impío será destruido y el justo heredará la tierra. "Porque los malhechores serán desarraigados: pero los que esperan en el Señor heredarán la tierra" (Salmos 37: 9). "Pero los mansos heredarán la tierra y se deleitarán en la abundancia de paz." (Salmos 37: 11). "El Señor conoce los días de los rectos, y su herencia permanecerá para siempre." (Salmos 37: 18). "Porque aquellos que él bendice heredarán la tierra, y aquellos que sean maldecidos por él serán desarraigados." (Salmos 37: 22). "Los justos heredarán la tierra y habitarán en ella para siempre." (Salmos 37: 29). "Espera en el Señor y guarda su camino, y te exaltará para heredar la tierra; tú lo verás cuando los impíos sean desarraigados. "(Salmos 37: 34). " Los cielos son los cielos de Jehová, y ha dado la tierra a los hijos de los hombres”. (Salmos 115: 16). "El justo jamás será removido, pero los malvados no habitarán la tierra." (Proverbios 10: 30). "He aquí, el justo es castigado en la tierra; ¡cuánto más el impío y el pecador! "(Proverbios 11: 31). Jesús enseñó a los discípulos a orar: "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra"(Mateo 6: 10). El reino de Cristo será en la tierra, los santos habitarán en el reino con Cristo. "y que el reino, el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo sean dados al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios lo servirán y obedecerán". (Daniel 7: 27). "Nos has hecho para nuestro Dios un reino y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra "(Apocalipsis 5: 10). La herencia de la tierra es una promesa hecha a los creyentes mediante el pacto con Abraham. Dios prometió a Abraham y su simiente la tierra de Canaán (Génesis 13: 14, 15, 17: 7, 8) y el mundo (Romanos 4: 13) por posesión eterna. Cristo es la simiente de Abraham (Gálatas 3: 16), y a través de él las promesas serán cumplidas. Mediante la conversión a Cristo, los creyentes también se convierten en simiente de Abraham, coherederos en Cristo, y herederos de las promesas. "Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y herederos según la promesa". (Gálatas 3: 29).
La Tierra pertenece a Dios. "Del Señor es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares y la firmó sobre los ríos. "(Salmos 24: 1, 2). Dios tiene el derecho de dar la tierra a quien él desee. Dios dio este planeta a su Hijo unigénito, Jesucristo, como su herencia y posesión. "Yo he puesto mi rey sobre Sión, mi santo monte. Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones y como posesión tuya los confines de la tierra". (Salmo 2: 6-8). La tierra será la herencia de Cristo no sólo por ser él la simiente y heredero del pacto con Abraham, sino también porque él es el Hijo de Dios.
El futuro reino de Cristo será sobre la tierra. Él ocupará el trono de David (Lucas 1: 32, 33, Isaías 9: 6, 7, Hechos 2: 30), con Jerusalén como su ciudad capital. (Mateo 5: 35, Isaías 2: 2, 3, Zacarías 14, 16, Apocalipsis 21: 2-27, 22: 1- 5.) El futuro reino de Cristo se describe como "debajo de todo el cielo" (Daniel 7: 27) y como cubriendo toda la tierra. "Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará; y su reino es uno que nunca será destruido". (Daniel 7: 14). "El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos". (Apocalipsis 11: 15). "Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los extremos de la tierra." (Salmos 72: 8, también Zacarías 9: 10). Como Rey, Cristo reinará y ejecutará juicio sobre la tierra. "Vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso y actuará conforme al derecho y la justicia en la tierra "(Jeremías 23: 5). Nuestro Salvador, de acuerdo con estos y muchos otros textos, reinará sobre este planeta como su poseedor y Rey. Los creyentes glorificados serán herederos con él y con él reinarán en la tierra. (Romanos 8: 17, 2 Timoteo 2: 12, Apocalipsis 3: 21, 5: 10, 20: 4, 6, 22: 5).
La nueva tierra será este planeta que será limpio y transformado. La tierra en esta condición presente se refiere a "la primera tierra" (Apocalipsis 21: 1) y "los cielos y la tierra que ahora existen" (2Pedro 3: 7). A través del futuro juicio divino, la tierra será renovada y transformada. La tierra necesita ser purificada porque ha sido contaminada y mal utilizada por la humanidad en pecado. La ruptura espiritual del hombre es la causa de la ruptura física de la tierra. Sabemos que, debido al pecado del hombre, "toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora". (Romanos 8: 22). El plan de la salvación de Dios, sin embargo, incluye la redención de la tierra, y, eventualmente, este planeta será transformado en un paraíso. "Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. La creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza. Por tanto, también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios". (Romanos 8 : 19- 21). "El que estaba sentado en el trono dijo: "Yo hago nuevas todas las cosas" (Apocalipsis 21: 5). Obsérvese que Dios dijo: "Yo hago todas las cosas nuevas." Él no dice que hará nuevas cosas, sino todas las cosas nuevas. La tierra no estará deshabitada; se renovará. Dios no quemará este planeta, quitará sus cenizas del sistema solar para entonces colocar un nuevo planeta en su lugar. Dios no hará un nuevo planeta; él hará este nuevo planeta. En la redención, Dios tomará las cosas que el hombre ha utilizado de mala forma, pervertido, y distorsionadas, y las hará nuevas. Dios tomará este planeta y lo purificará y lo transformará. En el pecado, el hombre cambia los "bienes de Dios" en “pasivos”. En la salvación, Dios transforma las "responsabilidades del hombre" en sus bienes. El pecado del hombre resulta en ruinas; La gracia transformadora de Dios resulta en la salvación. Pedro predijo que en los últimos días los incrédulos se burlarían de las enseñanzas concernientes al retorno y futuro juicio por medio de Cristo. "Sabed ante todo que en los últimos días vendrán burladores, andando según sus propias pasiones y diciendo: "¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación". (2Pedro 3: 3, 4). Pedro declaró que estos escarnecedores voluntariamente ignoran el hecho de que Dios juzgó a la humanidad y limpió la tierra en el Diluvio en el tiempo de Noé. "Estos ignoran voluntariamente que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua. Pero los cielos y la tierra que existen ahora están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos". (2Pedro 3: 5-7). Dos agentes purificadores mencionados en la Palabra de Dios son el agua y el fuego. Dios usó el agua para limpiar la tierra en el Diluvio; en el juicio futuro, purificará este planeta con el uso del fuego. El Diluvio ahogó a los pecadores y destruyó sus obras, pero no destruyó el planeta en sí. En el futuro juicio, el fuego purificador no destruirá la tierra en sí; él quitará el pecado, limpiará la tierra, y la hará un lugar adecuado para la revelación de la gloria de Dios a través de la eternidad.
J. A. Seis (Citado por Thiessen, op cit, p 516) escribe:
En aquellos pasajes que hablan de que tierra y cielos pasarán (ver Mateo 5: 18, 24, 34, 35, Marcos 13: 30, 31, Lucas 16: 17, 21, 33, 2Pedro 3: 10, Apocalipsis 21: 1), la palabra original nunca significa fin de la existencia, sino que parerjomai es un verbo de aplicación general y amplio, así como ir o llegar una persona, lugar o punto; pasar, como un hombre a través de un baño, o un barco a través del mar; pasar de un lugar o condición a otro, llegar, pasar; para entrar en; avanzar como para hablar o servir. En cuanto al tiempo, significa ir al pasado, como eventos o un estado de cosas. Eso implica grandes cambios cuando se aplica a la tierra y el cielo es muy evidente; pero que alguna vez signifique aniquilación, o desaparición de las cosas no hay ni un caso claro ni en las Escrituras ni en el griego clásico con el cual demostrarlo. La idea principal es la transición, no la extinción. (Seiss, Lectures on the Apocalypse) Filadelfia: Filadelfia School of the Bible, 1865, Vol. III, pág. 371.)
John R. Rice escribió:
Entonces vendrá un tiempo, dice las Escrituras, cuando "los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos derretirán con calor ardiente, también la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas" (2 Pedro 3: 10). Pero el mismo capítulo explica que será un juicio como fue en el diluvio .... El mundo "pereció" en el diluvio. La tierra será "quemada" el día del juicio por venir. Los cielos actuales o firmamento pasarán, se nos dice, y todo lo que el fuego pueda quemar en esta tierra será quemado. Pero como la tierra reapareció de las aguas del diluvio, para ser restaurada y repoblada y replantada, así de una forma más grandiosa este planeta, purificado de las pestes, enfermedades y marcas del pecado por el fuego literal de la ira de Dios, será nuevamente plantado como el Jardín del Edén.
Este planeta nunca será removido por completo, nunca puede cesar en existir. Salmos 104: 5 dice: " Él fundó la tierra sobre sus cimientos; no será jamás removida". El fuego del juicio purificará esta tierra, pero no terminará su existencia. Ella continuará siendo el hogar del pueblo de Dios por la eternidad. ¡Canaán será otra vez la posesión de Abraham y su descendencia, en un tiempo en que la van a poseer para siempre! (John R. Rice, The Coming Kingdom of Christ. Weaton: Sword of the Lord Publishers, 1945, págs. 29, 30).
La tierra nueva estará preparada para la revelación eterna de la gloria de Dios. Este planeta, escenario del paraíso perdido, está destinado a ser el escenario del paraíso restaurado. La tierra será hecha celestial; será cubierta con la gloria. Los incrédulos se quejan de que las profecías bíblicas hacen que el cielo sea como la tierra; sin embargo, de acuerdo al plan de Dios la tierra será como el cielo. Estas personas afirman que estas profecías hacen que las cosas gloriosas parezcan materiales; La Palabra de Dios enseña, sin embargo, que algún día hará que las cosas materiales sean gloriosas.
Así como los pecadores salvados por la sangre del Cordero serán testigos (Efe. 2:7) por toda eternidad, así este planeta purificado y transformado en el paraíso de Dios será el “teatro del universo” poniendo en escena la revelación de su eterna gloria. Clarence H. Benson, en su libro La Tierra, el Teatro del Universo, muestra que durante la perfecta edad de la eternidad, este planeta es el lugar en el cual el Hijo de Dios regresará a reinar como Rey de reyes. Este planeta, en este sistema solar y en esta galaxia en el espacio, es el lugar en el cual la santa ciudad, la Nueva Jerusalén descenderá del cielo de Dios para ser la ciudad capital de la tierra nueva y del universo (Apoc. 21:2) “Y oí una gran voz del cielo, que decía: "El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron... En ella no vi templo, porque el Señor Dios Todopoderoso es su templo, y el Cordero. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella, porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera... Después me mostró un río limpio, de agua de vida, resplandeciente como cristal, que fluía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad y a uno y otro lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición.[4] El trono de Dios y del Cordero estará en ella, sus siervos lo servirán”.
Dios prometió: “Pero tan ciertamente como vivo yo y mi gloria llena toda la tierra”. El profeta Habacuc predijo: “Porque la tierra se llenará del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”. Después de describir la gloria futuro del Reino de Cristo, el salmista David exclamó: “Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, el único que hace maravillas. ¡Bendito su nombre glorioso para siempre! ¡Toda la tierra sea llena de su gloria! ¡Amén y amén!”
Hay tres jardines interrelacionados en la Palabra de Dios: El Jardín del Edén, el Jardín del Getsemani, y el futuro paraíso de Dios. El primer jardín resultó en pecado, el segundo está relacionado con el sacrificio, el tercero está relacionado con el objetivo de la salvación. En el primer jardín, el hombre tomó la decisión equivocada; en el segundo, Jesús tomó la decisión correcta; para vivir en el tercer jardín el hombre debe hoy tomar la decisión correcta.
1. El Jardín del Edén. El primer hogar del hombre fue un jardín, el Jardín del Edén. La raza humana es la creación de Dios. El hombre no comenzó la vida como un salvaje en una selva, tanteando en la oscuridad en busca de la civilización, y adorando las fuerzas de la naturaleza. La humanidad fue creada inteligente, civilizada, y monoteísta. Mediante el pecado, la raza humana se degeneró del Jardín a la selva, de la civilización al salvajismo, y de la adoración del único y verdadero Dios a la adoración de muchos dioses. El Jardín del Edén era el paraíso de Dios. El hombre tenía un ambiente ideal. Toda necesidad contaba con provisiones; todo deseo era suplido. Al principio el hombre era la semejanza de Dios, centrado en Dios, y dirigido por Dios. Él reconoció la autoridad de Dios; él obedeció la voluntad de Dios. En una relación vertical constante, el hombre experimentó el compañerismo con su Creador. Él caminó con Dios.
El paraíso de Dios era también un jardín de prueba. El primer pecado humano ocurrió cuando Adán y Eva se rebelaron contra Dios. Ellos desobedecieron su orden específica en no comer de un cierto árbol situado en el Jardín del Edén. Cuando Adán pecó, la relación divino-humana original fue rota. Adán tenía buenas relaciones con su Padre. El hombre caído caminó solo.
2. El jardín de Getsemaní. El pecado del hombre en el Jardín del Edén creó la necesidad de un segundo jardín, el Jardín de Getsemaní. El pecado del hombre generó la necesidad por el sacrificio de Cristo. En el primer jardín, el hombre tomó la decisión equivocada. En el segundo jardín, Jesús hizo la correcta decisión. En el primer jardín el hombre dijo "Sí" al pecado, en el segundo jardín, nuestro Señor dijo "Sí" a Dios. En la tentación del desierto, Jesús dijo "No" al pecado, al yo, y a Satanás; en el jardín, Jesús dijo "Sí" a Dios. Jesús mostró su dignidad en ser nuestro sacrificio sin pecado mediante su renuncia al pecado en el desierto y mediante su rendición a la voluntad de Dios en el jardín. Jesús no fue obligado a ser el sacrificio por el hombre. (Juan 10: 18.) Jesús escogió al Calvario. Él conocía el precio de la cruz, y voluntariamente eligió pagarlo por nosotros. Jesús siempre se sometió a la voluntad de Dios. En el Jardín de Getsemaní, Jesús dijo: "No sea mi voluntad, sino la tuya". (Lucas 22: 42).
3. La Nueva Tierra. El tercer jardín mencionado en la Biblia es la nueva tierra, este planeta transformado, el futuro paraíso de Dios. Paraíso significa jardín. La tierra será purificada y transformada en un hermoso jardín de Dios, el cual será el eterno hogar de los redimidos.
4. Los tres Jardines interrelacionados. El primer jardín resultó en pecado; el segundo está relacionado con el sacrificio; y el tercero resultará en la salvación. En el primer jardín, el hombre pecó al comer del fruto del árbol equivocado. (Génesis 3: 6.) Como resultado de su decisión en el segundo jardín nuestro Señor, murió sobre un "árbol", la cruz. (Hechos 5: 29, 30.) En el futuro jardín de Dios, el árbol de la vida será restaurado. (Apocalipsis 2: 7, 22: 2.) Debido al pecado de Adán en el primer jardín, espinas y cardos cubrieron el suelo. (Génesis 3: 18.) Cuando Jesús murió en la cruz, una corona de espinas fue colocada en su cabeza. (Mateo 27: 29.) En el nuevo jardín, no habrá más espinas. (Isaías 55: 13.) Por el pecado de Adán, el lamento llenó la vida. (Génesis 3: 16, 17.) Cuando Jesús murió en la cruz, él cargaba nuestras enfermedades y llevó nuestros lamentos. (Isaías 53: 4.) En la nueva tierra, no habrá más "lamento, llanto, ni ningún dolor: pues las primeras cosas pasaron" (Apocalipsis 21: 4). En el primer jardín, el Jardín del Edén, Adán tomó la decisión equivocada, en el Jardín de Getsemaní, Jesús tomó la correcta decisión. Para estar en el tercer jardín, la nueva tierra, los pecadores deben hoy tomar la correcta decisión. Ellos deben aceptar el don de la salvación de Dios, la que él planificó en su sabiduría, proporcionó su amor, y realizó a través de su poder. Ellos deben relacionarse de forma adecuada con su Hijo, Jesucristo, que es el Sacrificio, Señor, y Rey venidero.
Cuando alguien considera la gloriosa salvación que Dios prometió a través de su Palabra y propició a través de su Hijo, éste exclama junto con el apóstol Pablo: "¡Profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!, porque, ¿quién entendió la mente del Señor? ¿o quién fue su consejero? ¿Quién le dio a él primero, para que le fuera recompensado?, porque de él, por él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.! "(Romanos 11: 33- 36).
FIN.